CONTRA LA MANIPULACIÓN

Para Jesús Ramírez Cuevas, la manipulación informativa afecta nuestra vida cotidiana en lo político y en nuestra visión del mundo. Y trastoca el quehacer informativo y comunicacional, en lo individual y lo colectivo.

El coordinador general de Comunicación Social y vocero de la Presidencia de la República señala que el derecho a la información y la libertad de expresión son dos pilares de la democracia, pero también dos columnas para la emancipación de los pueblos.

Son dos libertades que han sido conquistadas por la lucha y, cuando hablamos de guerra mediática (de la disputa hegemónica o por el sentido común), derecho a la información y libertad de expresión son evidentemente dos elementos que permiten transformar nuestra realidad.

Antes de Ramírez Cuevas, en la mesa redonda ‘Medios y fake news’ realizada en el marco de la FIL Zócalo 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=MHyBQS0ERsU), el semiólogo Fernando Buen Abad y la politóloga Arantxa Tirado habían explicado la guerra mediática como la conquista de los corazones y de las mentes. Para el autor de Presidencia comprada (2012), la frase viene de la guerra de Vietnam y de los manuales de contrainsurgencia.

Y explica Jesús Ramírez que los medios hegemónicos, las empresas de comunicación globales y los medios al servicio del poder económico o militar, han utilizado estrategias de guerra para manipular a la sociedad desde hace siglos. Una de estas estrategias es la manipulación informativa a través de noticias falsas y medias verdades. No es nuevo, pero ya es parte de la vida moderna.

LA HERENCIA AMARILLISTA:

El periodismo amarillista, la industria de las noticias escandalosas, surgió a finales del siglo XIX cuando personajes como William Randolph Hearst usaron el periodismo sensacionalista para impulsar la invasión a Cuba por parte de Estados Unidos.

El atentado al Maine, la explosión de un barco anclado en el puerto de La Habana fue interpretado por los medios de comunicación de Hearst como un ataque de España contra la marina estadounidense. Con una noticia falsa se justificó la invasión y la pérdida de uno de los últimos baluartes de España en América (junto con Cuba, la corona española perdió Puerto Rico, Las Filipinas y Guam, una de las islas marianas, a manos del naciente imperio de Estados Unidos).

La información ha sido parte de la lucha por el control de los pueblos. Por eso en nuestro país toda revolución, toda lucha por la emancipación, ha venido acompañada de un periódico y de un grupo de periodistas. Los intelectuales decimonónicos eran periodistas al mismo tiempo que educadores, combatientes y generales. E intercalaron la lucha armada con la batalla por la interpretación de la realidad y la denuncia de las injusticias. En el proceso de educar a la sociedad, la denuncia y la organización fueron igualmente importantes.

Entonces, la información, junto con la verdad, es el núcleo en la construcción de una conciencia ciudadana emancipada. No hay libertad sin información y sin esa capacidad de expresarse libremente, sostiene Ramírez Cuevas.

LA ESCUELA DE LOS NAZIS

Otro ejemplo de uso de las fake news para provocar cambios radicales en las vidas de las sociedades que da el exdirector del periódico Regeneración, fue la manipulación informativa en la época de los nazis. Se culpó al pueblo judío del desastre económico de Alemania y, con eso, justificaron el holocausto y los pogromos no sólo en el Tercer Reich sino en otros países de Europa.

Junto a la persecución de un pueblo por su religión y su cultura, se criminalizó toda forma de discrepancia en Alemania, desde la sexual hasta la política. Se persiguió a minorías étnicas como los judíos y los gitanos, a homosexuales y toda clase de disidentes: desde anarquistas y comunistas hasta los liberales demócratas que se oponían al designio fascista.

Esta lucha por la verdad y la información ha sido, también, por la libertad de los pueblos. Y aunque el nacionalsocialismo es un ejemplo extremo, a partir del desarrollo de la manipulación informativa de los nazis se desarrolló la teoría de comunicación en los Estados Unidos. Curiosamente, esta lucha por el control de los pueblos va asociada a la capacidad informativa de los bandos.

