¿Qué tipo de periodismo necesita México en la etapa de nuestra historia que estamos inaugurando? Eso se lo preguntaron mujeres periodistas en una mesa redonda del noticiero Momentum y, entre todas, llegaron a conclusiones interesantes:
El viejo sistema mexicano de relaciones entre prensa y gobierno ha desaparecido a nivel nacional. Se acabó el chayote, y “su pervivencia en las entidades federativas es marginal por una simple cuestión de magnitud”. Así lo resumió el abogado Federico Anaya Gallardo, director jurídico del IPN, en el artículo ‘Sobre el cuarto poder’ (https://www.rompeviento.tv/sobre-el-cuarto-poder/) que publicó en el mismo portal donde se transmite Momentum: Rompeviento TV.
De lo dicho en la mesa de las periodistas, lo que a Anaya no le gustó fue “que todas las panelistas coincidieran en que el gobierno de Andrés Manuel debe dar una línea más clara acerca de qué es lo que debemos hacer las y los ciudadanos en este tema”.
En su texto, Anaya revela su sospecha de “que la Administración López Obrador hace lo que se puede hacer en una poliarquía (Robert Dahl dixit)… que es influir en los márgenes de un sistema político y social en el cual el gobierno federal, pese a su inmenso presupuesto y prestigio heredado, no controla a los demás actores y no puede concentrar todo su poder en todas y cada una de las coyunturas particulares”.
YA NO HAY LÍNEA:
Ya en su propia mesa de opinión, la de los maxiabogados que comparte con David Peña, del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y Justicia Social, Anaya explicó en la emisión del 6 de diciembre de 2021 de Momentum (https://www.youtube.com/watch?v=nXOaWeiHR7M) que, “en el viejo régimen, había una línea y muchas maneras de transmitirla”:
“La más perversa era el chayote. Chayote positivo y negativo: ‘te pago para que me elogies’ o ‘te pago para que ataques a alguien’. Como se concentró tanto el poder en la figura del presidente de la república, hasta la década de los sesenta la línea siempre respondía a lo que decía el presidente.
“A eso estamos acostumbrados. Lo interesante de los momentos de transición es que todo el mundo se comporta como venía comportándose ordinariamente, y muchos esperan que les dicten la línea. Pero eso no va a ocurrir con López Obrador.
“Había una frase muy priísta para hablar de la transición hace 20 años: ‘la línea es que no hay línea’. Yo agregaría que el problema es que no puede haber línea. Incluso con el mucho dinero que todavía dedica a comunicación social la presidencia de la república, lo cierto es que no es el único actor y, por lo tanto, no puede dar línea.”
Resumiendo lo que se dijo en ese panel de mujeres periodistas, que el presidente ejerza su derecho de réplica y debata con sus detractores desde el espacio de la mañanera, es válido porque es un actor más en el concierto público, aunque ciertamente uno muy grande, opina Anaya.
En el panel también se pidió que esos periodistas que se han declarado independientes del poder presidencial, lo sean también de los otros poderes: el económico, el mediático e incluso el criminal.
Para el abogado, en el nuevo ecosistema comunicacional hoy se debate y ya no hay una sola voz. Pero la independencia de la prensa respecto de los otros poderes todavía está pendiente. Esa fue precisamente la crítica de López Obrador a Proceso y Aristegui: siempre han sido independientes, pero el asunto es que nunca estuvieron con el movimiento.
En este contexto, dice el jurista, hay que considerar un detalle importante de la escuela estadounidense de periodismo que muchos toman como modelo para el periodismo mexicano independiente: siempre tienes que decir de dónde viene el dinero. Incluso en el momento más pervertido del periodismo norteamericano con ese monstruo llamado William Randolph Hearst, todo mundo sabía quién estaba pagando la publicación de ciertas noticias.
Ese sería un paso adelante, nos está faltando saber de dónde vienen las cosas. Hubo un escándalo cuando, de repente, descubrimos quiénes estaban detrás del esquema de financiamiento de la plataforma LatinUs. Pero aun cuando políticos y empresarios son libres de financiar un medio, el gremio periodístico decidió callar. No siguieron la nota porque ese es otro poder. O sea, se acabó el chayote único y lo que tenemos ahora es un libre mercado de chayotes, señala Federico Anaya.
MOLDEAR LA LÍNEA EDITORIAL:
Si Anaya planteó en esa entrega de la columna El Cuarto Poder que publica en el portal de Rompeviento TV, precisamente que se acabó el cuarto poder, para Alberto Nájar, uno de los conductores de Momentum junto a Ernesto Ledesma, hace tiempo que el cuarto ya era un poder disminuido.
