La conversación pública está evidentemente dividida, apunta Álvaro Delgado. Muchos hablan de polarización, pero el periodista prefiere hablar de emotividad, estridencia o intensidad en las redes sociales, donde una de las características es el ataque anónimo.
¿Esta emotividad tiene que ver también con una cierta vitalidad política de la sociedad mexicana?, le pregunta Delgado a la politóloga Blanca Heredia, coordinadora junto a Hernán Gómez Bruera del libro 4T Claves para descifrar el rompecabezas (Grijalbo, 2021), el volumen que reúne a académicos expertos en distintas materias quienes, con diferentes ángulos y posturas diversas, analizan el programa político del gobierno de López Obrador.
En la emisión del 28 de mayo de 2021 de Los Periodistas, el programa que conduce junto a Alejandro Páez Varela en el canal de Sin Embargo al Aire (https://www.youtube.com/watch?v=WKJIXBO7GrM&t=18s), Delgado fundamenta su pregunta recordando que la misma animosidad en la discusión pública ya la vimos en otros momentos de la historia política reciente:
En 2006, por ejemplo, cuando López Obrador pierde por medio punto porcentual frente a Felipe Calderón; en 2000, cuando gana Vicente Fox el primer presidente de oposición en siete décadas; en 1997, cuando el PRI pierde la mayoría de la Cámara de Diputados; en 1994, cuando la disputa política redunda en una serie de magnicidios como el de Luis Donaldo Colosio, o en 1988cuando se da el triunfo improbable de Carlos Salinas sobre Cuauhtémoc Cárdenas.
Aun con esos antecedentes, ¿en este 2021 la intensidad de la discusión de los asuntos que nos conciernen a todos nos pone en riesgo de que haya una involución democrática, un retroceso en términos de las libertades civiles?
Blanca Heredia no ve ese riesgo, aunque “sé que estoy en una minoría entre los analistas políticos. Lo que veo es una democracia mucho más vivaracha. Las opciones son mucho más diferenciadas, antes teníamos que escoger entre dos propuestas ligeramente distintas. Lo que estamos viendo además es el regreso de las mayorías a la democracia, un proceso en el que la democracia se llenó de contenido”.
“Ya no son solamente las minorías, esas élites dentro de las que estamos incluidos todos los presentes, las que están discutiendo sobre detalles técnicos y encubriendo todo lo demás. Aquí se están poniendo sobre la mesa temas muy incómodos. Y parte de esa animosidad y del enojo que yo observo en una parte importante de las élites mexicanas, las intelectuales incluidas, se debe a que se están viendo vulneradas de diferentes maneras.”
RETO ANALÍTICO
Para la columnista de El Financiero y colaboradora de las mesas de análisis El Octágono, en La Octava, y Es la Hora de Opinar en Foro TV, “después de que los bonos de los intelectuales estuvieron muy altos durante bastante tiempo porque gobiernos con poca legitimidad en las urnas, es decir, no tan mayoritarios como éste, básicamente querían el reconocimiento de los talkingheads, hoy sus servicios ya no son solicitados”.
“Si antes los intelectuales podíamos ofrecer una fuente de legitimidad, ante un gobierno que tiene un apoyo masivo popular las élites intelectuales hemos dejado de tener el peso que llegamos a tener. Y eso supone una serie de implicaciones en términos de acceso a recursos para hacer cosas interesantes. No hablo necesariamente de la corrupción que hubo antes, sino del margen de acción que se ha reducido para los intelectuales públicos. Todos aquellos que se dedican a analizar y a hablar sobre cuestiones públicas, han perdido importancia, peso específico.
“En otros aspectos se nota también el costo que tiene para las élites intelectuales, y hablo de ellas porque son las que me quedan más cerca, el hecho que Andrés Manuel rete, un día sí y otro también, nuestros lentes analíticos y conceptuales.
“Esa es una de las muchas cosas por las que me resulta fascinante López Obrador. Soy una politóloga rara en una generación formada más como economistas que se dedican a estudiar la política. La ciencia política moderna viene aparejada con cierto asco por la política, pero a mí me resulta fascinante.
“Como dice Violeta Vázquez Rojas, es difícil imaginar que en nuestra vida vayamos a vivir otro momento y otro fenómeno político tan interesante como el obradorismo. Siendo politólogo, ¿cómo no estar fascinado intelectualmente? Andrés Manuel te reta, no sirven las categorías de antes para entender el proceso. En todos mis años de estudio yo escribía siempre lo mismo, sólo cambiaba los nombres. Y ahora esos conceptos no me sirven tanto.”
INTELECTUALES DESCOLOCADOS
Estas élites intelectuales están en un momento en realidad privilegiado, porque después de 40 años de ser paleros de presidentes inscritos en una corriente específica, el neoliberalismo; después de estar funcionando como puntales de gobiernos con baja o nula legitimidad, ahora tienen la oportunidad de desarrollar el papel que tiene un intelectual: aportarle a una sociedad desde el análisis centrado o neutral, apunta Páez Varela.
Sin embargo, muchos de ellos han dado un brinco hacia el otro extremo. Han brincado sus propias reglas para convertirse en abiertos opositores y participantes de la política de oposición. No sólo fueron los cerebros detrás de la alianza PRI-PAN-PRD, sino que hablan de una dictadura y de una pérdida en la libertad de expresión, señala el también director de Sin Embargo.
