De los diez consejeros electos por el primer distrito en la asamblea del domingo en Colima, los diez votarán por Bertha Luján para dirigente nacional de Morena.
Se calcula que lo mismo iba a ocurrir en la distrital de Manzanillo, de haberse podido recabar la votación antes de que las huestes del regidor que se volteó se robaran la urna, tras agredir a la presidente de la asamblea.
Esa realidad explica el interés de algunas de las corrientes de Morena en el estado por reventar ambas asambleas, aunque sólo consiguieran hacerlo con la que se desarrollaba en el palenque de la feria porteña.
Son los grupos identificados con la candidatura de Yeidckol Polevnsky y, especialmente en su tierra natal, con la de Mario Delgado Carrillo.
En la promoción de la campaña de la secretaria general en funciones de presidente que busca su reelección y del hoy líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, hay más fuerzas ajenas al partido actuando a su favor que militantes morenistas.
Concretamente, el Partido Verde es una de estas fuerzas externas, denunció Vladimir Parra, presidente del Consejo Político Estatal y líder de la bancada de Morena en el Congreso local.
UN AGENTE DE LOS YÁÑEZ
No sé por qué se sorprenden la diputada federal Claudia Yáñez y su operador político Sergio Jiménez Bojado, de la expresión mayoritaria de las bases recogida el domingo.
Como franquiciatarios de Morena que creen ser, ambos deberían tener un conocimiento de las tendencias prevalecientes en el padrón. Mas, como no se han relacionado con su militancia, evidentemente no pudieron controlar la votación.
El presidente del comité directivo estatal denunció que Vladimir Parra trata de construir una plataforma política para impulsar a Indira Vizcaíno, cuando Jiménez Bojado ha estado tratando de construir una plataforma política para tumbar a la delegada federal.
El plan incluye retener la dirigencia estatal de Morena para frenar las aspiraciones de Indira. Y, en caso de que consiga la candidatura a gobernadora, usar al partido para hacerla perder.
Si no consiguió Jiménez Bojado controlar las asambleas de Morena, es porque carece de ascendencia entre la militancia. Siguiendo el mal ejemplo de Yeidckol, el presidente del comité estatal descuidó las tareas del partido.
Se entiende que los procesos de afiliación se cerraron en 2017, pero la obligación política de Jiménez Bojado era construir un liderazgo con las bases que sí están en el padrón.
No lo logró porque no supo honrar el papel de juez imparcial. Desde el inicio de su gestión ha demostrado ser, una y otra vez, lo que fue también en el PRD hace años: un agente de los hermanos Yáñez Centeno.
UNOS TACOS Y REFRESCO
Buena parte de las expresiones de condena al proceso interno de Morena en los medios tradicionales y digitales, pero sobre todo en las redes sociales, provienen de plumas al servicio de un gobierno estatal empeñado en entrometerse en los asuntos de un partido político que no es el suyo.
Descontando que no son tantos, porque troles y bots sólo replican lo dicho por los mismos gatilleros al servicio de la oficina gubernamental de Comunicación Social, de todas maneras son inaceptables las descalificaciones a los militantes de Morena pues rayan en el clasismo y en el racismo.
Basta ver el perfil socioeconómico de los morenistas de base, para entender que muchos de ellos necesitan quién los traiga de sus comunidades y colonias a participar en una asamblea.
La mayoría de esta gente no tiene dinero para desayunar en un restorán cercano al centro de convenciones, y por eso los vimos almorzando en las banquetas. Eso no significa que vendieron su voto por unos tacos y refresco.
PLEITO DE LAVANDERAS
Por lo demás, es claro que los morenistas reconocen a sus verdaderos liderazgos. Y de ahí esa conducta tribal.
En Morena no hay la cultura de la línea institucional que se fosilizó en el viejo PRI. El viejo, porque en el priismo actual donde ya no tienen presidente de la república emanado de su partido y donde hasta el gobernador Ignacio Peralta se muestra desinteresado de lo que pasa con sus correligionarios, al dirigente estatal Kike Rojas nadie le hace caso.
Tampoco tienen los morenistas la buena costumbre de lavar los trapos sucios en casa, que tuvieron los panistas en el pasado.
En cambio, los de Morena heredaron del PRD la cultura política del arrebato. Y sus procesos internos son casi un pleito de lavanderas.
Pero fue también desde la izquierda donde se impulsaron los mecanismos de impugnación que anulan el papel arbitral de la cúpula, ese mecanismo que incorporó el PAN en los últimos años, o, peor, la figura del fiel de la balanza típica del PRI.
Si Claudia Yáñez y los operadores oficialistas de Mario Delgado no están conformes con los resultados de la asamblea distrital en Colima, y los que resulten de la de Manzanillo, pues que apelen a las instancias de justicia partidaria. ¿Cuál es el problema?
Bueno, sí hay uno. En estas instancias de justicia partidaria y en la sala del trono de Palacio Nacional, es también donde tendrán que responder por la forma en que trataron de sabotear el proceso comicial de Colima, y por la manera en que reventaron la asamblea de Manzanillo.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.