Al poco tiempo de que arrancó el gobierno del estado encabezado por Ignacio Peralta, nuestra agrupación, Productores Unidos por Colima, lo buscó y pactamos en abril de 2017 que realizaríamos cada cuatro meses reuniones de trabajo entre él y nuestra agrupación, para estar monitoreando los avances y atendiendo los problemas y solicitudes que principalmente sobre el campo captara PUC-AC.
Con muchos tumbos, casi nunca con regularidad, estuvimos manteniendo dichos encuentros. Las principales dificultades se generaban por un lado, porque Nacho no daba seguimiento y cumplimiento a muchos de los acuerdos a que arribamos y, por el otro, porque costaba mucho trabajo programar y realizar la siguiente reunión, no siendo pocas las ocasiones que una vez programada, con mucha ligereza, cambiara la fecha de su realización, en ocasiones sin siquiera conocer las “razones”. No obstante los diversos tumbos nosotros seguimos adelante, poniendo el mejor de los esfuerzos.
Así llegamos hasta el martes pasado, 30 de julio, fecha en que se pactó la celebración de la reunión cuatrimestral correspondiente. Su propio equipo (secretaria particular) nos propuso la hora y que se realizara como la pasada y antepasada reuniones en las oficinas de nuestra agrupación. Todo transcurría normal, a las 10:00 horas ya estábamos presentes la totalidad de los consejeros de PUC-AC y buena cantidad de funcionarios del gobierno, entre quienes destacaban los secretarios de la SEDER y la SEIDUR, así como el director de atención ciudadana. Agustín Morales me informó que el gobernador traía un retraso (lo que ya es una regla en su irresponsable comportamiento) y que sugería arrancáramos con la reunión, a la que se incorporaría más tarde. Le respondí que eso no me gustaba, pues la generalidad de los planteamientos requería de su opinión y decisión, pero consentimos iniciar media hora más tarde. No terminábamos de presentar y analizar los diversos planteamientos cuando informó Agustín que en 10 o 15 minutos se incorporaba Nacho, lo que nos hizo suponer que todo finalmente saldría bien; pero 10 o 15 minutos más tarde nos informó que definitivamente no acudiría.
La molestia de los asistentes fue mayúscula, existiendo incluso propuestas de que en eso momento nos trasladáramos a tomar sus oficinas en protesta por su irresponsable e indolente actuar, pues la falta de respeto, clasificada por muchos como burla, no era para menos. No obstante, llamando a la cordura convenimos que, con el acuerdo de Agustín Morales, éste le hiciera llegar el documento de trabajo que contenía nuestros planteamientos, pidiéndole que se le entregara en propia mano y le dijera que, deseando der nuestra parte que parchara las cosas, esperábamos su puntual respuesta por escrito o personal hasta el domingo 04 de agosto, inclusive; fecha en que se reuniría el consejo estatal de PUC en su sesión ordinaria del primer domingo de mes, pues en caso contrario, la propia asamblea tomaría decisiones de lucha y protesta ante el hartazgo provocado por este tipo de comportamientos. Nada ocurrió, ente ello la asamblea de PUC- AC acordó diversas acciones de lucha que arrancarán a partir del próximo jueves. Un servidor cree, que incluso a estas alturas, podría rescatarse la civilidad si el gobernador entiende que solo es un servidor público, cuyo mandato es atender con respeto a los ciudadanos colimenses, y buscar solución a los planteamientos y problemas por los que cruza la sociedad. Pareciera que esto es “pedirle peras al olmo”. Lo que sí debe quedar claro es que PUC-AC no es sandía que permita ser calada y que toda acción genera una reacción. ¡Qué pena de gobernador que padecemos!; un estado como el nuestro, que pudiera caminar en automático, sin mayor complicación, a condición de tener un gobernante elementalmente responsable, justo y honesto, resulta que registra atrasos descomunales y si en algo tenemos primeros lugares nacionales es en delincuencia, femenicidios y robos, entre otros rublos. Eso sí tenemos al gobernador peor calificado del país, también en eso tenemos lugar de honor.
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