Espero que la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, no se haya llevado una impresión errónea de Colima; que la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado de Colima le haya tocado “las mañanitas” al Ejecutivo en el inicio protocolar del cuarto informe de Nacho Peralta ante el Legislativo, no solo fue un falla lamentable de quien haya tomado la decisión, sino una afrenta que desentona con el discurso conciliador que pretendió dar Nacho Peralta en el Congreso, mismo que en su ambigüedad característica aderezó con prejuicios sobre el futuro económico de la entidad, y por supuesto, sobre el gobierno federal de la 4T.
Tal exabrupto de la Banda Sinfónica nachista habría pasado como un simple episodio de mal gusto y descortesía política, si los funcionarios más encumbrados del gabinete peraltista no se hubieran sumado al incordio (cual acarreados a eventos del PRI), rechiflando el crítico mensaje del coordinador del Congreso, el morenista Vladimir Parra, quien puso el dedo en esa herida que nunca sanará para la historia del presente sexenio: en Colima nadie vive feliz, ni seguro.
Fueron varios los misiles dirigidos al cuarto informe del
gobierno peraltista; el primero de ellos de la diputada por el PANAL, Rosalva
Farías, quien como digna representante de los maestros en el Legislativo,
reclamó el pésimo trato que han recibido, por ejemplo, los integrantes de la
Sección 39 del SNTE, quienes llevan años quejándose de las pésimas condiciones
de seguridad social en las que su patrón, el Gobierno del Estado, los mantiene.
El florero de millón y medio
Miguel Ángel Sánchez Verduzco, quien hace un año fuera el primer coordinador de la 4T en el Congreso, ahora en su posicionamiento como integrante del Verde resultó todo lo que evita ser el presidente AMLO: un florero. Floreó hasta el éxtasis las gestiones de un gobierno al que catalogó de “activo y decidido”, garante de una “sinergia” con los gobiernos municipales para enfrentar el tema de la inseguridad, o lo que sea que él vea desde su trinchera. Confundió cifras, como el supuesto millón y medio de empleos generados, habló de impulso a la educación y apoyos al campo, así como la mejora de “cientos de espacios deportivos en la entidad”, incluyendo el adefesio que nos ha costado a todos $162 millones de pesos, en remodelar lo que queda de la Unidad Deportiva Morelos. Para cerrar con broche de oro, Sánchez Verduzco elogió la entrega de patrullas, ignorando que se entregaron nueve meses tarde, y a los municipios grandes no les han llegado.
El palazo cadencioso
Remedios Olivera, diputada única de MC, camufló en su cadenciosa voz un garrote
que apaleó a la administración peraltista. La representante en el Legislativo
de la franquicia que en Colima posee Leoncio Morán, reclamó el fallido combate
a la inseguridad, destacando que en 2015 nuestra entidad solía ser el lugar número
21 de 32 en cuanto a violencia, y ahora estamos en un nada honroso
antepenúltimo lugar. “Ese binomio de
corrupción e impunidad han generado violencia”, remató la emecista, quien no
dudó en retar: “en eso debería empeñar sus dos años restantes”, pues la gente
quiere paz y que le vaya bien a Colima.
¿El legado de Nacho?
Carlos César Farías, coordinador del Partido del Trabajo, hizo un diagnóstico de lo que será, desde su punto de vista, el más grande legado peraltista en la tierra de las palmeras: “ha logrado que los colimenses modifiquen su estilo de vida y eso es algo de mucha trascendencia”.
Por supuesto que no fue un elogio; el petista consideró que
a Nacho le restan dos años para demostrar “liderazgo y credibilidad”,
atravesando la espada: “los cuatro que ya pasaron no fueron sus mejores años”.
Claro que el representante del partido de los Cendis no iba a dejar pasar la
oportunidad de exigir, ante Olga Sánchez, los recursos etiquetados provenientes
del gobierno federal y que no han sido entregados por el gobierno estatal. El
recadito a AMLO deberá llegar a buen puerto si lo lleva la Secretaria de
Gobernación.
El sello de Nacho, ¿la deuda?
Fernando Antero, coordinador del PAN, fue contundente: “al 70% de avance de su gestión queda clara ya su forma de gobernar. Queda claro el sello de su administración”, por lo que urgió a Peralta a “replantear los retos de cara al último tramo”. El panista le recordó que “ya no hay más cabida para trasladar la responsabilidad a administraciones anteriores, como se hizo en otros informes”, aunque en este mismo, Peralta no suelta la vela. De paso, Antero desnudó la ineficiencia del gobierno peraltista. “Los cambios de gabinete, en promedio, cada mes y medio, muestran debilidad”. Y fue enfático, porque son sensibles los fracasos en dos áreas, las de menor eficiencia: seguridad y salud, por donde han pasado 5 titulares en cada rubro. Por último, Antero Valle mostró el sello más grande de la administración: $1,066 millones más acumulados de deuda estatal.
