Con el objetivo declarado de impedir el arribo de la Cuarta Transformación a Colima, y el deseo implícito de mantener un régimen de privilegios, las cúpulas estatales del PRI y el PAN conformaron una coalición electoral donde también participa el PRD.
Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática ya habían hecho alianza en el pasado, con el propósito de sacar al Revolucionario Institucional de Palacio de Gobierno. Fue una mezcla que voceros priistas calificaron de absurda, al ser partidos en los extremos del espectro ideológico: el blanquiazul a la derecha y el sol azteca a la izquierda, lo que pondría al tricolor en el centro según esa hipótesis. Pero la suma se entendía porque ambos nacieron para enfrentarse al partido de Estado, en dos etapas de la historia priista: el PAN en 1939 y el PRD en 1989.
Un frente electoral PRI-PAN contradice la versión de que estos partidos se han enfrentado duramente por la gubernatura desde 1997. Es más, introduce la sospecha de que la competencia electoral que vimos cada vez más cerrada fue una simulación, un arreglo político con base en factores de poder e intereses muy alejados a los que se expresaron en las urnas.
Sí por México es una reedición del Pacto por México que pretende recuperar el sueño de Enrique Peña Nieto: una alianza de fuerzas políticas para consumar las reformas estructurales que harían irreversible el modelo neoliberal. Y Sí por Colima es una interpretación cínica del gatopardismo: que nada cambie para que todo siga igual.
MELY O MARTHA
Al anunciar que el PAN irá con el tricolor para el 2021, el diputado federal Jorge Luis Preciado Rodríguez (quien hace seis años fue el abanderado panista en los procesos ordinario y extraordinario en el que resultó electo José Ignacio Peralta Sánchez) dijo en rueda de prensa que el acuerdo incluye también las candidaturas de los otros 26 cargos que serán votados el próximo 6 de junio.
Preciado admitió que su aspiración a repetir como candidato se complicó por la exigencia del INE que haya siete candidatas a gobernadora por lo menos, y adelantó que en Colima la coalición PAN-PRI-PRD postulará a una mujer.
A nombre del PRI, en otra rueda de prensa el presidente del comité directivo estatal, José Manuel Romero, calificó como “histórico” el acuerdo de “construir un proyecto de desarrollo” que dé “certeza y viabilidad a la entidad”, “pensando en el bienestar de Colima y de su gente”.
Romero Coello también había manifestado su aspiración a ser candidato a la gubernatura, pero ya el delegado del comité ejecutivo nacional en Colima, Antonio Lugo, indicó que será Mely Romero Célis la nominada del PRI para encabezar la coalición.
Como la candidata común se elegirá por encuesta, horas después se confirmó que por el PAN va la regidora porteña Martha Leticia Sosa Govea. El PRD la tiene más difícil porque se quedó sin cuadros femeninos, de hecho, sin militantes.
¿VIENEN O VAN?
Según Preciado, esta alianza insólita se establece buscando impedir un mal mayor: Morena, el partido que “está llevando al país a la destrucción”. “En la medida que podamos hacerle frente”, dijo, se podrán rescatar las instituciones que se crearon en el pasado.
Jorge Luis coincidió con Lugo en que “a nivel nacional la prioridad del PAN es ganar la Cámara de Diputados”, para frenar en San Lázaro al gobierno de López Obrador, a quien Jorge Luis responsabilizó de tres crisis: la de salud con 110 mil muertos, la económica con 12 millones de desempleados y la de inseguridad con 75 mil muertos. Pero en el contexto local supuestamente van por todo.
Aunque todavía no está definido qué municipios o distritos serán para los candidatos de cada partido, en 150 distritos federales ya se acordó la alianza (en una parte de ellos irán PRI-PAN-PRD, en otra PAN-PRD) y en los otros 150 el azul irá solo.
La prioridad no sería entonces ganar las 15 gubernaturas que se disputarán en 2021, sino la mayoría en San Lázaro para hacer contrapeso a las decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador. En lo estatal los une, en palabras de Preciado, “la convicción de que Morena no debe ganar este estado, que debemos de convertir a Colima en un dique que frene la locura de lo que está pasando a nivel federal”.
TODOS SON IGUALES
Es curioso cómo PAN y PRI se apropian del discurso que usaron uno en contra del otro cuando se alternaron el gobierno federal. Y, ahora, como coalición se apropian también de la narrativa que impuso López Obrador para acabar con el régimen neoliberal.
Denuncian que los programas sociales de la 4T fabrican pobres y, con ello, votantes cautivos, cuando esos dos partidos son los responsables de los niveles de pobreza que hay en el país.
