‘La censura al interior de los medios privados ha sido un tabú’, advierte Sabina Berman, quien en el marco de la pandemia fue despedida de TV Azteca por criticar en una columna al magnate Ricardo Salinas Pliego, luego que este obligara a sus empleados a mantener abiertas las tiendas Elektra y las sucursales del Banco Azteca.
‘Tendríamos que estar hablando todos de cómo los dueños de los medios comerciales han aprendido a usar a sus periodistas para vender silencios y aplausos. En las televisiones comerciales hay listas de personas y temas indecibles, y otras de asuntos que se deben aplaudir’, revela la periodista que condujo por muchos años programas de entrevistas en la televisora del Ajusco.
‘¿Cómo han traducido este control de sus periodistas en ganancia, los dueños de las televisiones y demás medios comerciales?’, pregunta Berman a Julio Hernández López, ‘Astillero’, el primero de los ‘grandes periodistas’ que participarán en la tercera temporada de Largo Aliento, el programa de entrevistas que conduce Sabina en canal Once, en un ciclo dedicado a la censura: la censura dentro de los medios comerciales, la autocensura impuesta por la propia ideología, la censura que impone el narco y la censura que impone el gobierno.
En la emisión del 29 de octubre de 2021 (https://www.youtube.com/watch?v=q6elzpM3aQc), Julio Astillero señala:
“La mayor parte de los medios comerciales están regidos por el interés económico de empresarios que suelen invertir en el negocio de la comunicación, no por un afán periodístico sino para establecer relaciones de poder y conseguir contratos alternos a la empresa mediática.
“Si se los niegan, estos capitalistas les echan encima toda la caballería como sucede en algunas estaciones de radio y televisión comercial, donde fueron épicos los pleitos contra un competidor en el abasto de medicinas, por ejemplo, o contra el secretario de Hacienda que pretendía cobrarles impuestos.
“Eso se reproduce a todos los niveles. En los estados, los medios de comunicación están muy comprometidos. Primero, con los convenios de publicidad, que es el dinero que les permite mantenerse. Y, segundo, por las relaciones políticas.
“En México nunca hubo, pues, una censura con el funcionario de gobierno sentado a un lado de la mesa de redacción, diciendo qué es lo que se podía publicar. No era necesario, todo periodista sabe que si haces una nota en un sentido que no está determinado por la línea editorial, no la publican. Es posible que recorten el artículo, editen el programa o te despidan. En muchos casos, el director va a indicar personalmente con qué enfoque se debe reescribir la nota.”
LA IDEOLOGÍA DEL DINERO:
Berman recuerda cuando entrevistó a un candidato a la gubernatura de Sonora, conocido por tener parientes narcos. Cuando después de pasar por su infancia le preguntó si, por tener familiares en el narco, acaso él también era narco, el político se levantó, tiró todo y exclamó: ‘¡¿Para esto estoy pagando dos millones de pesos?!’
En realidad, no los estaba pagando él sino todos los mexicanos, porque los de las campañas electorales son recursos públicos, señala la dramaturga, novelista y ensayista.
Berman recuerda una escena de El ciudadano Kane donde el personaje de Orson Welles (quien también escribió, produjo y dirigió la película) llega a medianoche a la redacción y lee, directamente en la máquina de escribir, la reseña del crítico de arte sobre el concierto de ópera que acaba de dar la esposa del magnate periodístico. La crítica hace pedazos a la mujer, y el autoritario Charles Foster Kane levanta el teléfono para ordenar que despidan al autor. A continuación, se sienta a escribir una nueva crónica del concierto donde igualmente destroza a la cantante. Fue leal con su esposa, pero ante todo debía ser fiel a la verdad.
En ese marco, para explorar la autocensura de los periodistas, pregunta Sabina, ¿ve Julio Astillero un medio de derecha o de izquierda en México cuya primera lealtad sea con la verdad antes que con la ideología?
“La primera ideología es la monetaria, la del dinero, la ganancia. E inmersa en ella están la gran mayoría de los medios de comunicación. Hay ciertos medios más abiertos y confesos de una ideología de derecha, como Reforma y otros más. Y tengo la fortuna de pertenecer a La Jornada, un diario con una clara visión de izquierda.
“Esta inclinación implica un posicionamiento respecto a lo que sucede en el país. La Jornada ha apoyado históricamente la lucha del zapatismo, y dio voz al obradorismo cuando el proyecto de López Obrador estaba virtualmente confinado a las últimas páginas, o era inexistente en muchos medios de comunicación.”
CUBA PARA PRINCIPIANTES:
Pero la pregunta, señala Berman, es si la ideología no eclipsa a veces la verdad. Los errores económicos de Cuba, por ejemplo, no están tratados en La Jornada. En ese diario pueden ser de izquierda y decir qué falló, sin quedarse en un solo argumento, el bloqueo de Estados Unidos, que sin duda existe.
En la izquierda tenemos que ir más allá cuando hablamos de nuestra propia tribu, propone Berman. Y pregunta a su invitado si en las redes sí se está dando esa matización. Julio Astillero se explaya en la respuesta:
“La izquierda es discusión, necesariamente. Tiene que ser crítica y autocrítica, de otra manera no es izquierda. No obstante, la izquierda ha pasado por muchos periodos de cerrazón dogmática ante la realidad que, más adelante, es reconocida y señalada como algo adverso. La izquierda tiene que revisar todos los puntos de vista de las diversas expresiones, entre otras las de Cuba, el feminismo o la diversidad sexual, que son causas naturales de la izquierda. En síntesis, todo medio de izquierda tiene que ser crítico y autocrítico.
