DERECHO A DESMENTIR

¿Cuál es la opinión que tiene el productor y periodista Epigmenio Ibarra respecto a la sección ‘Quién es quién en las mentiras’ de las mañaneras?, le pregunta Gabriel Sosa Plata, conductor de Media 20.1 en TV UNAM.
En la emisión del 5 de agosto de 2021, ‘¿Quién es quién en las mentiras de los medios?’ (https://www.youtube.com/watch?v=jFAcT8BW6FE), dedicada a analizar el formato y el propósito de esta sección que cada miércoles desde hace algunas semanas ha venido presentando Ana Elizabeth García Vilchis, el también director de Radio Educación reconoció que ese ejercicio generó como era de esperarse un debate muy intenso, sobre todo en las redes socio digitales.
“Yo estoy a favor de ese ejercicio –responde tajante el fundador junto con Hernán Vera y Carlos Payán– de Argos, la productora de contenidos audiovisuales que revolucionó la relación de las televisoras con los creadores independientes, y el formato mismo de la ficción televisiva en México con melodramas como Nada personal y Mirada de mujer.
“Como he dicho siempre, el presidente tiene el derecho inalienable e irrenunciable de decirle sus verdades a quienes mienten. En México se miente con un descaro brutal y con un poder inmenso. No conozco otro país donde ciertos periodistas, después de lo que han hecho, pudieran continuar en el ejercicio del periodismo.”
Solamente aquí pudo continuar en el poder un presidente como Calderón, luego que en la guardería subrogada a una prima de su esposa mueren 49 niños en un incendio, expone Ibarra.
Nada más aquí conserva sus espacios un periodista como Raymundo Riva Palacios que reveló lo que, según él, conversaron López Obrador y uno de sus secretarios, para que luego el presidente y su colaborador negaran la veracidad de esas supuestas filtraciones.
Dónde más podría seguir ejerciendo el oficio un mentiroso contumaz como Carlos Loret de Mola, quien no sólo participó en el montaje contra Florence Cassez sino que incurrió en la comisión de varios crímenes: obstrucción de la justicia, encubrimiento de criminales y transmisión en vivo de la tortura a Israel Vallarta en el rancho Las Chinitas. ¿En qué otro país un periodista así o diarios como El Universal o Reforma, pueden ostentarse como víctimas?, resume Epigmenio Ibarra.
 
PARA NO SALIR AHÍ

“Necesitamos un ejercicio sólido de réplica. Y el desmentido en la mañanera no es, como Julio Astillero dijo, moderna Inquisición. Se trata de poder decir: eso que están diciendo no es cierto”. Todo sin menoscabo de la libertad de expresión, explicita Ibarra, quien aclara que ahora: “Ya no hay llamadas de Los Pinos a los dueños de medios, no hay ningún ejercicio de represión, coacción o cooptación por parte del Gobierno”.
La 4T “es una revolución única en el mundo”. Todas las revoluciones por necesidad han de recurrir al menos a tres medidas de coacción: primero, controlan a los medios; segundo, controlan a la oposición; tercero, establecen un partido único. “Y aquí vivimos en una libertad absoluta”.
“Sin embargo, frente a un poder mediático brutal es justo que el presidente les diga sus verdades. Porque, además, consustancial a la libertad de expresión es el derecho de réplica. No existe la una sin el otro. Y nosotros los ciudadanos no lo hemos disfrutado.
“Escriben de mí cualquier cantidad de cosas, y aunque yo siempre toco la puerta para exigir derecho de réplica, me quedo chiquito frente al tamaño de estos monstruos. El último caso fue en Reforma, donde una columnista hizo un una operación mañosa para ligar la consulta sobre el juicio a los expresidentes con un crédito concedido por Nafinsa a Argos (una productora que lleva más de 30 años y es quizá la más importante de América Latina), para tratar de inducir la idea de que había mano negra en la consulta” de la cual Ibarra fue uno de los principales promotores.
“Ese es el mecanismo de la prensa: cuando no mienten palmariamente, inducen, asocian. Y por eso me parece muy bien el ejercicio. Claro, se está perfeccionando, hay que afinar la puntería pero ahí va, se han dicho cosas muy relevantes. Yo lo saludo y lo celebro, sabedor que si no quiero que me toque un día tengo que ser muy preciso en la información que maneje.”
Sosa Plata coincide en que este ejercicio del desmentido obliga, a quienes nos dedicamos a la comunicación y, específicamente, al periodismo, a llevar a cabo nuestra labor con ética y profesionalismo, a ofrecer información veraz.
 