La promesa electoral de “primero los pobres” obliga al gobierno de López Obrador a otorgar subsidios que garanticen un piso mínimo de bienestar. Pero la gran diferencia con los programas asistenciales del pasado es que el dinero llega ahora directamente a la gente, no a través de los sectores, organizaciones corporativas ni asociaciones civiles que rasuraban los recursos y dejaban las sobras a sus clientelas electorales.
Jorge Luis habla de una incipiente dictadura, donde el brazo opresor es la estructura de recaudación fiscal y de inteligencia financiera. Con esta política tributaria, dice, no hay certidumbre para los capitales.
Pero no menciona que muchos de esos capitales se formaron con el hurto de recursos públicos y con las utilidades desmedidas de negocios hechos al amparo del poder.
La oposición a la 4T ha buscado proyectar en los actuales funcionarios (y en los familiares del presidente) la sospecha de estar lucrando con los cargos públicos, porque eso fue lo que hicieron los políticos y sus asociados en el viejo régimen.
NOMBRE Y APELLIDO
La firma del acuerdo de coalición echa por tierra toda la campaña que ambas dirigencias hicieron en el sentido que López Obrador y Morena no tenían posibilidad de ganar en Colima.
Los argumentos usados evidencian que se unen para evitar que llegue la 4T. Y como dijo Preciado Rodríguez, el proyecto de Morena en Colima tiene nombre y apellido: Indira Vizcaíno Silva. Es un escenario que ya visualizaron y por eso, no por equidad de género, decidieron postular a una mujer.
No deja de ser curioso que Jorge Luis considere indeseable a una política a quien, según se rumoró, él quiso comprar hace cinco años con 10 millones de pesos para que fuera su candidata a diputada federal.
El objetivo es frenar a Morena, es decir, a Indira. Y, si no fuera posible, repartirse en todo caso los otros cargos de elección que logren rescatar de un maremoto que en 2021 emule a nivel estatal el tsunami electoral de 2018.
PAN ES LA NUEVA CTM
Contra la tradición panista de elecciones primarias, estamos asistiendo a un acuerdo de unidad que evoca los equilibrios corporativos del PRI.
El PAN y el PRD están actuando como los viejos sectores del PRI, reclamando posiciones en función de una cuota de poder, no de la viabilidad de triunfo que puedan tener sus cuadros.
De los diez ayuntamientos, dos de los cuatro grandes y tres de los chicos serán para el PAN. Exactamente igual a cuando la CTM o la CNC reclamaban para sus huestes alguna presidencia municipal y un cierto número de regidurías.
Aunque los priistas dan por hecho que la candidata de la coalición será Mely Romero, vamos a ver qué dicen las encuestas respecto al perfil de Martha Sosa.
Lo cierto es que, entre más complicada se vuelve la situación para el patriarcado partidista, más autoritaria se vuelve la cúpula. La precandidatura de Mely se decidió por dedazo.
El PRI no cuida ya ni las formas en la selección de sus candidatos. La democracia interna sigue siendo una deuda pendiente. ¿Cómo iban a hacer un proceso interno si casi todos sus dirigencias sectoriales y territoriales están en manos de interinos? Sus últimos dos presidentes del comité estatal (Kike Rojas y José Manuel Romero) fueron ostentosamente impuestos por el gobernador Peralta.
No consultar a las bases ha tenido un costo político enorme, perdieron el apoyo de esas bases. Y aunque ciertamente Mely sería la priista mejor posicionada en una virtual encuesta de conocimiento, no es la única militante con condiciones de competir.
El PRI tiene incluso una diputada federal en funciones, Ximena Puente de la Mora. Romero Celis tuvo una compañera de fórmula en el Senado, Itzel Ríos de la Mora. Y los cetemistas pensarán en la sempiterna Graciela Larios Rivas, quien “nunca perdió una elección”.
CUENTAS PENDIENTES
Hábil y astuto como es, Jorge Luis Preciado habría podido sacar la candidatura a gobernador fácilmente. Pero quizá su molestia con el trabajo de la UIF se deba a la posibilidad de que se rastreen los sobornos que recibieron los legisladores federales que aprobaron las reformas estratégicas de Peña Nieto. Está manchada la alianza por los moches de esas reformas.
Jorge Luis no busca la candidatura porque la sabe riesgosa, pero es impensable verlo salir sin beneficio del proceso electoral. De un político tan avezado, no se entiende que no vaya. La clave es que no ve posibilidades concretas. Cuando las tuvo… ¡se cansó en la segunda vuelta!
José Manuel Romero tampoco puede ser indiferente al proceso penal que enfrenta Rosario Robles Berlanga, la secretaria de Estado con la que el entonces director general del Instituto Mexicano de la Juventud mantuvo una estrecha relación personal y política.
Quienes se habían pronunciado como aspirantes a la respectiva candidatura de los partidos que dirigen de facto y de forma, no se están sacrificando. ¡No quieren ser ellos los sacrificados!