Otros analistas ven todo lo contrario: una consolidación de los poderes fácticos del pasado en la prensa mexicana; periódicos que tomaron bandos como no habían tomado nunca; un endurecimiento de la prensa, pero del lado contrario al gobierno, lo que nos hace preguntarnos en qué momento se han puesto en riesgo sus libertades, cuestiona Alejandro Páez.
Blanca Heredia tampoco ve ese riesgo ni “evidencia concreta de que se esté amenazando a nadie o que se esté coartando la libertad de expresión. Lo que veo es una opinión pública activa, mas no tan diversa como me gustaría porque la parte de la intelectualidad y la comentocracia que habían venido dominando la conversación, sigue siendo muy activa e influyente entre los segmentos sociales a los que atienden y a los que les habla”.
“No siempre esos intelectuales prominentes necesariamente fueron paleros de los gobiernos anteriores. En muchas ocasiones fueron críticos de ciertos aspectos de esos gobiernos. Por ejemplo, muchos de ellos fueron luchadores incansables, al menos así lo mostraban en sus textos, a favor de la plena transparencia, de un terreno de juego más equitativo; hablaban de temas de desigualdad. En efecto, no hacían críticas tan radicales, pero sí hacían críticas.
“Sin duda había paleros, aunque muchos de esos intelectuales con obra escrita muy importante y aportaciones muy significativas a la cultura mexicana, no fueron simplemente focas aplaudidoras de todo lo que hacían los anteriores presidentes. Con todo, ahora sí los encuentro descolocados, con muchas dificultades para pensar afuera de sus categorías usuales.
“Puede ser en parte porque han perdido alguna centralidad, privilegios y la situación tan cómoda y de mayor influencia que tenían en el pasado. Noto, sobre todo, que han renunciado a pensar. Y eso es lo que me parece más grave. A los que nos dedicamos a escribir sobre los asuntos públicos, para eso nos pagan. Renunciar a pensar y pretender hablar desde la panza, echando espuma verde por la boca, ni siquiera les ayuda a esos sectores sociales a los que representan o podrían representar: las élites económicas.
“Incluso por un interés egoísta, valdría la pena que estos intelectuales opositores a la 4T leyeran el libro porque entenderían mejor de qué está hecha la administración, de qué está hecho este gobierno, porqué tiene tanto arrastre a pesar de la pandemia y de una caída del producto de 8.5 por ciento o de pérdidas enormes en el empleo. A pesar de eso, el presidente sigue teniendo tan altos niveles de aprobación y su partido sigue siendo puntero al menos para el Congreso federal y en varias entidades federativas.
Si no entienden eso, les será difícil derrotarlo. Como en casi cualquier actividad, uno analiza al adversario, no nada más te peleas con él. Pero eso que parece lógico y racional, no lo hacen. Están más bien tratando de usar a sus bases en contra de Andrés Manuel López Obrador, manipulando emociones, agitando el miedo y cultivando el desprecio profundo de las élites ante un personaje que no logran tragar, no logran aceptar que es el presidente de México.
INVITACIÓN A PENSAR
El presidente López Obrador suele decir las cosas de manera abierta, reconoce Álvaro Delgado. Y muchas de las cosas que él prometió en campaña las está cumpliendo en los términos que le parecen correctos, como parte de aquel proyecto alternativo de nación que desglosó en su libro de 2004y fue la base de lplanteamiento electoral en 2006, en 2012 y 2018.
4T Claves para descifrar el rompecabezases una invitación a pensar a partir del pensamiento de otros, y a tratar de entender de una manera informada, racional y reflexiva qué es lo que está pasando realmente en México, de manera particular con quien está encabezando un proceso de transformación, nos guste o no, dice Delgado.
Blanca Heredia coincide: “esta es una invitación a pensar, a revisar nuestras premisas, creencias y certezas. Una invitación a no opinar a bote pronto sino a tomar cierta distancia para poder analizar de manera más fría, identificando aciertos y también áreas en las que las cosas no se han hecho bien, puntos ciegos como el tema de las mujeres, las víctimas o los ambientalistas”.
“Hay muchos elementos que vale la pena cuestionar y criticar, pero al mismo tiempo hay elementos valiosos, como haber colocado entre los temas centrales el elefante en la sala que es la desigualdad, nuestro problema más agudo que nos tiene atrapados sin salida en los extremos del privilegio y la pobreza; los temas de la mediocridad y la violencia.
“En este libro pudimos plantear preguntas, partiendo de la humildad de reconocer que no sabemos las respuestas. Ninguno de estos textos es definitivo, aunque durarán vigentes mucho tiempo porque tampoco hay tantos esfuerzos analíticos de esta naturaleza, escritos por autores que simpatizan en lo general con el diagnóstico que Andrés Manuel López Obrador hizo del país y con algunas de sus propuestas centrales, pero que también son intelectuales críticos. Buscamos entender el momento y aportarle pistas a los lectores para que puedan formarse su propia opinión. El libro es ante todo una invitación al diálogo”, concluye Heredia.
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