En el PRI vota el aparato, no la militancia. Y el aparato –controlado por los 12 gobernadores que le quedan al tricolor– hizo ganar a Rafael Alejandro Moreno Cárdenas la elección de este domingo para la dirigencia nacional.
La prueba histórica de que la cúpula, no la militancia, decide en el PRI, es Roberto Madrazo Pintado: cuando tuvo el aparato en contra, perdió la nominación presidencial de 2000; cuando lo tuvo a favor, ganó la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional en 2002.
Cuando el gobernador con licencia de Tabasco (dejó el cargo en junio de 1999) se enfrentó al presidente Ernesto Zedillo Ponce de León con una audaz campaña de proselitismo, el aparato priista operó para que el secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, obtuviera la candidatura presidencial.
De nada le valió al tabasqueño la ingeniosa consigna: “Dale un Madrazo al dedazo”. Roberto terminó emulando la cruzada de su padre, Carlos Alberto Madrazo Becerra, quien en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz fracasó trágicamente en su intento de obligar al presidente a renunciar a su facultad meta-estatutaria de designar al candidato oficial, y con ello, a la potestad meta-constitucional de imponer al sucesor.
FRUSTRADO MADRUGUETE
Desde el gobierno de Tabasco –el cual obtuvo en 1994 descarrilando las aspiraciones del líder estatal del PRD, Andrés Manuel López Obrador–, Madrazo lanzó una ambiciosa campaña propagandística para meterse en la carrera presidencial, cuando todavía la costumbre del poder marcaba que el candidato oficial debía salir del gabinete.
Madrazo se creció frente al Presidente, en parte porque dijo que Zedillo había concertado con López Obrador su renuncia como gobernador de Tabasco.
Agobiado por el movimiento de resistencia civil que encabezaba el perredista para demostrar que el triunfo del PRI en Tabasco se había conseguido mediante un excesivo gasto de campaña, Zedillo aceptó destituir a Madrazo.
Sin embargo, éste se apersonó en la Cámara de Diputados para impedir el proceso de desafuero que le había iniciado el panista Santiago Creel. Y así, de usurpador Madrazo se transfiguró ante los ojos de la militancia en víctima de la prepotencia de Zedillo, el mandatario que había establecido una sana distancia con el Partido.
Resuelto a romper inercias que se venían arrastrando desde 1940 en el partido de Estado, Madrazo replicó sin querer la lucha de la Corriente Democrática que, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, en la coyuntura de 1988 le exigió a Miguel de la Madrid que la candidatura presidencial se resolviera conforme a una consulta a las bases.
Para ello Roberto revivió, reinterpretándolo históricamente como un atentado y no como un accidente, el avionazo en 1969 donde murieron sus padres, Carlos A. Madrazo y Graciela Pintado, junto con la tripulación y todos los otros pasajeros del vuelo de Mexicana a Monterrey, como el tenista Rafael ‘El Pelón’ Osuna.
Forzado por una tendencia que inició De la Madrid en 1987 con su pasarela de aspirantes –llamada incluso por los priistas “la farsarela”–, con la que se buscó legitimar el dedazo a favor de Carlos Salinas de Gortari, Zedillo cedió a la propuesta de realizar una elección primaria rumbo al 2000.
Es probable que EZPL se sintiera, además, agobiado por la sospecha de su propia designación como candidato sustituto tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994.
MAPACHES CONTRA TEJONES
El modelo de consulta a las bases ya había sido ensayado en Colima en 1991, cuando mediante una contienda interna el alcalde capitalino Carlos de la Madrid Virgen se enfrentó con la senadora Socorro Díaz Palacios por la nominación priista al Gobierno del Estado.
En la sucesión de Elías Zamora, la ex directora del periódico El Día creyó ingenuamente contar con la venia del presidente Salinas. También los colimenses, al ver el enfrentamiento entre los “mapaches” del centro y los “tejones” del priismo local llegamos a creer que el aparato había sido derrotado.
Como en la película de Cantinflas, Si yo fuera diputado (Miguel M. Delgado, 1952), unos y otros hicieron trampa pero los alquimistas electorales que operaron a favor del cuadro local fueron más numerosos que los desplegados por el PRI nacional.
