Así lo dijo el propio entrenador de Loros, Hugo Mora, en la rueda de prensa posterior a la derrota en casa del viernes anterior ante los míticos Potros de Hierro del Atlante, equipo que los superó de principio a fin, en dominio de todas las vertientes del partido, pese a que el marcador solo fue de la mínima diferencia.
Cuestionable de manera severa la actitud del entrenador, pues. Es un técnico que para las críticas tiene una piel muy sensible, y el rechazo a los cuestionamientos de la afición lo ha contagiado a sus propios jugadores, incluso a los más experimentados.
La verdad es que su muestra estratégica a lo largo del torneo ha sido poco presumible. Los resultados en casa son preocupantes; después de cuatro localías ha sumado un solo punto, y ya se está volviendo costumbre que los visitantes se lleven cuatro puntos de su visita a Colima. Antes, por lo menos Loros perdía fallando oportunidades; ahora, Loros pierde de nada.
Pero más preocupante es lo que terminó desvelando en la rueda de prensa ya mencionada: los jugadores de Loros se presionan más cuando juegan en casa que de visita, donde se sienten más sueltos. Esta lamentable condición genera el rechazo de su afición, que para suerte de los jugadores (si es que se estresan tanto), cada vez acude en menos número. Aunque, lastimosamente para los futbolistas locales, los pocos aficionados que acuden son los más severos: cada vez gritan más fuerte y más frecuente el “¡Fuera, Mora!”, y cada vez son más los abucheos a los locales.
Incluso, después de la derrota ante Atlante, una de las figuras del equipo, Marvin Piñón, tuvo un altercado con un sector de la afición, precisamente por la displicencia reclamada de parte de la hinchada en el duelo del pasado viernes.
Los jugadores locales, estresados o no, están impedidos de quejarse, pues su condición laboral es de las más afortunadas de toda la división, aunque en apariencia de juego parezcan una plantilla de la Liga Premier de la Segunda División.
Para malestar de la afición de Loros, por muy fuerte que sea el reclamo de despido, éste podría ser una vez más, un grito en el vacío.