Dura etapa la que atraviesa el mundo ahora. Hasta hoy, la pandemia no ha alcanzado entre nosotros los grados de contagio y muerte que en otros países. La peor etapa viene, y esperamos que resultará menos agresiva que en España o que en Italia.
Padecemos infodemia y esta etapa, si bien se caracteriza por exceso de información y porque ésta no siempre es rigurosa, en México, mucha, es malintencionada porque la oposición ve una oportunidad de oro, a través de causar pánico en el pueblo, para quitar popularidad a Andrés Manuel y a la 4T. Se la juega porque no tiene de otra, aunque luego hagan el ridículo y tengan que recular como vemos con Alfaro o con Locho entre nosotros. Para ellos, el gobierno cuatroteísta está patidifuso, turulato, amorcillado, y hasta catatónico, y por eso, no hace nada y ante esa inmovilidad, ellos sienten que son los niños héroes. Y por eso, son congruentes, se enredan en la Bandera y se lanzan al vacío. Y niños, si son. Héroes, no.
Pero, como siempre suele suceder en tiempos de infodemia, buscamos y encontramos sólo la información que queremos encontrar y que confirma nuestras ideas paranóicas. No analizamos la información que tenemos a la mano, y en vez, construimos esas conspiraciones judeo masónicas comunistas que tanto nos gustan. Hasta personas que suponíamos cultas o analíticas propagan rumores, mentiras, conspiraciones y cuestiones similares. No examinamos, por ejemplo, el drama suizo porque sus números absolutos no son tan abultados, ya que se trata de un país pequeño, pero que muestra índices altísimos. Tampoco analizamos los planes de los países que no han seguido los planes ortodoxos y más paranóicas como Corea del Sur, que libró una lucha exitosa contra la pandemia, o los de Suecia, que defienden la economía y que hasta ahora, aunque sea discutible para muchos, ha sido exitoso.
Esta es una lucha que se libra simultáneamente en varias pistas simultáneas, como sucede en los circos importantes. Por un lado, el médico, por otro, el económico y en un tercer frente, el político. El gobierno debe enfrentar gastos extraordinarios cuando sus ingresos bajan y el mercado es errático. Y en el político, como ya apuntamos, debe luchar contra azulejos y derivados de los mismos (como los naranjitas) que buscan sus utilidades de esta crisis, que contribuyen a hacer mayor.
Las autoridades de salud nos han ordenado seguir algunas instrucciones muy sencillas como lavarse las manos con frecuencia y permanecer en casa. Pero durante muchos años, los gobiernos neoliberales profundizaron en las desigualdades y un tercio de los mexicanos no tiene agua en casa y hay que salir a buscarla. Y en la temporada de estiaje que vivimos muchas poblaciones no tienen agua suficiente porque los ricos se apropiaron de ella con el beneplácito del gobierno o con su complicidad. No se pueden lavar las manos y permanecer confinados. Además, en la informalidad y sin ingreso alguno, o habiendo perdido su empleo, muchos compatriotas deben salir a perseguir algún dinero que les permita sobrevivir. Nada fácil, pues.
Permanecer en casa no resulta tan difícil para quien posee una casa amplia y cómoda, con aire acondicionado y alberca, y cuenta además con acceso a internet, tele por satélite, plataformas de streaming y otras comodidades, y además, con billeteras gordas. La mayoría de los mexicanos vivimos en otras condiciones, hasta hacinados, y los espacios y comodidades de los más desposeídos son completamente diferentes a las de los ricos y además, ni cartera tienen.
Nos faltan hospitales y equipos médicos porque durante muchos años no se invirtió realmente en ese sector, allí sólo se hicieron negocios (y muy jugosos) y ahora necesitamos las construcciones y aparatos que debieran existir y no tenemos.
Requerimos médicos, enfermeras y otro personal especializado que no formaron las universidades porque éstas también se encaminaron hacia los negocios en vez de colmar sus objetivos. Y además, la calidad de muchos de los profesionales formados, es dudosa, porque no era negocio prepararlos bien, pues iban a atender a los pobres. Los ricos cuentan con médicos postgraduados en la Universidad Johns Hopkins. Para nuestras universidades era preferible la estafa maestra y no la formación de verdaderos profesionales. Les falló la ética.
No olvidemos dos extraordinarios medicamentos para estos casos : arte y cultura. Son dos y se toman juntas. De la mano de esas cápsulas: menos face y más book.
La economía se encuentra por los suelos, de eso, no hay duda. Y no sólo en México sino en el mundo. Y con un ciclo económico sincronizado, cuesta más trabajo y tiempo la recuperación, salir de la crisis. Eso nos ofrece una oportunidad para que el gobierno lidere la recuperación con otras miras, dar el siguiente paso. Ya no se trata, por ejemplo, de ensamblar autos para todo el mundo, ahora hay que producir vehículos mexicanos. En vez de llamarse Creta o Ibiza, que sean Comala o Akumal. Si resultan feos, no lo serán más que los Prius o los Versa, seguro, iremos por delante de ellos. Algo similar se puede hacer en todos los sectores y sólo se logrará con menos empresa y más gobierno.
Buenas medidas esas que van al rescate de los pobres, que los ricos se rescatan sólos. Los ricos quieren ser rescatados y algunos como Aeroméxico, cada vez con más acciones en poder de Delta, encuentran sus problemas después de haber gastado fortunas, primero para tratar de impedir que Andrés Manuel llegara a la Presidencia, y después, para debilitarlo, y ahora buscan que ese Andrés Manuel, su enemigo jurado, los rescate. Ya ven, no se vale. Primero los pobres.
Y mientras, en Colima, la población a merced de taxistas abusivos. Muchos de ellos, auténticamente, cobran lo que quieren, porque la Secretaría de Movilidad es especialista en mostrarnos su ausencia. Y Comala está más solo que un panteón, gracias a nuestras ineptas autoridades, tan preocupadas por sobreptrotegernos (seguro, para después, sobreexplotarnos). En estos días, tengamos presentes a The Beatles: All you need is love.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.