Es probable que hayamos visto en el estado una de esas concertacesiones –en este caso, con el aparato local– con las que Salinas solía enmendar una decisión que luego se complicó.
Como cuando impidió que el gobernador electo se presentara a rendir protesta en Guanajuato ese mismo 1991, o cuando ya en funciones obligó al mandatario de Michoacán a pedir licencia en 1992, para ceder a los reclamos de la oposición.
En Colima, Salinas cedió ante la movilización del priismo local y, presumiblemente, ante una petición de ‘juego limpio’ formulada por su antecesor, dado que don Miguel era primo segundo de Carlos de la Madrid.
NI TEMO, NI CHENTE…
En la primaria de 2000, el entusiasmo que despertó Roberto Madrazo fue contenido por “la línea” a favor de Francisco Labastida.
En Colima, el aparato controlado por Fernando Moreno Peña no se conformó con hacer ganar al ex gobernador de Sinaloa: aquí borraron a Madrazo.
Se trataba de dejar en ridículo al tabasqueño por la osadía de intentar acotar el poder presidencial. Todos los gobernadores quisieron quedar bien con Labastida. Lo que nunca imaginaron es que éste perdería los comicios frente al panista Vicente Fox.
La derrota de Labastida dejó en las bases priistas la convicción de que si el candidato hubiera sido Madrazo, no habrían perdido la Presidencia de la República.
Por eso, cuando se trató de disputar la dirigencia nacional del PRI Roberto no tuvo ninguna dificultad en derrotar a la abanderada del zedillismo y ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel.
Ya con el aparato de su lado, Madrazo consiguió la candidatura presidencial de su partido rumbo al 2006 en un simulacro de elección primaria donde Everardo Moreno fungió como “patiño”.
El proyecto de su vida, la continuidad del sueño de su padre, reventó en una elección fraudulenta donde el Establecimiento –ya no el aparato– se decantó por Felipe Calderón Hinojosa como estrategia para frenar a López Obrador. En una votación polarizada entre el PAN y el PRD, el PRI cayó con Madrazo al tercer lugar.
DE DEDAZO A CUPULAZO
Hasta hace unas semanas, todo indicaba que la dirigencia nacional del PRI la disputarían Alito Moreno y José Narro Robles.
Sin embargo, el ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud se retiró de la contienda alegando una simulación del proceso electivo, manifiesta en el uso de un padrón adulterado, la intervención del gobierno federal y la existencia de un “preferido de la cúpula del PRI, el candidato oficial de los gobernadores y de quien fue hasta recientemente el jefe político del partido” (en alusión a Peña Nieto).
La pregunta es ¿por qué tardó tanto tiempo el doctor Narro en darse cuenta que los dados estaban cargados? Algunos analistas sostienen que abandonó la contienda del PRI para concentrarse en la defensa de los intereses del grupo de médicos al que pertenece José Narro y que controla la Universidad Nacional, en la inminente sucesión rectoral.
EL GESTICULADOR
Lo cierto es que el retiro de Narro fortaleció las aspiraciones de la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, de erigirse en la alternativa al cupulazo.
Cuando platicamos con ella hace unos días, Ortega nos explicó que Morena quiere cooptar al PRI para que no le dispute el nicho de la socialdemocracia en el mercado electoral de 2021. Pero no acabó de explicarnos qué pretende el aparato del PRI al cobijarse en el régimen de la 4T.
Se ha dicho que los gobernadores buscan impunidad. La misma que consiguieron Enrique Peña Nieto y José Antonio Meade al pactar con López Obrador que el chivo expiatorio de la Estafa Maestra fuera Rosario Robles.
Pero hay algo más, Alito supuestamente busca –como en su tiempo Madrazo– una candidatura presidencial para 2024; la que en todo caso logrará actuando como parásito de Morena.
Apuesta Alejandro Moreno al fracaso de la Cuarta Transformación, pero asume como un hecho el resurgimiento del presidencialismo. Si bien, con nuevas reglas en el juego sucesorio.
Quiere Amlito normas no escritas tan insólitas como para que un priista como él tenga oportunidad de meterse en la carrera presidencial… con el aval de López Obrador.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.