Guiño a Peralta y a la
4T
El priista Rogelio Rueda, contando con la presencia de Fernando Moreno en la
primera fila de los invitados especiales, hizo un guiño a Peralta Sánchez.
Habló de “ese cauce que se ha consolidado y está funcionando, pues hay interlocución
respetuosa con el Legislativo”, exaltando incluso que el Ejecutivo haya vetado
reformas, en las que “el diálogo ha sido la constante”, como la Ley de
Movilidad. Sin embargo, el manzanillense no dejó ir la oportunidad de lanzar
otro guiño, a la 4T. Tras desvivirse en elogios ante su maestra de la Facultad
de Derecho de la UNAM, Olga Sánchez, el coordinador de los priistas en el
Congreso recordó la disposición tricolor por respaldar la Guardia Nacional, el
gran proyecto de seguridad de Andrés Manuel López Obrador…
La herida abierta del no vivir felices ni seguros
Llegó el turno de Vladimir Parra, el que hizo saltar los corazoncitos ¿tricolores? del gabinete peraltista que acudió a arropar a su jefe ante el complicado escenario. Dio dónde más duele al gobierno estatal: “la violencia en Colima indica que no vivimos ni felices ni seguros”. Pero no lo dejó ahí: la incertidumbre económica pinta un mal panorama; hay una raquítica generación de empleos; son alarmantes los adeudos a Pensiones, los atrasos en pagos a pensiones de personas de la tercera edad; hay opacidad en las finanzas; en fin, cuatro años de un mal gobierno.
Se ha querido culpar al Gobierno de México de todos los males, y para el coordinador de Morena en el Congreso, esto ha sido “un simple pretexto”. Lanzó cifras contundentes, como que Colima ha recibido casi el doble de participaciones con este nuevo gobierno.
Después de desmenuzar el gran fracaso que es la seguridad en la entidad, sentenció: “hay que dejar de poner excusas, hay que dejar de culpar al presidente”.
“Los cajones siguen vacíos y la situación está igual o
peor”, agregó Vladimir, e inició el desglose del desastroso panorama financiero
de Colima. Desveló un endeudamiento de 2,372 millones en pasivos a corto plazo,
más de 1,500 millones extra que “no se ve en qué se aplicaron”, y criticó el
anuncio de 600 millones de pesos que faltan para aguinaldos, pese a que estaban
presupuestados.
Interludio: “no hay carnita”
La subida al micrófono del gobernador no fue festiva, ni siquiera con la presencia de su porra. Siguió hablando de cómo recibió el estado, pese a que él lo maneja desde hace cuatro; muchos dicen que incluyendo el interinato de Ramón Pérez Díaz. Aseguró que hay austeridad en su gobierno y presumió, así como su admirador y diputado, Miguel Ángel Sánchez, la “revitalización y puesta al día de la Unidad Morelos”. Puesta al día en 1970 diría yo.
Preocupa, sin embargo, que en el cuarto informe de Nacho “no hay carnita”. Habló de la remodelación de Palacio de Gobierno, que en percepción social no genera nada; habló del reparto de patrullas, aunque las haya entregado nueve meses después; de las gestiones para que API recupere la Laguna de Valle de las Garzas. Y si eso es lo presumible, ¿qué será lo no presumible?
Indira Vizcaíno, delegada del Gobierno de México en Colima, fue muy certera en decir a los medios de comunicación que, en los logros del cuarto informe del gobierno estatal hace falta obra pública, por decir lo menos.
La presidenta del Congreso, Ana Karen Hernández, citó la vigilancia en el actuar, habló de un cambio de paradigma en el que ve un pueblo empoderado y exigió justicia y seguridad. “Las mujeres vivimos con miedo”, “los niños ya no juegan en espacios públicos”, sin dejar de lado la falta de empleos y la falta de atención médica adecuada.
Por la tarde, el festín priista del cuarto informe se trasladó al histórico Teatro Hidalgo. Para ello se dispuso de un escenario que resultó una mezcla del Juego de la Oca y la Voz México. Vaya broche. Qué bueno que ahí ya no estuvo la señora Olga.