CUANDO EL PRI LLAMA AL SACRIFICIO

Al ser agasajado por su amigos con motivo de su cumpleaños el pasado 5 de febrero, el secretario general de Gobierno, Arnoldo Ochoa González, rompió su costumbre, dijo, de no hacer discursos en ese tipo de ocasiones para reivindicar sus tres grandes escuelas: la Federación de Estudiantes Colimenses, la Universidad de Colima y el Partido Revolucionario Institucional.

Minutos antes, otro ex presidente de la FEC, Alfonso Muñiz, se había referido al homenajeado como uno de los grandes líderes del movimiento estudiantil en Colima. Esa mención dio pie a Ochoa González para recordar a algunos de sus compañeros de lucha ya ausentes, como Enrique Salazar Abaroa y Jesús Zepeda. Luego que alguien evocó su nombre a voz en cuello, Arnoldo también rememoró con visible emoción a Humberto Silva Ochoa.

Habló enseguida de su paso por la Universidad de Colima, donde llegó a ser un funcionario de primer nivel. Aunque obvió, por cortesía a Fernando Moreno ahí presente, los motivos de su salida de la casa de estudios en 1989, en el marco de la sucesión rectoral mediante la cual llegó al cargo precisamente el ex gobernador.

Más que revisar el pasado, era importante aclarar el presente. Del PRI habló largo y tendido, dijo fundamentalmente que era una escuela de cuadros con reglas que todo mundo entiende: a veces el Partido te llama para asumir tareas de enorme responsabilidad que se adquieren prácticamente sin trámite, pero otras veces el tricolor te demanda sacrificios: ya sea enfrentar elecciones muy competidas, ya sea –todos los entendimos así– sacrificarse aceptando candidaturas en elecciones de antemano perdidas.

No dijo nombres, pero sus palabras iban dirigidas a personajes como Roberto Chapula de la Mora, que por esos días acababa de aceptar la nominación del partido Nueva Alianza a la presidencia municipal de Colima, ante la imposibilidad de ser nominado por el tricolor; o como el entonces director del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), José Manuel Romero Coello, quien se resistía –y al final resultó que no aceptó– a ser postulado a la alcaldía capitalina, luego que lo bajaran de la fórmula Verde-PRI al Senado como presumiblemente había ocurrido.

Las convicciones de AOG sobre la disciplina partidista fueron puestas a prueba la semana pasada cuando el comité ejecutivo nacional del PRI dio a conocer sus listas de candidatos al Senado, por la vía de representación proporcional, y a diputados federales plurinominales por las cinco circunscripciones en las que se dividen las 200 curules disponibles por ese principio.

Arnoldo Ochoa fue incluido en la posición número 13 de la quinta circunscripción federal, un lugar atrás que otra colimense, la actual senadora Itzel Ríos de la Mora, y muy lejos de las reales posibilidades de llegar a la Cámara de Diputados que tiene su paisana, la ex presidente del Instituto Nacional de Transparencia (INAI), Ximena Puente de la Mora, quien apareció en el sexto lugar del orden de prelación.

La candidatura puso al Güero Ochoa en un predicamento: para cumplir el requisito de elegibilidad, debía renunciar a cualquier cargo público 90 días antes de la jornada electoral.

En otras circunstancias, es decir, en una mejor posición de la lista plurinominal como la que tuvo en dos de las tres ocasiones anteriores en que fue diputado federal (solamente en la primera, en 1979, fue electo por mayoría relativa), AOG no habría vacilado en volver a San Lázaro. Esta hubiera sido su cuarta legislatura, con lo que habría ratificado el carácter de decano que tuvo en esa soberanía desde la tercera.

A pesar de las pocas probabilidades que tenía de volver a la Cámara, Arnoldo debería renunciar a la Secretaría General de Gobierno donde también ya es un veterano: tuvo ese cargo con Gustavo Vázquez, Silverio Cavazos, en el interinato de Ramón Pérez Díaz y ahora con Ignacio Peralta.

Pero no será así. Contradiciendo su llamado a la unidad y al sacrificio priista de febrero, Arnoldo Ochoa renunció hoy a la candidatura a diputado federal por la vía plurinominal para las elecciones de 2018.

En entrevista, Ochoa González confirmó la decisión y manifestó que fue consultada con el gobernador Ignacio Peralta Sánchez. “Fue en común acuerdo”, expresó el funcionario público, de acuerdo a la nota de Juan Carlos Flores en Colima Noticias.

TODO PARA NO IR A LA BANCA:

Entre los priistas es muy relevante saber quién le consiguió a tal o cual candidato la posición. De la inclusión de AOG en la lista plurinominal habría que señalar por los antecedentes a la ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes, de quien el Güero ha sido cercano política y personalmente.

Si bien, en esta ocasión cabría especular que Arnoldo contaba con el apoyo del gobernador Peralta Sánchez. Nacho habría buscado premiar a quien ha sido un colaborador con tamaños de mentor político o también, como se comentaba en los mentideros, para forzar su salida del gabinete.

Al renunciar a la candidatura, Ochoa González se aferra a la Secretaría General de Gobierno, cabeza del gabinete de seguridad que el mandatario estatal renovó en la titularidad de dos de sus funciones más importantes: la Procuraduría General de Justicia del Estado y la Secretaría de Seguridad Pública.

La secuencia de cambios recientes en todas las áreas de Seguridad hacen obligado por cuestión de imagen el cambio en la SGG. Pero está claro que ni José Ignacio Peralta ni el propio Arnoldo aceptarán que el actual secretario general de Gobierno se vaya a la banca.

Habrá que empezar a buscarle acomodo, una vez más en este sexenio, al experimentado funcionario. Ya antes se barajó la Secretaría de Educación y la dirección general de la Administradora Portuaria Integral (API) de Manzanillo. Qué está disponible ahora: ¿el PRI estatal?

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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