“El futbol se parece a muchas cosas de la sociedad, pero tiene también una esencia propia”, dice Juan Villoro en la Feria Internacional del Libro en el Zócalo donde, el 9 de octubre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=W4SNZxPIPSc&t=6s), el autor de Balón dividido y Dios es redondo dictó una charla sobre ‘Los excesos y milagros del futbol’.
“Hay algo muy especial en el futbol y, para demostrarlo, quiero compartir con ustedes un cuento del gran Fontanarrosa, improvisado y por supuesto distorsionado al tratar de rememorarlo. Roberto ‘El Negro’ Fontanarrosa fue un caricaturista extraordinario. La revista Proceso publicaba en México su tira Booggie, El Aceitoso, y es conocido por la serie de historietas protagonizadas por Inodoro Pereyra. Fue también un gran cuentista de futbol, tan exitoso como dibujante. Y a veces se olvida que fue también un gran hincha del Rosario Central, posiblemente el único equipo del mundo que tiene una obra de arte en su camiseta: el Canayaman,dibujado por Fontanarrosa.”
FUTBOL ES ARTE
“El Negro jugó siempre con la idea de que el futbol se parece a muchas manifestaciones culturales, pero tiene una esencia propia. Y para demostrarlo escribió un cuento que se llama ‘Viejo con árbol’, que trata de un viejo profesor, muy sabio y aficionado al futbol, que suele ir a ver partidos en un llano donde juega un equipo sin nombre ni mayor gloria. Pero a él le gusta ver partidos y espera con cierta ansiedad que, en algún momento, el balón salga de la cancha para chutarlo de regreso.
“Ese viejo que quiere estar todavía cerca de la magia del futbol se encuentra en la tribuna con un muchacho que ha leído los libros del profesor y lo aprecia mucho. El joven pide que le explique por qué el futbol se parece a tantas cosas de la cultura, y el maestro pregunta a qué se refiere en concreto.
– Me han dicho que el futbol es dramaturgia…
– Claro, porque un partido es una obra de teatro, es una representación: hay un público que puede ser como el coro griego que está gritando en las tribunas, y lo que pasa en la cancha tiene mucho que ver con la tragedia y, a veces, con la comedia. Es una farsa donde los jugadores fingen faltas, y son grandes histriones que quieren que les marquen un penalti que nunca ocurrió. Sí, definitivamente el futbol tiene que ver con el teatro.
– ¿Y con la literatura, maestro?
– Por supuesto, porque cada partido es un relato. Tiene un planteamiento, un nudo argumental y un desenlace. Hay una sorpresa muchas veces al final. Y nosotros debemos ver si el desenlace tiene que ver con el planteamiento de la historia o no. Hay, además, viejas rivalidades entre los equipos que se relacionan con toda una mística cultural.
– ¿Y con la pintura, maestro?
– Bueno, indudablemente, las camisetas de los jugadores son de un cromatismo increíble, las banderolas en el estadio. Hay mucho que ver desde el análisis de la imagen.
– ¿Y con la danza, maestro?
– Bueno, los grandes lances son una coreografía extraordinaria…
“Y así, el maestro va hablando de todas las artes a partir del fútbol, pero no deja de ver el partido. Y, de pronto, se levanta furioso y grita:
– ¡Árbitro, concha de tu madre, eso era penalti!
“Y, entonces, el muchacho extrañado le pregunta al profesor:
– ¿Y eso qué fue, maestro?
– Eso es futbol.
“Hay, pues, algo irreductible en el futbol y esa es la pasión.”
YO SOY FONTANARROSA
“El Fondo de Cultura Económica me publicó un cuento, ‘Yo soy Fontanarrosa, basado en un hecho real. Los policías de Ciudad Nezahualcóyotl entraron en un proyecto cultural muy interesante para fomentar la lectura. Ellos eran muy aficionados al futbol pero no tanto a la lectura, y se les ocurrió a las gentes del Ayuntamiento vincular el futbol con la lectura. Les regalaron el equipamiento y cada una de las camisetas llevaba en los dorsales el nombre de un escritor. El requisito para obtener la camiseta era haber leído por lo menos un libro de ese escritor, y saber quién era.
“Me invitaron a participar en el círculo de lectura y, cuando llegué a Nezahualcóyotl, vi que en la cancha jugaban Hemingway, Chejov, Tolstoi, Dostoievski y Kafka. ¡Un trabuco increíble!
“Me encantó la idea porque, además, ellos estaban motivadísimos tanto con el futbol como con la lectura. Este proyecto maravilloso lo hizo un escritor muy amigo de Paco Taibo, Juan Hernández Luna, y yo me pregunté: si tuviera que jugar una cascarita en este equipo, ¿qué escritor querría ser?
“En mi imaginación, resolví cómo es que terminaría alineando. Como no soy policía, inventé que acabaría en la cárcel preventiva por un delito menor, y arrestado el día de partido resulta que les falla un jugador y alguien dice: tráiganse al detenido al campo. Pues bien, en la historia soy el suplente y me toca la camiseta de Fontanarrosa. De ese modo quise rendirle un homenaje a este escritor inevitable que supo plasmar tan bien lo que es la pasión futbolística.”
EL VIEJO CASALE
“Fontanarrosa tiene otro cuento que se llama ‘19 de diciembre de 1971’, la historia de cuando el Rosario Central le ganó a su acérrimo rival, el Newell’s Old Boys, en la semifinal del futbol argentino.
“Es el gol más celebrado de la historia porque, hasta la fecha, se sigue reproduciendo en la misma fecha la palomita de Aldo Boy. Él anota el gol decisivo de paloma y, hasta la fecha, lo sigue haciendo. Como ya está cerca de los 80 años, dice: ‘Mi problema no es lanzarme sino levantarme’. A esa edad sigue celebrando el gol, para que vean el nivel de locura y de pasión por el futbol que tienen los argentinos.
“La historia de Fontanarrosa es extraordinaria porque habla de cómo los aficionados creen que influyen en el resultado, y de cómo los aficionados están dispuestos a dar todo por su club. Es la historia de un hombre, el viejo Casale: cada vez que él ha ido al estadio, el Rosario Central ganó el partido. Es un talismán del triunfo, pero ya está muy viejo y tiene una cardiopatía grave. El doctor le dice que, por nada del mundo, se acerque al estadio porque como sufre demasiado le va a dar un infarto.
“Pero he aquí que unos bribones de barrio se enteran de que el viejo tiene esta cábala a su favor y que, cada vez que esté en el estadio, puede hacer que gane Rosario Central. Entonces lo secuestran, se lo llevan al estadio y, claro, pasa lo que ustedes ya se imaginan. El título es la fecha heroica cuando gana el Rosario Central, y ellos lo atribuyen por supuesto al viejo Casale quien cumplió así con un destino mortal. Esos bribones, finalmente simpáticos, dicen: ‘Huy, se nos murió el viejo. ¿Pero murió contento!’
“Son las historias maravillosas que contaba Fontanarrosa”, apunta Juan Villoro.
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