EL ARTE DE MENTIR

Posverdad, dice Marc Amorós, es un neologismo para definir un oficio tan viejo como la especie humana: contar chismes, bulos, mentiras. “Y desde los inicios del periodismo se han enfocado las noticias para atraer y fidelizar a los lectores moldeando los hechos a una verdad más afín a su pensamiento”.

Antes de Trump, los políticos ya mentían. Según Bob Wodward, uno de los dos periodistas que revelaron el escándalo Watergate: “La posverdad ya la practicaba Nixon”.

Desde siempre, los políticos “hicieron de la propaganda una herramienta muy útil para sus intereses. Y también acusaron a los medios de comunicación de mentir”, añade Amorós citado por Ulrich Richter Morales.

En el capítulo ‘Noticias falsas’ que le sirve como marco teórico a su libro El ciudadano digital: fake news y posverdad en la era de internet (Océano, 2018), el jurista mexicano que demandó a Google refiere además la definición de posverdad que da Gerardo Sifuentes:

“…aquella ‘que se refiere o denota circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menor influencia en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal’.”

Lo cierto es que la campaña electoral de Donald Trump inauguró una nueva era, tal como lo plasmó la revista The Economist en su portada de septiembre de 2016: “Política posverdad: el arte de la mentira”.

RÉGIMEN DE EMOCIONES

De acuerdo a la investigación de Raúl Rodríguez Ferrándiz citada por Richter, el término posverdad se acuñó en los días de la Guerra del Golfo (1990-1991). Y según el Oxford English Dictionary, fue el dramaturgo serbio-americano Steve Tesich quien lo usó por primera vez en un artículo de 1992 para The Nation, titulado ‘Un gobierno de mentiras’.

En ese texto, Tesich “dibujaba un proceso de degradación de la calidad de la democracia y de la sociedad civil por obra no sólo de los gobernantes, sino también de los ciudadanos”.

El mismo Diccionario Oxford la escogió en 2016 como la palabra del año, porque parece definir una nueva era histórica reconocible en el cambio de paradigmas de la política y la lucha entre las élites, donde la posverdad es una herramienta para buscar el poder a toda costa.

“Con tal de atraer los votos del electorado, visitas a sitios web, likes y comentarios en las redes, algunos de los políticos y líderes de opinión sacan provecho de los titulares de los noticieros y de las notas en redes sociales, por lo que la veracidad no es el objetivo, sino los votos”, detalla Richter.

“Los tiempos electorales tienen algún ingrediente de posverdad, ya que los contendientes pueden hacer promesas que no cumplirán, aunque en realidad el fuerte de esta época es privilegiar los ataques por encima de las propuestas”.

LEXICOGRAFÍA DE POSVERDAD

El término posverdad entró en el Diccionario de la Lengua Española en su versión en línea de 2017, como: “Distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.

Como observa Rodríguez Ferrándiz, en inglés post-truth es un adjetivo y, en español, posverdad es un sustantivo. El Oxford define una situación (circumstance) y habla de modelaje (shaping) de la opinión pública debido a una apelación a las emociones y creencias personales. El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) habla directamente de “distorsión deliberada”, de “manipulación” y de “influir”. De manera que la voz anglosajona es más descriptiva y neutra, mientras que la hispánica “es más valorativa y carga más las tintas”, dice Raúl Rodríguez.

En inglés, la palabra sugiere que la situación la genera una corriente de emoción, que puede sobreponerse a la evidencia de los hechos. En español, la voz sugiere que los hechos son manipulados intencionada e interesadamente para azuzar emociones, lo cual hace de la posverdad un sinónimo o actualización del término ‘propaganda’ en el sentido que tenía a comienzos del siglo XX, una acepción que precisamente la RAE ya no recoge aunque sí el Diccionario Oxford.

UNA REALIDAD A LA CARTA

Finalmente, ¿qué papel desempeñan las fake news en la posverdad? Ulrich Richter cita nuevamente a Marc Amorós:

“Las fake news son el tren de alta velocidad que nos llevan directamente a la posverdad”. Esta última es “el reinado de las emociones y las creencias personales por encima de los hechos contrastados y verificables”. Logramos que la posverdad suceda con fake news, es decir, “con historias que nos hagan creer que la realidad es como nos gustaría que fuera: una realidad a la carta”.

Ese es el objetivo de las noticias falsificadas: “generar ideas erróneas que establezcan una opinión pública que sea rápidamente reproducida por los propios usuarios”.

Y a esa intención hay que añadirle otro fenómeno: “la velocidad que generan las redes sociales empuja a los usuarios y a los consumidores de noticias a preferir compartir la información antes que analizarla… Las fake news vuelan, se viralizan y nos conducen a una realidad de posverdad donde sólo importa mi verdad”, concluye Amorós.

En síntesis, señala Ulrich Richter Morales: “la combinación de los componentes emocionales y las redes sociales que encontramos en la posverdad hace que cobre mayor impacto en la opinión pública”.

FAKE NEWS SEGÚN KASPAROV

Durante 15 años consecutivos, entre 1985 y 2000, Garry Kasparov fue el campeón del mundo más joven de la historia del ajedrez y dominó los tableros.

El jugador azerbayano, apodado el ogro de Bakú (su ciudad natal) por su juego agresivo y valiente, concedió en 1989 una entrevista a la revista Playboy donde no dudó en criticar a la URSS. Más tarde se enfrentó a la Federación Internacional de Ajedrez, a la que calificó de corrupta. Y llegó a formar un partido que se enfrentó a Vladimir Putin.

Luego que en 2005 dejó las competiciones, además de escribir libros sobre ajedrez se ha dedicado al activismo en derechos humanos. Y actualmente funge como embajador de la empresa de ciberseguridad Avast. Desde esa posición ha pedido un sistema de encriptación que permita al usuario prevenir cualquier manipulación de sus datos.

Pero lo que les interesó a Ben Gordon y Azahara Mígel, redactores de Vodafone, el suplemento de software y tecnología de El País, es cómo Kasparov explica el funcionamiento de las fake news (https://elfuturoesapasionante.elpais.com/garry-kasparov-explica-como-funcionan-las-fake-news/):

“Otra de las grandes batallas de nuestro tiempo, insiste el ajedrecista, es la lucha contra las famosas fake news y su influencia en la opinión pública. Y cree que la mayor herramienta que tenemos a nuestro alcance para construir sociedades críticas y bien informadas es la educación de los más pequeños. ‘Estamos haciendo justamente lo contrario de lo que deberíamos, asegura, porque seguimos enseñándoles el qué, cuando tendríamos que enseñarles el cómo’.”

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

 

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *