CORTARON LA TRANSMISIÓN

El jueves 5 de noviembre de 2020, algunas de las televisoras más importantes de Estados Unidos cortaron la transmisión en vivo del mensaje que el presidente Donald Trump daba desde la Casa Blanca, acerca de los comicios donde se estaba jugando su reelección.

La decisión editorial (extrañamente sincronizada) se justificó en cada uno de los canales denunciando las presuntas mentiras que el mandatario vertía en cadena nacional sobre un supuesto fraude en el cómputo de los votos, entre los que Trump distinguía los sufragios “legales” (que, según él, garantizaban su triunfo) de los “ilegales” (con los que intentarían impedir su victoria).

En Estados Unidos, la medida fue aplaudida en redes sociales. Muchos usuarios consideraron la interrupción como un gesto que abona al combate de la desinformación y polarización de la ciudadanía. Mientras que periodistas y directivos, como Brian Williams de MSNBC, aseguraron que la decisión se debió a que el mensaje “no se basa en la realidad y, en este momento en el que está nuestro país, es peligroso”.

En México, donde la prensa y los políticos de derecha habían venido insistiendo en que un eventual triunfo del candidato demócrata Joe Biden implicaría un revés para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (quien realizó en julio pasado una visita oficial a Washington, interpretada por sus detractores como un respaldo electoral a Trump, no obstante que éste no consiguió la candidatura republicana sino hasta agosto), el hecho generó dos debates:

Uno serio e interesante en torno a la pregunta: ¿es censura lo que hicieron los medios al silenciar a un jefe de Estado?

Y otro malicioso y oportunista: ¿un ejercicio de este tipo es posible con las conferencias mañaneras del presidente López Obrador?

ARISTEGUI, BERMAN Y DRESSER

En la mesa de los viernes de Carmen Aristegui en la que participan Sabina Berman y Denise Dresser, la anfitriona preguntó a sus contertulias su opinión sobre lo ocurrido un día antes cuando, frente a las televisoras que cortaron la transmisión, otras continuaron el enlace alertando al público respecto a la falta de veracidad de los dichos del mandatario. Algunos analistas dicen que fue correcto, para no desgastar más el proceso democrático, y otros dicen que es abiertamente censura, planteó Aristegui.

Sabina Berman recuerda que cuando Hannah Arendt habla de totalitarismo, señala que la primera nota de alerta es cuando la verdad deja de importar; cuando el discurso público, la narrativa pública, se desconecta totalmente de la realidad y, entonces, se habla a partir de decretazos. Donald Trump escribió previo a su mensaje 13 tuits que la propia plataforma consideró engañosos y el presidente acabó borrando “porque eran mentiras flagrantes”. De ahí que cuando las televisoras cortaron la transmisión, “fueron leales a la idea de la democracia”.

“Que sean mentiras flagrantes no quiere decir que sean débiles, a veces la mentira es más fuerte que la verdad”. Y un hombre que se considera el ser más poderoso del planeta, un enviado de Dios, “quiere imponer este lenguaje de la mentira sobre el de la verdad”. Las televisoras, entonces, “fueron consecuentes con su lealtad a la democracia”.

Denise Dresser también está de acuerdo con las televisoras que cerraron la señal. Trump lleva “cuatro años rompiendo las reglas, atacando los contrapesos, desmantelando las instituciones, violando las leyes. Ha ejercido un estilo personal de gobernar basado en la promoción del odio, la arenga contra el adversario y la promesa de una restauración jamás acompañada de un proyecto para el progreso”.

“Millones de estadounidenses que se decían amantes de la libertad, lo han acompañado sin chistar, comportándose más como feligreses que como ciudadanos. Y han emulado este discurso divisorio, celebrando actitudes autocráticas, ignorando su desdén por la ley y manifestando una preocupante predilección por el populismo conservador por encima del republicanismo democrático. Llegó un momento en el que era importante denunciar al anti-demócrata que estaba llamando a la violencia”.

CENSURAR LA VIOLENCIA

¿No era mejor que la gente siguiera escuchando y que los comentaristas del medio dijeran exactamente en qué estaba mintiendo Trump?, objeta Aristegui.

¿Qué los medios lo objetaran después de haber corroborado los dichos del Presidente en esa transmisión en vivo, pero dejándole a la audiencia, a la sociedad, la posibilidad de analizar lo que el candidato republicano estaba diciéndole a los electores en directo?

¿Se puede contribuir a la democracia desde la censura?, inquiere la conductora de Aristegui en Vivo.

Dresser, quien hasta hace unas semanas compartía la mesa política de Aristegui en el 88.1 de FM con Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo, sostiene que no es bueno para la convivencia democrática, para la civilidad, permitir que el presidente llame a la violencia, que convoque al discurso de odio y llame a desobedecer la ley. Durante mucho tiempo, los medios dejaron pasar las mentiras de Trump. Y eso ha tenido consecuencias muy severas, la más importante de ellas es la muerte de más de 230 mil estadounidenses por covid”.

Independientemente que mienta, insiste Aristegui, ¿pueden las televisoras erigirse en el juez de Trump? ¿No debieron presentarle información a la audiencia, para que el público la contraste, la analice y tome su propia determinación?

