Mediante un posicionamiento público, el Consejo Político Estatal de Morena en Colima, presidido por Vladimir Parra Barragán, y entre cuyos integrantes está una actual senadora de la República, Gricelda Valencia, se congratularon por el nombramiento de Alfonso Ramírez Cuellar, como Presidente del Comité Ejecutivo Nacional, con todas las facultades que le confiere el Estatuto, “tal como organizar el proceso de renovación ordinario de nuestras dirigencias partidistas en un término máximo de 4 meses”.
En dicho manifiesto, los integrantes del Consejo Estatal de Morena expusieron tácitamente que no permitirán “ninguno de los vicios del viejo régimen: el influyentísimo, el amiguismo, el nepotismo, el patrimonialismo, el clientelismo, la perpetuación en los cargos, el uso de recursos para imponer o manipular la voluntad de otras y otros, la corrupción y el entreguismo”.
También rechazaron “la práctica de denostación o calumnia pública entre miembros o dirigentes de nuestro partido, práctica que suele ser inducida o auspiciada por nuestros adversarios con el propósito de debilitarnos o desprestigiarnos”, en clara alusión a algunas de las declaraciones del (todavía) presidente del “otro Morena”, el Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Colima, Sergio Jiménez Bojado, columnista de Diario de Colima, el medio de comunicación vocero del gobierno peraltista.
Los integrantes del Consejo Estatal tuvieron a bien pronunciarse como protagonistas de la Cuarta Transformación, “que como programa y acciones de su gobierno, realiza el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador”.
Y es que precisamente, la renovación morenista urge en el sentido de que las políticas amloistas muchas veces carecen del arropo y el acompañamiento necesario de aquellos actores que, en los estados y Colima, deberían darle ese voto de confianza al cambio que impulsa el actual presidente, y no ser aliados del viejo régimen.