La designación de Indira Vizcaíno Silva como titular de la Coordinación General de Programas Sociales que el presidente Andrés Manuel López Obrador creará en cada una de los estados, deja muchas preguntas en el aire.
Hablamos en una entrega anterior de una racionalidad financiera: se busca ahorrar el 70 por ciento de lo que ahora se gasta en sueldos de funcionarios y empleados de confianza; y de otra política: se libra el virtual mandatario electo de tener que cumplir con cargos en la administración los compromisos de campaña, pero también de cumplir los eventuales acuerdos con la clase gobernante saliente para lograr una transición pacífica.
Sin embargo, es indudable que este esquema modificará no sólo los términos de la competencia que corresponde a los órdenes federal y estatal del gobierno, sino la concepción misma del federalismo que ha estado basada en el manejo centralizado de los recursos fiscales.
Un lector me hace la siguiente observación. En un estado como Colima, donde se especula que la Federación maneja el 90 por ciento del presupuesto que se ejerce en la entidad, el grado de responsabilidad y de discresionalidad, en todo caso, de uno de estos coordinadores generales será enorme.
Al no haber ya delegados de Sagarpa, Economía, Sedesol o Sedatu, por mencionar sólo a las principales dependencias que operan el gasto social, Indira Vizcaíno requerirá de un ejército de secretarios particulares. Ahora, imaginemos el tamaño del staff de un coordinador general de Programas Sociales en un estado con mayor territorio y población.
La coordinadora tendrá, eso sí, un margen de operación política enorme: ¿ante quién gestionarán recursos los 15 diputados de mayoría más los que obtenga Morena por representación proporcional en el Congreso local?; ¿con quién negociarán proyectos de obras los alcaldes, tanto los de Morena como los de otros partidos?
Por supuesto, con Indira. De ahí el entusiasmo que despierta el nombramiento de Vizcaíno Silva entre sus simpatizantes, muchos de los cuales no están en Morena. Designación que despierta también los celos de algunos de sus compañeros en el movimiento lopezobradorista. Entre uno y otro bando, muchos ya la ven como segura candidata al gobierno del estado.
Pocos jefes, mucho apache:
Otro lector alude a una racionalidad política distinta, una más bien centrada en la vieja escuela que también practicó el nuevo PRI del presidente Peña Nieto.
Qué tentación tan grande usar las coordinaciones generales como centro de operación de clientelas políticas para el nuevo partido gobernante, Morena, especialmente cuando los titulares de estas oficinas en casi todos los estados son aspirantes a la gubernatura.
Pero un tercero hace una lectura de la situación en la lógica de lo que se favorecerán los gobiernos estatales. Exceptuando los mandos regionales de la Policía Federal, que volverá a manejar la Secretaría de Seguridad, del Ejército y la Marina Armada, o dependencias estratégicas para la seguridad nacional, como el CISEN y Migración, una secretaría como la de Relaciones Exteriores puede delegar el trabajo administrativo, por ejemplo el de expedir pasaportes, en la Secretaría General de Gobierno o en la de Seguridad Pública como ocurre en otros países.
Por lo demás, añade este tercer lector, la medida es de una lógica financiera impecable. Calculando sueldos de más de cien mil pesos mensuales, ¿dejarían de pagarse a los delegados de Sagarpa, Semarnat, Profepa, Correos, Telégrafos, Sedatu, Procuraduría Agraria, Sedesol, Liconsa, Diconsa, IMSS, ISSSTE, Gobernación (que es representación de juegos y sorteos), Economía, Conagua, Banrural, INAH, Pemex, CFE, Conafor o Fiderco (Fideicomiso de Riesgo Compartido) que es el brazo financiero de Sagarpa y de su delegado?
Esta interrogante revela el nivel de incertidumbre con la que se ha manejado el anuncio. Ya que es más fácil suponer la existencia de un super-mega-delegado, a conformarnos con entender la fusión sólo de aquellas representaciones federales que manejan programas sociales, como lo indica el título del nombramiento de Indira Vizcaíno.
Hay muchas dependencias que por la naturaleza técnica o muy especializada de su función, tendrán que seguir teniendo a un gerente, representante o superintendente en la zona.
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