Entrevistado En Concreto, el programa de CARVAJALBERBER que transmitimos en Fresh Radio Colima, el delegado regional del IMSS, José Rivas Guzmán, hizo (como dicen en el argot del periodismo de espectáculos) “tremendas revelaciones”.
El médico salubrista que hace unos días cumplió 50 años de haber presentado (y aprobado) su examen recepcional en la UNAM, opinó que para acabar con el déficit de especialistas que tienen las instituciones públicas del Sector Salud (el propio IMSS, el ISSSTE y la SSA) hay que vincular el sistema nacional de residencias médicas con el servicio social, como parte del esquema de formación de recursos humanos.
No es una cita textual pero, en otras palabras, así como en la Escuela Militar de Medicina o en la Escuela Médico Naval los egresados se comprometen a prestar sus servicios a las fuerzas armadas por un tiempo determinado, los especialistas y subespecialistas formados en los hospitales, centros médicos e institutos nacionales (como el de Nutrición, Cardiología, etcétera) deben quedar comprometidos a prestar sus servicios en las instituciones públicas de salud que los formaron, por un tiempo determinado.
En la medicina mexicana existen dos tipos de posgrado, los profesionalizantes y los académicos. En el primer tipo, la especialidad corresponde a una maestría y la subespecialidad a un doctorado.
Esta formación de especialistas está regulada por el Estado. Quienes aspiran a ella deben aprobar un riguroso examen nacional. Y hacer la residencia en el hospital donde haya cupo.
En cambio, los posgrados académicos se pueden cursar en las universidades públicas y en no pocas privadas. Generalmente se enfocan a la docencia, pero también a la investigación en áreas como ciencias biomédicas.
Algunos posgrados más ofrecen a los médicos conocimientos y destrezas que no están reguladas por la comisión interinstitucional para la formación de recursos humanos (que es la que lleva el registro del sistema nacional de residencias médicas), pero suelen ser a nivel de diplomado y a veces de maestría.
Tanto en las especialidades clínicas como en las quirúrgicas, los médicos aprenden de otros médicos trabajando a su lado como residentes en algún hospital.
También aprenden escuchando hablar a sus colegas de sus experiencias, en coloquios, simposios y congresos a los que todo especialista tiene que estar yendo para mantenerse actualizado y aspirar a una certificación y recertificación oficial.
Aparte de cumplir su vocación y ayudar a la humanidad, los licenciados en Medicina buscan formarse en alguna especialidad y subespecialidad para ocupar un nicho en el mercado laboral que les permita obtener los ingresos que no conseguirían en el ejercicio de la medicina general.
Sin embargo, son tantos los años de estudio, práctica profesional, servicio social y, luego, la residencia que cuando finalmente concluyen el programa de especialidad o subespecialidad, lo que quieren es incorporarse de inmediato a la práctica privada.
Solo unos pocos especialistas consideran concursar para una plaza en el Sector Salud. Y la prueba está en que hay vacantes en los hospitales públicos. No es necesariamente un problema de presupuesto.
Considerar a los médicos residentes como becarios obligados a pagar la educación especializada que les proporciona el Estado, con un número determinado de años de trabajo asalariado en las instituciones públicas de salud, sería una eficaz manera de acabar con el déficit de especialistas en las clínicas y hospitales del IMSS, el ISSSTE y la Secretaría de Salud.
Sueño guajiro
Y si se vienen las oficinas generales del ISSSTE a Colima, ¿qué ganamos?, se preguntan los colimenses.
Lo menos que tendría que hacer el Instituto de Seguridad Social y Servicios para los Trabajadores del Estado es construir en la capital del estado un hospital de tercer nivel para atender al personal de ese organismo y a sus familiares.
Los colimenses en general nos beneficiaríamos de esa instalación, aunque no seamos derechohabientes del ISSSTE, mediante convenios entre las instituciones del Sector Salud.
Los enfermos que requieren una atención muy especializada no tendrían por qué trasladarse al Centro Medico de Occidente, en el caso de quienes cotizan al Seguro Social. Y los beneficiarios del Seguro Popular contarían con el nosocomio de tercer nivel en el que no se ha podido convertir el Hospital Regional, pese a ser el lugar al que acuden pacientes de varios municipios de Jalisco y Michoacán.
Jardín escultórico Sebastián:
Aquí sugerimos que podrían colocar en lo que esperamos sea el Gran Parque de la Piedra Lisa (hoy XX Zona Militar) las piezas del jardín escultórico Juan Soriano que está en Comala, donde la afluencia de visitantes no es la que se pensaba.
Pues bien, a ese espacio podrían llevar también, comenta otro lector de esta columna, las 12 piezas del Zodiaco que el artista Sebastián fundió para ser colocadas en el Boulevard Costero Miguel de la Madrid en Manzanillo.
Las piezas metálicas fueron retiradas del andador escénico debido al deterioro causado por la humedad y la salinidad de la brisa marina. Una vez restauradas y para no exponerlas a una mayor oxidación, podrían reubicarse en el nuevo parque urbano.
No es mala idea. Hay que llenar el bosque de arte para que no se les ocurra saturarlo de oficinas, como las del partido judicial que se proponen crear.
Qué horrible que la tranquilidad de lo que será el pulmón más importante de la capital, se rompa con el movimiento de las patrullas que traen y llevan a los reos de la penitenciaría a los juzgados.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.