Además, con lo endeble que están sus estructuras y el desprestigio de la marca PRI y (en menor grado) PAN, ¿quién querría disputar la gubernatura tan poco arropado?
PRIMERO LAS DAMAS
El principio de equidad de género, subrayado por el INE, no es la verdadera causa por la que PRI y PAN van en Colima con una mujer. Si los varones en cada uno de esos partidos tuvieran viabilidad de triunfo, el criterio para designar candidato habría sido otro.
La cercanía de José Manuel Romero con su dirigente nacional Alejandro Moreno (Alito) le aseguraba la nominación. Y el mismo beneficio le hubiera dado a Jorge Luis Preciado el control que tiene del PAN.
Si las mujeres hubieran estado en el horizonte de esos partidos, habrían fortalecido a sus yeguadas. El PAN tiene, además de Jorge Luis, otra diputada federal plurinominal, Liduvina Sandoval Mendoza, y no la tomaron en cuenta.
En el PRI, Mely Romero e Itzel Ríos fueron la excepción en un escenario donde se impulsó a las esposas de los políticos: las suplentes de ambas senadoras fueron la viuda de quien fuera gobernador Gustavo Vázquez y la esposa del exgobernador Fernando Moreno.
Norma Galindo ocupó el escaño temporalmente mientras la titular convalecía de un accidente automovilístico, e Hilda Ceballos (qepd) sustituyó a Mely cuando la senadora Romero pidió licencia para ocupar la subsecretaría de Desarrollo Rural en el gobierno de la república.
LA MANDARON A PERDER
Se ha mencionado a Mely como candidateable a la gubernatura desde que, en 2018, contendió sin éxito por la diputación federal por el primer distrito. Pero el partido no cultivó esa aspiración. Si, como dicen ahora, Mely siempre fue su cuadro femenino más potente, ¿por qué la obstaculizaron?
Tenía el visto bueno de Alito, pero no la dejaron llegar a la secretaría general como compañera de fórmula de José Manuel. Mely tuvo que conformarse con la dirigencia estatal del organismo de mujeres priistas (OMPRI), no obstante que, durante la dirigencia de Claudia Ruiz Massieu, llegó a tener una cartera en el comité nacional: la secretaría de Gestión Social.
Lo mismo puede decirse de Martha Sosa. Aparece en la histórica fotografía junto al exgobernador que promovió su inhabilitación como servidora pública luego que, con la complicidad de sus compañeros de partido, algunos de los cuales también posaron, le fincaran responsabilidades tras la revisión de su última cuenta pública como alcaldesa de Manzanillo.
Esos mismos correligionarios desleales fueron los que operaron en su contra y conspiraron para que perdiera la elección de gobernadora en 2009. Ellos tenían la información de quienes eran los militantes y les compraron su credencial para que no votaran por la abanderada del PAN. Además, ordenaron a los líderes que no movieran a su gente.
Si ahora la proponen como propuesta del PAN, es porque anticipan que Martha va a perder la nominación y, en última instancia, la elección.
DE LO PERDIDO…
Si el proyecto de Sí por México es ganar la mayoría de los diputados federales para restarle gobernabilidad al Ejecutivo y, sobre todo, para conservar los registros y las prerrogativas que eso conlleva, ¿cuál es el proyecto de los líderes de facto de esta coalición en Colima: Jorge Luis Preciado y Fernando Moreno?
Probablemente, también alcanzar la mayoría en el Congreso local. Si es difícil retener el Ejecutivo, pero tienen asegurado por algunos años el Poder Judicial, buscarán controlar el Legislativo pues por ahí pasan leyes y reglamentos de organismos autónomos, auditorías y las cuentas públicas con las que PRI y PAN siempre han negociado. Podrían, eventualmente, hasta nombrar gobernador interino o sustituto.
El interés por controlar el Congreso local es manifiesto. Las últimas dos legislaturas no las ganó el PRI, pero el gobierno de Nacho Peralta compró la mayoría con dinero. En la primera diputación del sexenio, se entendieron con algunos panistas y, en la segunda, con congresistas del PT.
La sociedad expresó en las urnas un mandato a favor de la oposición al PRI, pero con las mieles del poder acabaron convenciendo a un buen número de diputados de cambiar de bando.
Los objetivos electorales son, entonces, las diputaciones locales y federales. Tratarán de aprovechar que Indira Vizcaíno no tiene, aparentemente, cuadros suficientes para que le ayuden a disputar esos cargos.
Como ocurrió con López Obrador, Indira monopoliza el carisma y la popularidad del movimiento. Sin embargo, eso abre la posibilidad de hacer alianzas con personalidades muy representativas de la sociedad civil.
En cambio, PRI y PAN tienen cuadros de sobra. Irán seguramente con sus gallos más jugados, quienes acumulan tantos negativos como positivos. Y, quizá, más negativos.