En 1988, Carlos Salinas venía de un fraude electoral y se acercó a los dos grupos de intelectuales que rivalizaban en esos años por los favores presidenciales: el de la revista Nexos liderado por Héctor Aguilar Camín, y el del mensuario Vuelta dirigido por Octavio Paz, donde Enrique Krauze aparecía como subdirector.
En las calles protestaban por la caída del sistema de cómputo Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra y Manuel J. Clouthier, pero los intelectuales prefirieron entenderse con el poder. Y luego, cuando en 2006 Felipe Calderón llega otra vez mediante un fraude electoral, hubo ríos de dinero en el reparto de publicidad oficial.
Es decir, las estructuras de poder suelen recurrir al mundo intelectual para validarse, observa Alejandro Páez Varela, quien junto con Álvaro Delgado conduce Los Periodistas en La Octava.
Invitada a la emisión del 11 de septiembre de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=4twwisVZ-wQ), Tatiana Clouthier, la hija de El Maquío y coordinadora de la campaña presidencial de López Obrador en 2018, lleva hasta la coyuntura electoral del próximo año el problema de la opacidad en el manejo de los recursos públicos a los partidos políticos.
“Con la pandemia se vuelve fundamental bajar las prerrogativas. En 2006 se hizo una reforma para que ni los particulares ni los partidos políticos pudieran comprar tiempo aire en la radio y la televisión. El INE debe comprar tiempo para todos y distribuirlo equitativamente. Pero ese recurso no se les quitó a los institutos políticos: tienen 57 por ciento más dinero asignado que en 2006. Esta es una aberración no sólo porque ya no compran el tiempo o porque ya tenemos medios alternos de comunicación, sino porque los partidos políticos deberían sufrir una disminución de recursos públicos”.
En 2012 no hubo una participación tan deliberada de los estrategas de guerra sucia que vimos en 2006, pero la propaganda se manejó “a través de las telenovelas; otra manera muy sutil de llegar a la conciencia de la población e influir electoralmente a través de los espacios de entretenimiento”.
En 2018 lo quisieron intentar con el portal Pejeleaks, pero “al ser evidenciados decidieron abortar la operación”. Se deslindaron presentando a un muchacho con la cara tapada que insistía en que Pejeleaks eran un grupo de jóvenes periodistas haciendo un tipo de periodismo nuevo, con el compromiso de sacar a flote el expediente no conocido de Andrés Manuel. “Pero no eran sino las mismas verdades a medias, refritos del 2006 que hoy están volviendo a salir en videos bien editados que pasan por la onda whatsapera”.
EL ORO DE MOSCÚ
Hablando de Pejeleaks, Tatiana Clouthier escribió un capítulo de su libro Juntos hicimos historia (2019) dedicado al manejo de crisis, comenta Álvaro Delgado. En la página 175 revela que sus indagaciones la llevaron a descubrir que la página había sido comprada en Panamá, operada desde Los Ángeles, California, y que su financiamiento provenía de empresarios mexicanos. Más tarde descubrió que se trataba de trabajos que Fernando García Ramírez, mano derecha de Enrique Krauze, realizó por instrucciones del historiador.
Pejeleaks no era el único portal que tenía como objetivo golpear la imagen pública de López Obrador. Y lo cierto es que todo el equipo se pagó con las aportaciones de un grupo de empresarios dedicados a apuntalar la candidatura de Ricardo Anaya, quienes además trabajaban infatigablemente en difundir fake news en redes sociales como Instagram, Twitter y, sobre todo, Facebook.
“Hace unos días, el presidente de la república reconoció y agradeció que Facebook haya bajado decenas de cuentas internacionales que, como ya había denunciado en la mañanera, operaban de la misma manera” en contra de los gobiernos progresistas de América Latina, señala Tatiana Clouthier.
“Disentir es valiosísimo para la democracia y enriquecedor que hombres y mujeres valientes den la cara, pero es una cobardía inventar o jugar con verdades parciales para destruir y no construir. La democracia se fortalece cuando doy la cara y discuto abiertamente. No como lo discutiría un intelectual orgánico del neoliberalismo que, pese a su profesión de historiador, distorsiona la historia para adaptarla a las necesidades de la comercialización”.
Durante la campaña, Tatiana Clouthier le puso una acalambrada al binomio empresarios-intelectuales cuando dijo, en una entrevista en Televisa, que en el cuarto de guerra de AMLO ya sabían cómo estaban operando en su contra. Pero en marzo de 2019, Ricardo Sevilla apareció revelando datos importantes.
Por ejemplo, Sevilla aseguraba que él conoció a Enrique Krauze en el marco de la Operación Berlín. Y puso como ejemplo de las fake news que ahí se fabricaron, la noticia de que la campaña de AMLO estaba siendo financiada por Vladimir Putin.
Todos reímos mucho con el video de Andrés Manuel en el puerto de Veracruz, diciendo que estaba ahí esperando el oro de los rusos, comenta Delgado. Y aunque la respuesta de López Obrador fue un jitazo en la campaña, había la intención de vincularlo con Rusia. Ese infundio, de acuerdo con Sevilla, habría sido financiada justamente por el empresario Agustín Coppel.