“En cuanto a las redes sociales, son un fenómeno que está arrasando, rebasando en el número de audiencia a los medios convencionales, tradicionales o comerciales. No deja de ser una reacción, incluso en términos excesivos y faltos de profesionalismo, a los excesos cometidos por el periodismo tradicional.
“El rechazo a ese proyecto tradicional hace que hoy tengamos en las redes sociales excesos también de imprecisión, amarillismo, exageración y falta de formación profesional de muchos de quienes agarran computadora y micrófono para opinar y dar por buenas noticias que no están todavía confirmadas.
“Finalmente, la audiencia les perdona todo a estos youtuberos. Pero la gran incógnita es por qué la audiencia premia ese tipo de ejercicio, con todos sus defectos”, expone Astillero.
Quizá sea, acota Berman, porque las audiencias ya están conscientes que existe una intermediación entre el periodismo y el medio. Y por alguna razón los rechaza: ve a los medios comerciales demasiado premeditados y alineados a intereses que todavía la audiencia no entiende. Por eso, deberíamos explicitar esos intereses. Al periodismo le toca hacer explícitas las relaciones de un medio como Reforma.
CONTRARREFORMA EN REFORMA:
A todo esto, ¿qué pasó con el Reforma?, pregunta la entrevistadora.
“Algo que obedece a una lógica política y empresarial muy clara. Tomaron como director editorial a Juan Pardinas, quien proviene del Instituto Mexicano de la Competitividad. El Imco es un organismo de corte empresarial, cargado a la derecha, confrontativo de las políticas de López Obrador. Y al meter a Pardinas, Reforma asumió una militancia ideológica y política.
“Esta militancia no se daba bajo la dirección editorial de Lázaro Ríos, un hombre que ciertamente estaba en la línea de lo que es Reforma como periódico de derecha y vocero empresarial, pero que siempre tuvo un cuidado profesional. Ahora son muy visibles los zurcidos de manejo ideológico o de conveniencia política o electoral.
“Por ejemplo, en una entrevista con el líder opositor venezolano Juan Guaidó, previa a las elecciones intermedias en México, hubo insistencia de Reforma para que dijera que había autoritarismo y una dictadura en México.
“Los manejadores de estas cosas tienen la capacidad de mover a contentillo ciertas informaciones y darles preferencia. Insisten en ver solamente una de las partes en conflicto, y no esforzarse por ofrecer también otro tipo de interpretación. Diariamente Reforma trata de tener algo que sea golpeador de la 4T y del presidente López Obrador, y no hay ningún contraste.
“La columna de Fray Bartolomé, Templo Mayor, como muchas columnas políticas anónimas que son vertedero de opiniones de directivos, busca sembrar versiones insidiosas o no confirmadas. Y ese mismo formato del trascendido existe en Milenio y El Universal”, menciona Julio Astillero.
FIELES A LA VERDAD:
¿Cómo crítica Julio Astillero a la izquierda?, le pregunta Berman al columnista más leído de La Jornada y director de La Jornada de San Luis:
“Tratando de hacer un equilibrio, pero siendo rigurosamente crítico de la izquierda, la llamada Cuarta Transformación y la presidencia de la república.
“Si el periodismo, al ejercer la función de crítica, no advierte con anticipación los posibles errores con base en información periodística, se le hace un daño a ese proceso.
“La izquierda, el presidente López Obrador y el proyecto tienen muchos altibajos, claroscuros y retrocesos, pero se mantiene como una opción esperanzadora de cambio ante la necesidad del pueblo mexicano de que haya cosas distintas. La única forma que tiene el periodismo de servir a ello es criticando, no aplaudiendo.
“El criterio es de oportunidad: miro cuál es la información importante del día, y con base en ello escribo mi columna y hago los programas en internet.”
ESO NO ES LA IZQUIERDA:
Reconoce Berman que Julio Astillero explica, es decir, relata la realidad de una manera que los hechos dispersos cobren sentido. Pero también señala lo malo. En ese sentido, ¿qué no se puede permitir la izquierda?
“El culto a la personalidad, la falta de autocrítica, la desorganización. En ningún país la izquierda puede avanzar si no hay organización social, de lo contrario todo depende de la decisión discrecional de quienes tienen el poder, y de ese modo se pueden cometer muchos errores. Si nuestro sistema político se basa en el presidencialismo, aspiramos a un presidencialismo de izquierda.
“Morena no es un partido realmente, sino un instrumento que sirvió con eficacia a un frente amplio de intereses para llevar a López Obrador a la presidencia de la república. Pero si no hay partido, no hay discusión ideológica. Hubo pleito por las postulaciones, pero no discusión ideológica, aunque la hayan intentado Enrique Düssel, Rafael Barajas ‘El Fisgón’, Pedro Miguel o Paco Ignacio Taibo en el Instituto de Formación Política.”
Para Berman, hay una tradición en la izquierda: pensar que todo debe subordinarse al triunfo político, aunque para ello haya que posponer la lucha de las mujeres, la promoción de la cultura o la delación de la corrupción interna. En México, esa tradición se embona ahora con la prohibición de hablar mal del presidente y eso ha destruido la conversación de la izquierda.
“Durante mucho tiempo, la izquierda mexicana, como la izquierda en varias partes del mundo, se rigió por la idea de unidad, ante todo. Y ese criterio abate las naturales diferencias y disidencias que son consustanciales a la izquierda. Al no practicarse la discusión se van creando efervescencias internas que terminan por agriarse y generar rupturas, disidencias y distorsiones.
“Basta revisar con sentido crítico el perfil de los candidatos triunfadores de Morena en estas elecciones intermedias, especialmente en varias de las gubernaturas, para reconocer que eso no es la izquierda ni va a hacer que el país avance”, resume Julio Astillero.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com