VICTIMIZAN A VICTIMARIOS:
En un país donde hace falta una alfabetización mediática e informacional, ‘Quién es quién en la mentiras de los medios de comunicación’ es un tema vinculado con los derechos de las audiencias a la veracidad de la información, comenta Sosa Plata.
Sin embargo, la misma Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y organizaciones gremiales como Artículo 19, entre otras, han expresado su rechazo a esta práctica gubernamental de desmentir a la prensa que consideran un abuso de poder, contrario a los estándares democráticos, entre otros argumentos, cita Gabriel Sosa, uno de los pioneros en la defensoría de audiencias en México.
Para refutar la posición de organismos que se han distinguido por la protección de periodistas basta, según Epigmenio Ibarra, revisar “los antecedentes de la gente que miente”.
“Según los propios estándares de esas personas que hablan del periodismo y respetando los derechos de las audiencias, esas organizaciones deberían condenar la mentira sistemática e impune de medios y periodistas en México; deberían condenar la acción coordinada contra un Gobierno y contra un esfuerzo de transformación; y deberían condenar, así con fuerza brutal, la supeditación histórica, el amasiato entre medios y poder, pagado con dinero de los contribuyentes.
“En ningún país como en México, fuera quizá de la Rumania del dictador Ceausescu o la Albania de Enver Hoxha, hubo tal nivel de simbiosis entre la prensa y el poder. Ni Artículo 19 ni la CIDH están analizando correctamente el fenómeno mexicano: consideran víctimas a personajes que son victimarios, pues han utilizado el poder mediático para servir intereses ajenos al deber de informar; se han puesto al servicio de un régimen criminal y, para colmo, se han enriquecido. Estoy hablando de columnistas inmensamente ricos y de dueños de medios de comunicación.”
 
FALTA AUTOCRÍTICA EN MEDIOS

Sosa Plata nota, en coincidencia con su invitado, nula autocrítica de algunos de esos medios y columnistas. Pero también en el más reciente informe que presentó Artículo 19 sobre la libertad de expresión en México, hay cero autocrítica.
“No hablan de lo que sucedía, no hablan de los antecedentes –coincide Ibarra–. ¿Podría Artículo 19 decir que Loret de Mola o Joaquín López Dóriga son víctimas? ¡A otro con ese cuento! Esas organizaciones políticamente correctas parecen ignorar los contextos en que los hechos se producen, y tienen una memoria desgraciadamente muy selectiva. ¡No estamos hablando de víctimas!”
En cualquier país se cuestiona a la prensa. En Estados Unidos, “si el New York Times miente, el Congreso lo desnuda. Si el Times de Londres o The Guardian mienten, en el Parlamento inglés el primer ministro exhibe la página y acusa a los diarios de mentir. Esos periódicos no mienten porque hay instrumentos de control: porque la ciudadanía les reclama y porque el poder les reclama. Y eso también les da a los medios autoridad moral para que, cuando atrapen al poder en una irregularidad, puedan crucificar a los gobernantes”.
“Pero en México, cuando los medios tuvieron todos los elementos para sacrificar a Fox, a Calderón o a Peña, se rindieron ante el poder, se hincaron, se pusieron de rodillas. Extendieron la mano y asumieron las órdenes que les daban respecto a qué callar y qué decir.
“Esa es la prensa a la que, según Artículo 19, le están violando sus derechos humanos: un grupete de columnistas y presentadores de radio y televisión, multimillonarios en un país de reporteros pobres que se juegan la vida a cada paso. Por cierto, en ninguna manifestación de protesta contra el asesinato de un periodista, vi a ninguno de estos columnistas estrellas y menos a los directores de medios.”
 
