La mañanera “es un diálogo con el pueblo que escucho con atención, y me parece aleccionador e interesante”, dice Leonardo Curzio. Sin embargo, este conductor del programa que lleva su nombre en Radio Fórmula y conductor de ‘Así amanece’ en ADN40, miembro del consejo editorial consultivo y articulista de El Universal, se sigue preguntando si dos horas es el tiempo prudente para un ejercicio como la conferencia matutina del presidente López Obrador. “Pues aparte de ese foro, el mandatario nacional tiene “las giras que hace por el país”.
Curzio participó el 6 de diciembre de 2019, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en el foro ‘4T: Políticas de Comunicación’ (https://www.youtube.com/watch?v=IhWH0m_aTqs) junto al vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez, los periodistas Salvador Camarena y Hernán Gómez, y el académico Marco Hernández. La mesa fue moderada por Mara Robles Villaseñor.
En una entrega anterior resumimos las intervenciones de Camarena y Gómez Bruera, en esta presentaremos lo dicho por Curzio y las respuestas que Ramírez dio a todos los señalamientos, cuyo tema unificador son precisamente las mañaneras.
Curzio, comunicador, analista político e investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, reconoce también que en ese sexenio dejó de haber “llamadas telefónicas”.
“Era particularmente incómodo que te estuvieran sugiriendo” qué temas no tocar, con el argumento que “hay mucha gente que depende del trabajo gubernamental” y que al medio le puede afectar.
“Yo perdí mi trabajo anterior por eso” –en octubre de 2017 renunció a la dirección de noticiarios y a la titularidad de la primera emisión de Enfoque Noticias, porque le pidieron la cabeza de dos colaboradores–, “pero no vengo a contar mi historia ni a hacerme la víctima”.
Curzio vino al foro para saber si es posible crear “un instituto que, técnicamente, asigne o no el presupuesto” para publicidad oficial. Y para advertirle al Presidente: “Ganar con tantos millones [de votos] y ser popular, no te da razón en todo”.
En su opinión, ese instituto que técnicamente debe repartir un “dinero público que se ha acotado, limitado y que, por supuesto, no se distraiga de los propósitos más importantes del país”, debe ser “transparente” al decir: “tanto dinero a La Jornada” y “tanto dinero a Proceso”, porque los efectos de la inversión publicitaria en cada uno de esos medios “son estos”.
EL ESTIGMA COMO RESPUESTA
Curzio coincide con Hernán Gómez y discrepa de Salvador Camarena en que es inédita la mañanera. Sin embargo, “no sé si sea la mejor forma de comunicación porque no ayuda a rendir cuentas”. En una república, el presidente no se puede enojar porque le pregunten de dónde sale el dinero para traer a Evo Morales, por ejemplo.
Contra lo expuesto por Hernán Gómez en que se debe debatir con López Obrador y que éste tiene el derecho a responder, Curzio sostiene que un presidente que es la encarnación de la unidad nacional, un personaje con 67 por ciento de aprobación que “merece todo el respeto a su investidura”, no es un ciudadano como todos los demás.
“Tiene una investidura que todos debemos respetar y, por tanto, no se debate en igualdad con un señor que, además, te puede estigmatizar personalmente y tiene redes completas que obedecen a eso. Hacer preguntas te va llevando efectivamente a una estigmatización; inmediatamente te echan la maquinaria de la legitimidad democrática. Se lo han dicho Edison Lanza (relator especial para la libertad de expresión de la CIDH) y la SIP (Sociedad Interamericana de Periodismo) al Presidente”.
PISO PAREJO Y TRANSPARENCIA
Jesús Ramírez está de acuerdo con “el emplazamiento” que le hace Curzio para crear un instituto que asigne la publicidad oficial. Con Artículo 19 y Medios Libres “presentamos una iniciativa de Ley de Medios de Comunicación que sustituya a la Ley Chayote, porque no hay piso parejo, los medios como ecosistema engañan a la autoridad respecto a su real audiencia para cobrar más”.
Ya que las relaciones comerciales con los medios no han sido transparentes, convendría tener un instituto como el INEGI que mida las audiencias de radio y TV o la lectoría de los periódicos, aparte de auditar a los medios digitales. “Ante un piso que no es parejo, es difícil aplicar una ley que además no es pareja”.
Para la tarea de Comunicación Social, “queremos más democracia y transparencia para que los pocos pesos rindan”. En la coordinación general “estamos en una etapa de transición: heredamos un presupuesto altísimo y unas tendencias presupuestales que financiaron a los medios de manera artificial”.
