DERECHOS HUMANOS VS. DESECHOS HUMANOS

Colima sufre una nueva lucha entre el Congreso y el Ejecutivo. Se trata ahora de la persona que habrá de encabezar la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima. El asunto es muy sencillo: El Congreso dijo que debe ser Adriana Ruiz Visfocri y el Ejecutivo, dijo que no, que prefiere que continúe Sabino Hermilo Flores Arias. Y otra vez, se produjo el choque de trenes.

Flores Arias es un personaje oscuro y de una moralidad muy cuestionada, pero su paso por la Comisión se ha caracterizado por nada; es decir, nada ha hecho excepto, claro está, cobrar sus jugosos salarios y prestaciones. Él no llegó para cuestionar al Ejecutivo estatal y las cuestionables prácticas de algunos funcionarios encabezados por el tiranosaurio rex (también conocido como Arnoldo Ochoa) no han sido cuestionadas, sobre todo, por quien tiene la obligación de hacerlo. Saben que Ruiz Visfocri en cambio, ejercería una presidencia cuando menos incómoda para estos cavernícolas personajes, y eso, les resulta intolerable.

Las maniobras del Ejecutivo fueron más que claras. No puede entender que si nosotros, los del pueblo, decidimos qué queríamos (o mejor, necesitábamos): tener un congreso que se opusiera a sus prácticas conservadoras (para decir lo menos), que ya no se les permitiera actuar con la libertad que lo habían hecho, sino en vez, otra, que supusiera un golpe de timón. Un mensaje más claro no pudo recibir, pero es un mensaje que se niegan a aceptar.

Desde hace poco más de un año, cuando acudimos a las urnas a depositar nuestro voto, reprobatorio para el Ejecutivo (estatal y federal) y, elegir a quienes nos representan en la Cámara, que es la Soberanía Popular, el por ciento de aceptación del gobierno encabezado por Peralta, ha continuado a la baja. Los mensajes que recibe el gobernador son de rechazo. No erramos al decir que nadie los quiere y él y sus operadores políticos prefieren desconocer esa realidad que les hiere y actúan como si la realidad fuera la que ellos quisieran que fuera.

Si fuéramos tamaulipecos y desde Ciudad Victoria o desde Matamoros leyéramos los medios tradicionales colimenses, estaríamos convencidos de que Peralta es, con mucho, el mejor gobernador del País y de seguro, sentiríamos envidia. Pero aquí, la realidad es distinta, es real y lo que marca es que nadie lo quiere y su lucha con el Congreso por este tema o por otros como las tarifas preferentes del sistema de transporte masivo, resultan una muy buena descripción de eso que se ha denominado la mafia del poder. Podrán continuar en uso del amplísimo manual de mañas que han practicado desde siempre y podrán ahora imponer su voluntad burlando al pueblo y al congreso, pero se trata de victorias pírricas, útiles tan solo para enrarecer aún más el ambiente político local, pero sin duda alguna, estos conservadores se encuentran totalmente derrotados y para quien lo dude, tal afirmación quedará irremediablemente clara durante el próximo proceso electoral.

Los niños héroes Carlos César Farías, Luis Fernando Escamilla y su grupo declaran la intención de Vladimir Parra (a través de alguno de sus allegados, sin precisar quién) de comprar el voto que hacía falta para ganar esa votación e imponer a Ruiz Visfocri, hasta con 300 mil pesos, así como la intromisión de Indira Vizcaíno. Mal punto para ellos, pues quedan obligados a probar sus dichos. El odio mostrado por esos diputados hacia Parra, es grande, no cabe duda. ¿O será, más bien, el odio de quien lo maneja? Difícilmente podrá existir una declaración de más bajo nivel, pues lo que plantean es demasiado burdo, y hasta imbécil, para ser la verdad y hacernos tontos.

Poco después, Vizcaíno pidió probar los señalamientos en su contra y claro, el teleculebrón habrá de continuar. ¿Qué buscan? Desacreditar a Vladimir y a Indira, por supuesto y difícilmente lo harán, pues ¿quién les cree? Si se trataba de atacar a Adriana, ese asunto ya pasó a otro plano.

El Ejecutivo estatal no se ha enterado que ahora, a pesar de ellos, los colimenses vivimos nuevos tiempos y que la exigencia ahora, por el respeto a los derechos humanos de los colimenses, es una bandera de lucha indeclinable, una exigencia y un mandato, tanto para ellos como para los diputados. Detener este proceso, no parece una buena jugada política. Con su actitud muestran ese desprecio que siempre han tenido por sus gobernados y que les ha obligado a asumir grandes costos. Tal parece que han terminado por creer los comentarios favorables a su gestión que regularmente publican los medios locales; pero la realidad no reside en esas opiniones y deberían saberlo. Pensando como Jenaro Villamil, hablaríamos de una rebelión de sus lectores.

Los diputados deben ser independientes, pero también del ejecutivo y sus votos deberán emitirse a conciencia, pero teniendo en mente cada uno de ellos, el mandato que les entregamos sus electores. Y no les está permitido el capricho o la satisfacción de sus ambiciones personales. Necesitamos una Comisión Estatal de Derechos Humanos que funcione, no ese adefesio costoso que solo sirve a los intereses, ambiciones o necesidades del Ejecutivo. Quien la encabece, debe ser independiente y con una calidad moral más allá de cualquier duda. Si alguien no es capaz de proteger los derechos de su propio hijo y los atropella ¿podrá tutelar los derechos de los demás? ¿podrá tener capacidad y calidad moral para ejercer esa posición?

Hay una palabra que muchos de los involucrados en este asunto debieran conocer: Vergüenza. Deben ganar los derechos humanos y para que así sea, debe prescindirse de los desechos humanos, que, por cierto, abundan.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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