Hoy debería ser el regreso a clases, de acuerdo al adelanto de vacaciones que anunciara hace poco más de un mes el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán y aquí estamos, al contrario, iniciando la fase 3 de la pandemia.
Las preguntas siguen, igual o más que antes, que si se propaga de algún modo o de otro; que si solo con el “achú” de López Gatell; que si debemos usar o no el cubrebocas; que si salimos o no a la calle; las mismas preguntas que desde hace poco más de un mes la gente se sigue haciendo como si fuera el primer día. Y como si fuera el primer día, la gente sigue, en su mayoría saliendo a la calle, retando a la pandemia y retando a la autoridad, para ver quien aguanta más y es que, me decía ayer Daniel, un amigo, de algo “nos tenemos que morir” y es que Dios nos tiene ya un destino a cada quién que no depende decía, del uso del cubrebocas.
Se enlistó por tipo de negocio, actividades primarias, comercios y servicios, transformación, etc., para definir las actividades que son –de acuerdo a la autoridad federal- esenciales y cuales no lo son. Extrañó y mucho que dentro de ellas resultaran esenciales las que tenían que ver con las obras magnas del presidente López, a saber, la refinería de Tres Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya, dejando con ello, muy cuestionable, la famosa lista.
Y es que, ¿cuáles fueron realmente los criterios para determinar la esencialidad o no de una actividad? Visto así, en función de esas tres magnas obras, parece que no obedece a una racionalidad, sino a una necesidad personal. Mucha gente que no está acostumbrada a leer y que, cuando lo hace, interpreta a su conveniencia, se dice convencida que su actividad –por ejemplo- de comercio de dulces y bolos para fiestas, entre otras cosas, es esencial y por ello abre su negocio con la regularidad de diario. Y vaya que desde su óptica es esencial…. para él. De eso vive y su familia y la de los pocos o muchos trabajadores dependen también de ese negocio.
Resulta que lo esencial es relativo entonces y aunque haya una lista de actividades que oficialmente lo son y que pudieran estar laborando en condiciones “casi normales”, hay un cuestionamiento en los hechos que sigue haciendo que muchos negocios estén abiertos, cuando no deberían estar y otros han cerrado, simplemente porque sus dueños decidieron hacerlo, por las razones que fuere, menos por la lista famosa.
En fase 3 de la pandemia dejar al libre arbitrio quien trabaja y como y quien no, es muy peligroso, ahí está la experiencia de muchos países. Creo que deberíamos actuar con un poco más de conciencia social y apegarnos un poco más al dictado de la autoridad, independientemente de nuestras filiaciones o simpatías políticas, o incluso, mucho más allá de nuestras creencias religiosas o costumbres populares. La autoridad por su parte, debe empezar a actuar como tal y dejarse de posiciones para quedar bien exigiéndole a la población que acate las disposiciones sanitarias que están establecidas e imponer sanciones a quien las incumpla.
Debe la autoridad dejar de pedir a la población que por favor no salga de casa y asumir la responsabilidad de mantener el orden público. Debe exigirse a la población el resguardo en casa y el cumplimiento de lo establecido, no solo los empresarios “grandes y voraces” deben cumplir, también los de “a pie”, quienes toman el transporte colectivo o prestan ese servicio, por ejemplo, deben cumplir con el mínimo de precaución que la contingencia exige, sanitación del vehículo por cada viaje y uso de cubrebocas y gel al recibir o entregar dinero.
Debemos, me parece, ver la pandemia como algo real, no es algo que vemos en las noticias que sucede en otro país, ahora somos parte de la nota, busquemos no ser parte de la estadística.
Al final
El apoyo que podamos dar a quienes están cerca de nosotros, es una buena manera de contribuir en esta pandemia. Alimento a quienes no lo tienen y consejo a quienes no tienen idea de cómo enfrentar la situación, por ejemplo.
Saludos a todos y sigamos caminando Bajo el Sol.