Se creó “una burbuja económica y ahora nos quieren cobrar la factura de los despidos que está habiendo en los medios. Culpan a la reducción del presupuesto de todos esos despidos, cuando un medio tiene que apelar a sus audiencias, no al gobierno, para sobrevivir”.
Ramírez quiere ser responsable. El gobierno no busca la quiebra o el cierre de ningún medio. “Tenemos que tener un equilibrio transicional”, porque los medios “necesitan también presupuesto público para sobrevivir en los términos en los que estaban y que tenemos que compensar”.
Partidario de tener medios fuertes, pero respaldados y financiados por los ciudadanos, no por el gobierno, la administración de López Obrador no quiere ser responsable “de la destrucción del sistema de medios. Por eso vamos paso a paso”.
Así explica Jesús Ramírez que el presupuesto de 3,600 millones de pesos “todavía tiene ciertos desequilibrios, porque no vamos a provocar una crisis de los medios que afecte a la propia economía nacional”. No obstante, ningún medio ha destacado que, frente a la situación de crisis del país, “hemos sido responsables con los medios, manteniendo ciertos equilibrios, más o menos acordes con la tendencia y la inercia que se llevaba para no crear mayores desequilibrios”.
Con todo, el nuevo modelo de comunicación redujo a la mitad el presupuesto, eso en dos partidas porque “en realidad, si hacemos cuentas, la reducción es de más del 80 por ciento”.
FALSA POLARIZACIÓN
En cuanto a la conferencia matutina, Jesús Ramírez reconoció que “se ha convertido en un fenómeno. No puedo decir que sea inédita, pero lo que es inédito es el debate” que ese ejercicio genera.
Las conferencias de prensa del presidente son ya “un elemento constitutivo de la cultura política y de la comunicación política, algo completamente distinto a lo que veníamos viendo”.
Qué bueno, dice el portavoz de Palacio Nacional, que se pueda hace la crítica abierta a los que se sientan en las primeras filas de la mañanera. “Pero sí quiero dejar en claro el deber de desacralizar la figura presidencial. Los gobernantes son ciudadanos en funciones y no dejan de ser ciudadanos que tienen que rendir cuentas”.
Para Ramírez, en la mañanera el Presidente arriesga: si tuvo 30 millones de votos y el 85 por ciento de la anuencia de los ciudadanos para gobernar en el arranque del sexenio, ¿para qué exponerse frente a los medios respondiendo a preguntas incómodas?
En contraparte, el vocero invitó a Salvador Camarena y Leonardo Curzio, así como a López Dóriga y Loret de Mola, “a ir a las mañaneras a cuestionar al Presidente, a decir lo que dicen en las ondas hertzianas, porque eso tiene el valor de la palabra frente al poder. La crítica es muy importante y la democracia es crítica pero también deliberación, construcción de consensos”.
Ramírez considera que la polarización de la que tanto se habla es artificial. Se está generando la sensación de que la sociedad está dividida, con base en una idea de lo que está haciendo el gobierno que no, necesariamente, está sustentada en hechos ni datos.
“La verdad es que la polarización se da en el círculo rojo y en las redes sociales. Pero la sociedad no está metida en eso, está pensando en su país, en el día a día, en la paz”.
DAR LA CARA COMO POLÍTICA
Jesús Ramírez quiere ser fiel a su compromiso con los orígenes del movimiento. “Venimos de pelear con un modelo autoritario que cerró los medios. Los medios callaron frente a crímenes de Estado. Frente a los escándalos de corrupción, hubo periodistas y medios valientes pero la mayoría cayó”.
El rostro del nuevo gobierno es transparente. Está “abierto a la crítica”, quiere “dar la cara”. El modelo de comunicación de la 4T “está basado en las mejores tradiciones democráticas, pero también en la tradición de lucha del pueblo mexicano que, en los últimos años, optó por la vía pacífica, optó por la vía gandhiana, optó por el entendimiento, por la no violencia”.
Frente a la rechifla de una parte del auditorio, Ramírez enfatizó que este movimiento nunca rompió un vidrio ni agredió a la policía o tomó un edificio público. “Este movimiento hizo acciones de resistencia civil pacífica porque creemos en la paz, en el diálogo, en la democracia y en los derechos del pueblo”. En cambio, “la derecha no cree en la gente”.
Terminó diciendo que el principio civilizatorio para construir una nueva sociedad es escuchar. “Todos tienen el valor de verdad en su propia palabra, pero periodistas, gobierno, políticos y sociedad debemos buscar los valores comunes, el interés común, los bienes comunes que tenemos que preservar para que esta vida tenga futuro”.
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