“Es un dilema –reconoce Berman, quien hasta el año pasado participaba en Debatitlán, la mesa política de Víctor Trujillo ‘Brozo’, junto a Julio Astillero, Mauricio Merino y Lorenzo Meyer, que ahora por cierto también forma parte de las nuevas mesas de Aristegui–. Y la prensa, como cuarto poder, supuestamente no debería hacer juicio de qué es verdad y qué es mentira”.

O lo puede hacer –reitera Aristegui–, siempre y cuando deje al presidente decir su versión para luego desmentirlo con base en documentos o elementos de información, respetando la capacidad de la sociedad de analizar y observar ese fenómeno de poder que está sucediendo, al margen de que Trump esté o no faltando a la verdad.

“Es un dilema dificilísimo –retoma Berman–, porque Trump ha probado que diga lo que diga, como él mismo presumió que aun cuando le dispare a una persona en la mitad de Broadway, la gente va a seguir creyendo en él.

“En este dilema, los medios han cruzado un límite y tomado partido. ¿Es válido el discurso de odio cuando se trata de una democracia? Piensen que hay gente en México que quiere salir en televisión llamando a hacer patria matando un chairo. Esto es lo que discutieron los periodistas de esas cadenas en los cuartos de edición. Aun cuando el presidente no estaba llamando a matar demócratas, sí instaba a violar el proceso democrático”.

¿HAY CENSURA DEMOCRÁTICA?

Ante los reproches de Aristegui porque sus dos invitadas parecen estar de acuerdo con la censura televisiva, Dresser objeta: las televisoras “no estaban censurando al hombre, sino mostrando lealtad al sistema democrático”.

¡Ah caray!, cuestiona Aristegui, entonces ¿hay censura democrática?

“En una democracia hay ciertos límites, sostiene Dresser.

Y Aristegui objeta que, como las restricciones a la libertad de expresión, esos límites son determinados por la ley. Los medios están en su derecho de decirle a Trump de frente que es un mentiroso, pero cerrar la señal daña tanto a la propia democracia como las mentiras de Trump.

Para Dresser, Trump estaba esencialmente convocando a sus seguidores a ignorar la Constitución, el proceso electoral y el conteo completo de votos. Incluso los propios republicanos salieron a denunciar al presidente y a distanciarse de él.

Pero si Trump estaba acusando fraude, enfatiza Aristegui, los medios tenían que exigirle demostrar ese fraude. Y dejar que las cosas corrieran, que los republicanos preguntaran a su líder qué le pasa, y que todo eso lo supiera la sociedad. No cerrarle el micrófono.

Dresser sostiene que, como no fue una decisión unívoca sino de unos ciertos medios porque el resto dejaron correr la transmisión, quien quiso seguir escuchando al presidente lo pudo hacer en otro canal.

¿PRECEDENTE PARA MÉXICO?

Para Denise Dresser, “en México también se va a dar ese debate: ¿los medios deben señalar las mentiras del presidente y cortarle la transmisión, sobre todo cuando esté llamando a la violencia?”

Para la profesora del ITAM, columnista en Proceso y articulista en Reforma, no se vale que un presidente llame a lanzarse contra los judíos o a arrebatarles derechos a las mujeres. Nadie estaría dispuesto a “defender a un presidente que usara los medios para esparcir ese tipo de mensajes y convocar a la población a seguirlo en esas cruzadas” abiertamente racistas o machistas, “que cercenan derechos y contribuyen a crear un clima de polarización política”.

Estados Unidos ya sufrió una guerra civil por cuestiones de raza. Si el presidente saliera a decir que quienes están cometiendo el fraude son los latinos y los afro-americanos, imaginemos qué sucedería en las calles de Detroit o de Filadelfia, plantea Dresser.

Aristegui insiste en que ella no defiende al presidente sino a la libertad de exponer la posición del mandatario, aun cuando pregone mentiras. Los medios tienen que presentar los elementos para demostrarle que está mintiendo. Y la sociedad tiene derecho a saber que el presidente de Estados Unidos está diciendo tales cosas, tanto como a saber que los medios, los analistas y los demás políticos están diciendo otras.

“Lo que yo defiendo es el derecho del público a saber lo que está diciendo Donald Trump, aunque sean aberraciones o ataques a la propia democracia, como a saber cuál es la postura de Biden, de otros republicanos y de la sociedad”, refrenda la directora del portal Aristegui Noticias.

Este momento nos permite aquilatar la importancia de la información, la libertad de expresión y el derecho a saber. Antes de tomar esta decisión, las televisoras debieron tener una discución sumamente debatida entre ellos. Si optaron por la censura, corresponde analizarla y señalar si tomaron una decisión equivocada, expone Carmen.

Para Berman, lo paradójico es que cortar al presidente Trump de las emisiones televisivas le da parque a sus acólitos para creer que hubo fraude. “Es el problema de la polarización, esto ya rebasó los límites del lenguaje, no es más un asunto del lenguaje y mucho menos de verdad. Esta confrontación va a derivar en conflictos inéditos, nunca vividos por una gran potencia desde Hitler”.

“Supongamos –plantea la novelista y dramaturga– que, como gran comandante de las fuerzas armadas, el presidente Trump hubiera llamado al ejército de Estados Unidos a intervenir el conteo de votos. O que decrete que será presidente vitalicio. Seguramente en el Pentágono ya han discutido qué harán si reciben la llamada del jefe supremo”.

[El extracto del debate entre las periodistas se puede rastrear en el video de Meme Yamel del 6 de noviembre de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=Z5ykog4BYmQ)].

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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