UN PELIGRO PARA MÉXICO
Ese discurso sobre los rusos en 2018 es el mismo que en 2006 usaban con respecto a Hugo Chávez. Es la estrategia de repetir que Andrés Manuel es un peligro para México, comparan Los Periodistas.
Beatriz Pagés Rebollar ha venido sosteniendo que López Obrador ganó por la apatía de los mexicanos y los nefastos gobiernos anteriores, pero ahora la directora de la revista Siempre! llama sin disimulo a apoyar las manifestaciones de Frenaaa para evitar que México se vuelva Venezuela.
“Es la misma tónica, ni siquiera han necesitado generar una narrativa nueva porque dejaron sembrada una semilla en aquellos que hace 12 o 18 años apenas estaban llegando a la mayoría de edad –advierte Tatiana Clouthier–. Se han dedicado a asustarlos y ahora les dicen que es el momento de recuperar a México.
“Frente a eso, Andrés Manuel nos enseñó la libertad del voto. Nos enseñó que, politizándonos, es decir, siendo capaces de analizar la política, podríamos con el voto y por la vía pacífica poner y quitar gente. Tan es así que hemos avanzado en el tema de la revocación de mandato.
“Con información se pueden cambiar los gobiernos, pero no se vale hacerlo con difamación y con mentiras. No se vale engañar a la gente con una narrativa que no es cierta, al grado de querer hacer responsable al presidente de la republica de un mal que apareció en el mundo, el covid”.
Finalmente, le preguntan a Tatiana Clouthier si no son actos de censura exhibir los trapos sucios de Krauze y Héctor Aguilar Camín, como hizo Paco Ignacio Taibo, o también que López Obrador haya exhibido los contratos que tuvieron ambos historiadores y empresarios culturales con Peña y Calderón:
“Cuando nos conviene, exigimos transparencia. Cuando no nos conviene, acusamos al gobierno de sacar los trapos sucios. Que cada uno juzgue. La transparencia es transparencia, rendir cuentas y mostrar la información es parte de ese proceso”, responde la vicecoordinadora de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados.
“Sería muy interesante convocar a una mesa con los grandes personajes del arte y el pensamiento, para que hablen de cómo ciertas organizaciones de creadores o ciertos círculos intelectuales han secuestrado el mundo de la cultura. Algunas de estas cabezas de grupos, como de los que estamos hablando, se apropian de los recursos. Y la gente tiene miedo de denunciar eso porque luego no tienen acceso a participar”. Y eso va desde el campo académico a la alta cultura, apunta Clouthier.
LIBERTAD BAJO ASEDIO
También en Los Periodistas, pero en la emisión del 21 de septiembre de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=rqARTFCM1xg), el politólogo Francisco Valdés Ugalde (profesor e investigador de la UNAM y de la Flacso, quien junto con Roger Bartra figuró como responsable de la publicación del manifiesto de los 650) reconoció que el solo hecho que “nuestro pronunciamiento se haya difundido y que otros opinen sobre él es una muestra de que en México existe libertad de expresión”.
La libertad de expresión ha existido desde hace mucho, “con sus defectos y sus problemas” pues “venimos de un sistema autoritario” que, acepta sin embargo, “ha cambiado fundamentalmente”.
Para quienes conocimos cómo era la comunicación gubernamental y los medios de comunicación durante los años 70 y 80, vemos que “hoy tenemos algo muy diferente. Pero nuestro punto no es la inexistencia de libertad de expresión, sino que el presidente de la república está contribuyendo a asediarla”.
Al estigmatizar a la prensa, al acusar a los críticos de ser enemigos y al descalificar los argumentos de instituciones, revistas y personas, el presidente cae en una política intolerante, que refleja una personalidad autoritaria y un talante contrario a la democracia, señala Valdés.
Cualquier crítica las políticas de su gobierno es prácticamente descartada como conservadora, como si el país estuviera dividido en dos bandos siendo que este país es muy plural, tan es así que tenemos varios partidos políticos. Este discurso de intolerancia tiene que parar, y para eso es precisamente este amago.
Cuando el presidente habla, está hablando desde la más alta tribuna del país. Mucha gente lo oye, muchísima más gente que a cualquiera de nosotros juntos. Y entonces que él haga una interpelación es de esta naturaleza, supone que sus seguidores y partidarios se lancen en las redes sociales contra esas personas calificándolas como enemigos del pueblo, traidores a la patria, vendidos al neoliberalismo o cómplices del saqueo, sostiene Valdés.
Como la carta de los 650 habla de censura, Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela piden ejemplos de esa práctica represiva, que no sean la sanción de la SFP a Nexos por falsificar un documento del Infonavit. El autor de La regla ausente: democracia y conflicto institucional en México (2010), menciona lo que señaló Carlos Loret de Mola en la entrevista que concedió al diario El Universal.
Loret expone un conjunto de hechos concretos que tienen que ver con la remoción de periodistas de distintos medios de comunicación para que dejen de tener exposición. También hay algunos indicios y situaciones en las que la autocensura se practica, señala el politólogo.
Pero no se trata efecticamente de sanciones y de órdenes expresas, extendidas por escrito por el presidente de la república en contra de un medio o un conjunto de medios. Se trata de que cuando el jefe del Estado dice que los conservadores no deben ser oídos por el pueblo, en el fondo está dando una orden a sus seguidores, resume Francisco Valdés.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.