CON EL VIENTO EN CONTRA

La 4T gobierna con el viento en contra y a pesar de ello, construye y convence. Resulta perfectamente comprensible que el gobierno que encabeza López Obrador no guste a muchos mexicanos, porque afecta sus intereses. Supongo que ninguno de los anteriores gobiernos lo hizo y de seguro, el de ningún país lo hace. Es lógico también que los críticos se valgan de los medios que les resultan afines para lanzar sus críticas, pero no resulta lógico ni deseable que la crítica se realice mediante la divulgación de noticias falsas y de mentiras ni que se construyan verdaderas campañas a raíz de una noticia falsa.

Cualquier persona es enviada por los detractores de la 4T a realizar una declaración temeraria y esa declaración es amplificada por todos los medios y comentaristas opositores y se lanzan las granjas de bots a través de las redes sociales hasta la saciedad. Y resulta que, a final de cuentas, nadie excepto los propios críticos, creen en la mentira que se divulgó. La popularidad de López Obrador continúa en muy buen nivel a pesar de ello y todas las encuestas dan cuenta de porcientos extraordinariamente altos, así como también, según el seguimiento diario que realiza la empresa Mitofsky. Cada vez son más las personas que van ubicando a los divulgadores de esas mentiras y quienes lo hacen, ganan referencias más bien, despectivas al ser descalificados: Ah sí, lo dijo Ciro o bien, Pues lo dice el Reforma. No se les presta atención, de antemano se consideran falsas.

Y en Colima pues, la situación no es distinta. Cantidades crecientes de personas han dejado de creer en los medios tradicionales y por ello, a pesar del altísimo gasto realizado por el Ejecutivo en ésos medios, su popularidad, continúa a la baja, igual que sucedió con su amigo o supuestamente amigo Peña Nieto.

A pesar de la poca efectividad de estas campañas, seguramente continuaremos sufriéndolas cuando menos, hasta el final del actual sexenio porque se encuentran íntimamente ligadas con el golpe blando que se orquesta en contra de la 4T. Pero lo que resulta increíble es que aún dentro de las filas de la propia 4T surjan voces que desautorizan a otros miembros del lópezobradorismo con una especie de fuego amigo y se sumen a los grupos que intentan desestabilizar al propio gobierno del cual forman parte los autores de esas campañas de desinformación.

Ese es el contexto en el cual se enmarcan las recientes declaraciones de la diputada Claudia Yáñez Centeno para tratar de descarrilar el proyecto de Indira Vizcaíno en sus posibilidades para lograr la candidatura morena para suceder a Ignacio Peralta, candidatura a la cual pretende también arribar Claudia. Con una oportunidad inmejorable, María Elena García Rivera se encargó de desenmascarar muy puntualmente las mentiras atrás de las declaraciones de Claudia y de buscar que la lucha por la candidatura morena se desarrolle por caminos menos contaminados.

Peralta y un puñado de seguidores de su supuesto partido, todavía creen esa leyenda urbana de la fortaleza priísta y el amplísimo voto duro controlado por ese partido, que le permitirán conquistar el ejecutivo estatal en los comicios del 2021. Pero aquí hay una contradicción fundamental porque si eso es así, entonces ¿para qué entrometerse en el proceso interno de Morena e impulsar posibles candidaturas como las de Mario Delgado o Claudia Yáñez? ¿O lo que pretenden es desacreditar a cualquiera de los posibles candidatos morenos para dejar libre el camino a quien será el candidato oficial? El que junta estas letras piensa que si Peralta apoya un candidato moreno, será como el beso de Judas y no será electo porque ese es el tamaño del rechazo popular a Peralta.

Por diversos motivos la mayoría de quienes resultaron electos como representantes populares en Colima no logran entender que ganaron elecciones no por ellos mismos sino porque Andrés Manuel nos pidió que votáramos por ellos y entonces, los votos de quienes triunfaron fueron votos por López Obrador y no por ellos. Su mandato y, por tanto, su obligación, consiste en apoyar en todo lo que esté en sus capacidades para lograr la Cuarta Transformación y cumplir en esa forma, es la mejor manera que tienen, de proyectarse para futuras elecciones. No hacerlo de ese modo, significa traicionar a sus electores y eso, para un político, es un golpe mortal y son ellos mismos quienes están clavando sus propios ataúdes. Elegimos diputados, representantes y no divos, no primeros actores.

Los últimos desplantes y demostraciones de fuerza que comentamos, derivan de la elección de un nuevo Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima y del deseo (o intereses personales) de algunos de los diputados de la 4T para cerrar el paso a Adriana Ruiz Visfocri. La obligación de esos diputados de la 4T es apoyar una candidatura que convierta esa Comisión en algo útil para los colimenses y que no continúe como un adefesio costosísimo e inútil. Si queremos adornos, ese es uno muy feo para pagarlo tan caro. La Comisión debe funcionar, debe cumplir con su cometido y la obligación de un nuevo presidente es hacerla trabajar correctamente, es decir, tutelar los derechos de los colimenses.

El pueblo debe luchar para no dejarse engañar por los intereses de los grupos que tradicionalmente han estado ligados al poder. Los diputados de la 4T están para ayudar al pueblo en esa lucha, no para obstaculizarla. Y alguien debe poner orden: Para eso tienen coordinador en el Congreso y para eso también, el Partido (o los partidos de la 4T) poseen órganos y estructuras que han de actuar como contralores políticos y hacer valer el derecho de los electores.

Que cada uno, tome la parte que le corresponda y actúe. El Ejecutivo estatal ya tiene su descrédito, no lo compartan con él. No le quiten la esperanza al pueblo.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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