El lingüista Noam Chomsky que, un día antes, habló de manera virtual en esa misma feria del libro, hizo en los años ochenta un informe respecto a cómo se fabricó el consenso mediante el uso de las grandes agencias informativas. Con esa estructura, Occidente construyó sus verdades de los conflictos y las guerras en América Latina, África o Asia.

De la misma manera, se intenta seguir construyendo nuevas verdades sobre los procesos políticos, sociales y económicos de nuestro mundo, con el agregado de que antes eran las agencias informativas y los grandes medios los únicos encargados de la fabricación del consenso, en ese intento por conquistar las mentes y los corazones, pero a partir de 2008-2009, con la irrupción de los teléfonos inteligentes, los medios corporativos se ayudan con las redes sociales.

CONEXIÓN O ALIENACIÓN

Frente a esta posibilidad de tener una comunicación instantánea, ni las sociedades ni los agentes emancipatorios hemos reflexionado suficientemente sobre el impacto civilizatorio o la afectación de nuestras vidas que genera el uso permanente de los teléfonos inteligentes, sigue diciendo Ramírez Cuevas.

La cultura digital está transformando nuestra manera de entender el mundo, de interactuar y de conocer la realidad. Y aunque eso nos conecta a todo el mundo y entre personas, el abuso de esas tecnologías nos desconecta de nuestra vida cotidiana. Con la virtualidad, uno puede dejar de ver la realidad y de interactuar en ella.

Si bien la conectividad nos permite acercarnos a otras culturas, a otras formas de vida, de pensamiento y también a otras luchas, hay en internet una cierta tendencia a la alienación, a separarnos de nuestra propia realidad. El entretenimiento llega a distraernos de nuestra vida cotidiana, y, entonces, no queda más que buscar un equilibrio.

Es indudable que, en este mundo digital, existen formas de manipulación informativa automatizada: los algoritmos. Sin embargo, en nuestro país la irrupción de las redes sociales permitió la ruptura del control hegemónico de los medios de comunicación, de la televisión en particular y, entre los medios impresos, de los grandes periódicos. No podemos olvidar que la radio todavía está en manos de solamente nueve familias (como señaló Buen Abad, Sean McBride no estaba equivocado).

Contra esa tendencia a la manipulación, las redes sociales permitieron que cada ciudadano se convierta en un medio de comunicación y, por lo tanto, en un sujeto activo y no exclusivamente objeto de la información.

Eso transformó la relación entre los medios de comunicación y el público. Lo que vuelve a éste una audiencia activa, capaz de desarrollar, construir, hacer afirmaciones y volver a ser un agente de comunicación.

La comunicación de ida y vuelta se volvió una realidad, pero está mediada por los grandes monopolios que controlan las comunicaciones, el entretenimiento y la diversidad cultural a la cual tenemos acceso a través de la esfera digital: Google, Apple, Meta (antes Facebook), Amazon y Microsoft. Estas plataformas han ido comprando las redes sociales conforme aparecen, convirtiéndose en monopolios con más poder que cualquier gobierno.

LA PUNTA DEL ICEBERG

Pensando desde la perspectiva que nos planteaba Arantxa Tirado de que los medios son actores políticos y sociales, se puede decir que son la parte visible de oligopolios que ya controlan los intereses económicos geopolíticos y, ahora, están queriendo monopolizar los recursos naturales.

Para controlar la economía mundial, esos oligopolios fabrican guerras y las legitiman a través de los medios de comunicación. Tenemos el caso de Ucrania, ese espacio en disputa donde con propaganda se quiera legitimar un conflicto armado que está perjudicando a los pueblos del mundo.

En México no estamos a favor de ninguna invasión. De hecho, estamos en contra de cualquier conflicto armado y buscamos el diálogo y el entendimiento entre los pueblos. Pero no podemos justificar que hoy se esté dedicando más dinero a proveer de armas a un bando que a solucionar los problemas del hambre, del acceso al agua potable o del calentamiento global. Ese sinsentido se legitima a través de los medios y de las redes sociales, mediante la construcción de noticias falsas para criminalizar, para deshumanizar al bando contrario y para buscar la simpatía de la gente, resume Jesús Ramírez Cuevas.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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