QUE RECLAMEN LOS AGRAVIADOS

El reto es conservar los equilibrios, asume Gabriel Sosa. La presencia de Julio Hernández López ‘Astillero’ en la mañanera, para ejercer su derecho de réplica a la descalificación que hizo García Vilchis de la cobertura del también director de La Jornada de San Luis sobre el despojo de un terreno en la sierra de San Miguelito, cercano a la capital de SLP, es un hecho inédito. ¿Podría ser ese el camino para el caso que haya imprecisiones en esa sección de ‘Quién es quién en las mentiras’?
“Los periodistas que tan palmariamente mienten no tienen el coraje que tuvo Julio o Jorge Ramos –sentencia Epigmenio Ibarra–. Son periodistas de escritorio: mandan a otros a informarse y a exponer la vida. No salen de sus estudios ni de sus gabinetes, andan con guaruras y estaban acostumbrados a vivir en Los Pinos. Como esperan que la historia les pida cita, no se van a rebajar ni a atrever a presentarse en la mañanera.
“Saludo lo que hizo Julio Astillero y debería decir Artículo 19 que eso no se había visto nunca. Nadie le dijo antes: oiga, señor presidente, usted está equivocado por esto, por esto, por esto y por esto; además de expresar las consideraciones negativas que tiene Julio de la compañera que está a cargo de la sección.
“López Obrador reconoció que de esto se trata. Y advirtió que no se va a vender ni un metro cuadrado de terreno de la reserva ecológica para un desarrollo inmobiliario. Pero también enfatizó: ‘No somos iguales’. Como lo demostró en el mismo hecho de abrir el espacio y darle todo el tiempo a Julio.
“Yo, cuando ejerzo mi derecho de réplica en cualquier medio televisivo, lo primero que me reclaman es que exija un espacio en video y que no mande una cartita. Si el ataque fue en video, que me dejen hacer un video, ni más corto ni más largo que la mención difamatoria.
“Entonces, este es el camino para quienes se sienten agraviados en la mañanera. Que vayan, reclamen y presenten evidencia. Muchos no lo harán, primero porque no están acostumbrados a ir a buscar la verdad y, segundo, porque no tienen la verdad.”
 
ARGOS Y LA CONSULTA

Recientemente, Epigmenio Ibarra exigió derecho de réplica a aquellos medios que publicaron que el crédito que recibió Argos fue un favor presidencial, nada menos que una recompensa al periodista que realizó una larga entrevista, en varias partes, con López Obrador en Palacio Nacional.
Tras aclarar en esas réplicas que el crédito lo recibió la casa productora porque cumplió con los requisitos crediticios que se le exigen a cualquier empresa mexicana, Ibarra describió en Media 20.1 en qué se tradujo ese préstamo:
“Los estudios llevan tres años integrados, pero estamos anunciando nuevas alianzas estratégicas y nuevas instalaciones. Con Martín Hernández abrimos seis salas Dolby Atmos (tecnología de sonido envolvente), pusimos un teatro estudio al servicio de la escuela Casa Azul y de la comunidad, abrimos el campus Vicente Leñero de Casa Azul dentro de los estudios, con instalaciones de primer mundo. Y ahora ofrecemos a la industria, en sociedad con Metacube (industria de animación) de Guadalajara, una experiencia de virtual production (tecnología similar a la de la serie Mandalorian) única en América Latina, lo mismo que las salas Atmos.”
Al arranque del programa, Sosa Plata había cuestionado a Epigmenio Ibarra sobre la cobertura que hicieron los medios de comunicación respecto a la consulta popular para enjuiciar a los expresidentes, y de la cual el excorresponsal de guerra fue uno de los principales impulsores:
“¿Cuál cobertura? Básicamente, cuando uno hace una cobertura da contextos, resignifica las cosas. Y no, los medios convencionales se dedicaron a registrar casillas vacías.
“Ignoraron en septiembre del año pasado la recolección de firmas, le dieron la espalda a un fenómeno extraordinario. Simplificaron la historia diciendo que era la petición de López Obrador, sin revisar los antecedentes. Algunos fueron más allá y dijeron que las firmas no habían cumplido con los requisitos de ley. Es decir, notas sin contexto, con mala leche y con pocas ganas de informar sobre un evento trascendental en la historia de México. Así es la prensa que tenemos por estos días en esta patria.”
¿Y eso desincentivó la participación de la ciudadanía?, pregunta el anfitrión de Media 20.1, quien recuerda que la final se recabaron siete millones de votos.
“Nosotros que hemos estado en manifestaciones con 25 personas, luego con 100 y más tarde con 200, con centenas de miles cuando se ganó el desafuero y millones en 2018, estamos acostumbrados a luchar con poquitos y a a seguir luchando con muchos. Conseguimos 2.7 millones de firmas para la petición y quedamos impresionados. Ya con siete millones de participantes en la consulta nos sentimos muy satisfechos, por lo que significa: un gran salto para la democracia en México.
“Para este grupo pequeño que combatió contra toda la derecha organizada y contra casi todos los medios, en una campaña pertinaz, constante y brutal a la que se sumó el propio consejero presidente del INE, siete millones no están mal. Es un mandato ineludible juzgar a los expresidentes. Puede que no sea vinculatoria en términos de ley, pero para nosotros es una exigencia irrenunciable. Por eso vamos a seguir impulsando este tribunal del pueblo”, concluye Epigmenio Ibarra.

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