“Todas las informaciones que no me gustan son propaganda o fake news. Da igual la fuente, dan igual los testimonios, da igual el contexto, si no me gustan es porque alguien las ha pagado: Putin, Soros, Maduro o la OTAN. Una información es cierta cuando cuadra con mi visión. Y da igual que salga de la misma fuente que ayer taché de vendida, hoy la fuente describió la realidad objetiva. Bienvenidos sean a mi equipo de la verdad.”
Así, con ironía, Inna Aginofenova explica en su video colaboración para Diario Público del 19 de agosto de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=Gr74BClwzZc) los mecanismos de la propaganda de guerra y el sesgo que, incluso los medios que no pertenecen a alguno de los países en disputa, dan a la información sobre un conflicto en total apego a una agenda que poco tiene que ver con un compromiso con las audiencias.
“El relato simplificado, el relato único, las dicotomías, los blancos, los negros, los buenos, los malos… Llevamos años viviendo en un ambiente que no soporta matices. Y si bien la invasión rusa a Ucrania no lo ha creado, sí que lo ha llevado al extremo.
“Los matices no los ponen los usuarios de Twitter ni los periodistas ni los presidentes”, como se puede ver en el siguiente testimonio del mandatario ucraniano Volodímir Zelenski: ‘Hoy hemos visto un informe de Amnistía Internacional que lamentablemente intenta conceder amnistía a un país terrorista y trasladar la responsabilidad del agresor a la víctima’.
GUERRA EN ZONA URBANA
Para Aginofenova, “el reciente informe de Amnistía Internacional sobre las tácticas de combate de las fuerzas armadas de Ucrania ha generado tanta polémica que el organismo de los derechos humanos tuvo que salir a pedir disculpas por el malestar causado por su publicación, pero sin retractarse de lo reportado en el informe”.
“¿Cuál es su contenido? Básicamente, el informe afirma que los militares ucranianos ponen en peligro a la población civil porque usan zonas pobladas para cumplir sus objetivos militares. Les acusa de instalarse en escuelas, edificios residenciales o guarderías, y de realizar sus ataques desde ahí convirtiendo esas instalaciones civiles en objetivos militares.
“La organización aclara que no le consta que se lleva a cabo una evacuación de civiles previa para minimizar el número de víctimas, algo que, por otra parte y yendo contra algo tan contradictorio como las supuestas leyes que rigen la guerra, no deja de ser común entre las fuerzas que tienen que enfrentarse a ejércitos supuestamente más organizados y numerosos, contra los que sería suicida salir a campo abierto”, resume la periodista daguestaní, quien adquirió notoriedad hace unos meses cuando renunció a su trabajo en Russia Today por no estar de acuerdo con la censura en el marco de la invasión a Ucrania.
Como dice Pablo García, analista del grupo Geopolitikaz, ‘el informe, desde el punto de vista de las operaciones militares, tampoco tendría que llevar a escandalizarnos mucho porque el ejército ucraniano es un ejército que, frente al ruso, es mucho más débil: no controla el espacio aéreo y, por lo tanto, no va a operar en campo abierto. Ucrania le ha planteado a Rusia, principalmente, una guerra en terreno urbano que es donde ellos pueden hacer más daño a un ejército mucho más potente como es el ruso. Entonces, en cierto modo habría incluso una especie de excusa a que el ejército ucraniano utilice infraestructuras civiles’.
TORMENTA INFORMATIVA
“Los autores de la investigación –sigue diciendo Afinogenova– han documentado posiciones militares en zonas pobladas de 19 localidades en distintas regiones del país. Según ellos, en 22 de las 29 escuelas que visitaron se había alojado maquinaria militar, armamento o los oficiales de las fuerzas armadas de Ucrania. También hablan de bases militares en hospitales y en una universidad. Todo ello, según el organismo, viola las leyes internacionales: ‘estar en posición defensiva no exime a las fuerzas armadas ucranianas de respetar el derecho internacional humanitario’, afirma Amnistía Internacional.
“La investigación que podía perfectamente convertirse en una más de toda una serie de investigaciones de las llevadas a cabo por Amnistía, denunciando crímenes de guerra tanto por parte de Rusia como por la parte ucraniana, causó una auténtica tormenta en medios de información, redes sociales y círculos políticos. Ni su historial de denuncias de violaciones de los derechos humanos en Rusia ni el hecho de aclarar en el propio informe que nada justifica la invasión, pudo con la brutal avalancha de críticas y acusaciones de estar siendo los títeres de Putin que les cayó encima” a los investigadores de AI.
Lo explica el periodista Ignacio Hutin, autor de Ucrania. Donbas. Una renovada guerra fría: ‘No creo de ninguna forma que el informe de Amnistía Internacional apunte a afectar a Ucrania. Y tanto es así que si contamos los informes que emitió la ONG desde el 24 de febrero hasta el 4 de agosto, cuando lanzó este informe respecto a Ucrania, frente a un solo informe que cuestionaba la estrategia de Ucrania en determinados lugares, hubo 24 que criticaban a Rusia. Es injusto decir que Amnistía Internacional es antiucraniana o que está a favor de la invasión de Rusia o algo parecido. Pesó más el prejuicio en gente que ni siquiera leyó el informe, que otra cosa’.
