“Los medios de comunicación de la era electrónica al servicio de la incomunicación humana están imponiendo la adoración unánime de los valores de la sociedad neoliberal”. Eduardo Galeano
Rafael Barajas “El Fisgón” ha explicado que el gobierno de la Cuarta Transformación se enfrenta a un “Golpe Blando”, es decir, una campaña impulsada por la derecha para desestabilizar este nuevo régimen, con intenciones de descarrilarlo e imponer el modelo anterior, el de la corrupción, el abuso, la explotación del pueblo y la riqueza para unos pocos.
La derecha moralmente derrotada utilizando los medios que tiene a su favor,quiere que creamos que el país sigue igual, que no ha cambiado nada y que el presidente al que tanto quiere la gente, es un político más del montón. Tratan de quitarnos la esperanza. En toda esta guerra de desprestigio, exageran supuestas fallas y en el peor de los casos, se inventan noticias falsas que algunas personas terminan creyendo.
En Colima, también estamos expuestos diariamente a esta campaña de desinformación; nos quieren ver enojados y descontentos con el nuevo gobierno. Esa estrategia clara se deja ver sin tapujos en ciertos medios de comunicación que siempre han tenido una relación íntima con las esferas del poder y personajes de antaño que fueron (y algunos todavía siguen siendo) íconos de aquel régimen siniestro. Esos medios se caracterizan por generar la mayor cantidad posible de sus notas principales diarias en contra de AMLO, de la 4T y de Morena, haciéndolo ver como lo peor que le pudo pasar al país y a Colima.
Un claro ejemplo es el Diario de Colima, que se ha sumado a la ola de descalificación contra el nuevo gobierno legítimamente electo por el pueblo. Vemos cómo un día sí y otro también (es rarísimo cuando no lo hace), en su editorial lanza críticas al gobierno federal de manera desenfrenada y dolosa.
Han anunciado por ejemplo, una catástrofe en el campo por la supuesta falta de apoyo, cuando en realidad, los beneficios son más, pero ahora ya se entregan directamente a los pequeños productores, sin intermediarios, no como antes, que todo quedaba en las manos de los grandes productores, los más ricos, los que generalmente tenían un vínculo con el poder. Caso similar pasó con la falta de medicina en hospitales y un sinfín de temas que el propio AMLO ha ido tumbando en cada una de sus conferencias matutinas.
Pero, extrañamente, el Diario de Colima calla en sus editoriales las deficiencias del gobierno del estado; hace caso omiso de señalamientos graves que Osafig ha hecho a la administración de Nacho Peralta y nunca coloca críticas a este gobierno priista en primera plana en la misma proporción que lo hace con las críticas al gobierno de AMLO.
No obstante, se dicen imparciales y objetivos, siempre enarbolando la ética del periodismo, pero en la práctica, toman partido en favor de esas políticas que durante más de 30 años se dedicaron a dejarnos un país con una pérdida de la tercera parte de nuestras selvas y la cuarta parte de nuestros bosques, con una brecha gigantesca entre personas en la pobreza extrema y los más acaudalados, en donde reinaba la corrupción.
La crítica no es mala, al contrario, es fundamental en la democracia, el problema es cuando esa crítica se lleva a cabo exagerando datos, actuando de mala fe y respondiendo a intereses creados que nunca piensan en las mayorías. Tener una línea editorial definida no es malo, el problema es que lo ocultan y utilizan la máscara de la imparcialidad, tratando de engañar a la gente, olvidándose de respetar el derecho a la información.
Por ello, este espacio lo utilizaremos para defender ese derecho de la gente. Aquí daremos la batalla en esta guerra contra la desinformación para que no se vuelva a engañar al pueblo a través de esas prácticas, que lo único que buscan es imponer nuevamente un gobierno insensible que sólo se preocupa por administrar negocios de unos cuantos. Eso se acabó, estamos en la era de la 4T y de la mano del pueblo vamos a defenderla.