PROPAGANDISTAS DE PUTIN:
Inna Aginofenova hace el análisis de la recepción que tuvo el informe de AI en la comunidad internacional:
“Primero, desde la propia sede del organismo en Kiev, la jefa de la representación ucraniana de Amnistía Internacional anunció su dimisión por estar en desacuerdo con la publicación del informe, ya que esas informaciones apoyan las tesis rusas sin importar si son o no ciertas.
“The Times salió con una editorial tachando a Amnistía Internacional de propagandistas de Putin desde el titular. Y de las reacciones en las redes sociales ni nos vamos a hacer eco, porque son miles y la inmensa mayoría se reduce a lo mismo: el informe es prorruso.
“No acaba ahí la cosa, el asesor del gabinete presidencial ucraniano llamó a investigar si Amnistía Internacional –que ha sido expulsada de Rusia– recibe algún tipo de incentivos por parte de Rusia. Y el presidente ucraniano, por su parte, acusó al organismo de no saber distinguir entre la víctima y el agresor: ‘No puede haber, ni siquiera hipotéticamente, ninguna condición que justifique el ataque ruso contra Ucrania’.
“Efectivamente, nada justifica ese ataque. Tiene toda la razón Zelenski, pero el caso es que Amnistía Internacional evidentemente nunca lo justificó. Simplemente dijo que hay una guerra y las guerras tienen sus leyes en defensa de la población civil que ambas partes tienen que cumplir, tanto el agresor como el que se defiende. Así es como funciona: si alguien viola la ley para perjudicarte, eso no te da derecho a ti a violar la ley; si alguien mata a un familiar tuyo, no hay derecho humano que te legitime para empezar a matar a familiares de ese asesino.”
VERAZ PERO INOPORTUNO
“Ante semejante reacción –desglosa Afinogenova–, Amnistía Internacional sacó un comunicado en el que reafirmó sus denuncias, y argumentó que le parece importante seguir reaccionando de manera imparcial a todo lo que sucede.
“Cuando se publicó el informe que ha sido sometido a numerosas críticas, AI publicó un comunicado diciendo que pedía perdón por el malestar causado, pero que seguía sosteniendo las conclusiones a las que el documento había llevado. Sin embargo, hace dos días la ONG anunció que iba a mandar revisar ese informe por analistas independientes.
“¿Qué lectura nos deja eso sobre una Amnistía Internacional a la que, probablemente, es la primera vez que le sucede algo así? ¿Qué es lo que tenemos que es pensar ahora sobre este organismo que, se suponía, ya era independiente?, le pregunta Aginofenova a Ignacio Hutin:
‘Hay que partir de una base, los cuestionamientos al informe de Amnistía Internacional no tuvieron que ver con cuestionar la base fáctica. No escuché a toda esa gente del gobierno ucraniano cuestionar la veracidad del informe de Amnistía Internacional, sino su utilización: si este era el momento adecuado para emitir el informe o si esto le podía servir a Rusia; no si era real o no. Y a partir de eso es que Amnistía Internacional empieza a revalorar su propio informe: si el documento habla de determinados lugares, es porque ahí se encontró cierta información.
‘De hecho, antes de emitir el informe y que fuera de acceso público, esa información se le brindó AI al gobierno ucraniano. No para que Rusia se beneficiara, sino para que el gobierno ucraniano mejorara su accionar. Pero el gobierno ucraniano no lo entendió así, lo interpretó como un ataque, como un cuestionamiento a la política de defensa de Ucrania en este contexto.
‘Y claro que en este contexto de invasión de Rusia a Ucrania, el país atacado tiene mucho apoyo porque es claramente la víctima, porque los civiles ucranianos están sufriendo muy duramente esta invasión. Es tan importante ese apoyo en términos de poder blando, de soft power, de influencia, que eso probablemente llevó a que Amnistía Internacional revisara los resultados que implican solamente 19 lugares. El informe habla solamente de 19 ciudades y pueblos de Ucrania, por lo que es muy poco probable que fueran errados, muy poco probable’, concluye Hutin.
RUSIA LO CAPITALIZÓ
Inna Afinogenova agrega que “el informe, por supuesto, fue recogido en Rusia y difundido a bombo y platillo en gran cantidad de medios; citado, analizado y comentado hasta la saciedad en los canales de televisión”.
“Algo que contrasta considerablemente con lo sucedido en abril de este año, cuando el ministerio de Justicia ruso retiró la acreditación a Amnistía Internacional por violar la legislación local, con lo que la ONG no puede operar más en el país.”
Es curioso que los medios rusos le den difusión al documento de AI, cuando “los informes anteriores en los que se denuncian las violaciones de los derechos humanos por parte de Rusia, habían sido tachados de falsos o directamente ignorados por Moscú”.
En una siguiente entrega, la periodista eslava amplía su análisis al papel que han jugado los medios de países que, técnicamente, no están inmiscuidos en el conflicto, pero que ya tomaron bando y eso se refleja en la cobertura informativa de una guerra donde, por cierto, hay más propaganda que noticias.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com