Si bien se dice que Televisa impuso a Enrique Peña Nieto en la presidencia, no lo hizo sola: millones de electores votaron por el entonces candidato del PRI, quizá desencantados con “ese carnicero que estuvo ocupando la presidencia de 2006 a 2012”, apunta Nájar, editor en Pie de Página.
A propósito, David Peña recuerda que el concepto ‘cuarto poder’ surge tras la revolución francesa para referirse al poder que empezaron a construir los medios de comunicación después de 1789. Su función era hacer la crítica al poder político, y esa tendría que seguir siendo la esencia del periodismo.
La crítica construye y permite hacer discusiones y análisis, permite incluso cuestionar la forma en la que se está gobernando. Pensar que la crítica tiene una tendencia impulsada por la economía, es algo absolutamente lógico. Hay que seguir el dinero para ver hacia dónde va la tendencia.
Es lógico y analítico buscar de dónde provienen los financiamientos a los medios. Pero, también, debemos discutir la posición que toman los medios de comunicación. Ese es el tema de fondo. Evidentemente, al no tener al chayote como única fuente de ingreso oficial, ya que se diversificaron las fuentes de financiamiento, los medios de comunicación pueden ahora moldear su línea editorial.
Hay medios como Contralínea que ha sobrevivido literalmente. Si bien el gremio periodístico podrá tener sus asegunes con su director Miguel Badillo, por su personalidad y por su forma de trabajar, la revista sigue teniendo un perfil de reportajes de investigación, de crítica y análisis. No necesariamente se le deba colocar en uno de los lados del movimiento, ni a favor ni en contra de la 4T.
Se ha querido centrar la discusión sobre la independencia de los medios, en el tema del financiamiento. No obstante, desde la perspectiva de los lopezobradoristas, si un medio recibe financiamiento pero apoya al movimiento, ese dinero malo se convierte en bueno; en cambio, si critica al movimiento el dinero malo seguirá siendo malo.
El análisis tendría que ser, más bien, sobre la posición crítica de los medios de comunicación, incluso de los emergentes. Para diferenciarlos de los medios tradicionales, emergentes son todos esos medios que están en línea, los medios que producen contenidos a través de las redes sociales.
Medios críticos son aquellos que hacen crítica, es decir, un análisis del ejercicio del gobierno, y que fijan un posicionamiento que le puede resultar incómodo al poder. Esos son los medios a los que hay que seguir, independientemente, pero sin olvidar, de dónde vienen sus financiamientos. Hay que estar observando porque esa es la crítica que nos permite generar este tipo de discusiones, y la crítica también que incomoda al poder.
Cuando vemos que Ernesto Ledesma va a la mañanera y el presidente le da la palabra a los reporteros que están a su alrededor, pero se lo brinca a él, no es porque López Obrador esté criticando el financiamiento de noticieros como Momentum, que ha recurrido incluso a rifas para obtener fondos. No es tampoco una descalificación. Es porque sabe que las preguntas que le va a hacer Ledesma, van a resultarle incómodas. Andrés Manuel prefiere sacarle la vuelta.
LA MEDIDA SON LOS DH:
Nájar reitera su opinión de que el presidente confunde el buen periodismo con el que le es leal. Suele poner como ejemplo el periodismo del siglo XIX, en el caso de Fransisco Zarco, o en el siglo XX el caso de los Flores Magón. Pero ellos no eran sólo periodistas sino activistas y militantes. Y quizá en el siglo XXI, el periodismo militante no es la mejor solución.
Ledesma subraya que la mañanera es un espacio fundamental y estratégico para que el presidente pueda contrarrestar a los medios corporativos que, con la excepción de La Jornada, están todos en su contra: los medios impresos con alcance nacional, las empresas radiofónicas y las televisivas, aunque en el caso de TV Azteca pasa una cosa rara entre López Obrador y Ricardo Salinas Pliego.
Pero respecto a la prevalencia del cuarto poder, asegura que si el factor son los ingresos por publicidad oficial, aunque la partida federal haya disminuido, todavía les queda como fuente de financiamiento la publicidad de las empresas privadas y de los gobernadores. Cada ejecutivo estatal cuenta con un presupuesto, y en el artículo de Federico Anaya se pueden ver las cifras del gasto de los gobiernos locales en comunicación social.
Finalmente, Ledesma dice que nadie hay mejor para valorar el trabajo periodístico que las poblaciones que están viviendo situaciones de vulnerabilidad extrema en sus localidades, agazapados bajo los disparos y cubriendo con el suyo los cuerpos de sus hijos.
“Aunque no me dé regularmente la palabra en la mañanera, el presidente sabe que ni Rompeviento TV ni Pie de Página somos Mexicanos contra la Corrupción o Claudio X. González. Como López Obrador, los reporteros de estas plataformas no sólo recorremos el país sino que nos quedamos por días en los lugares, hablando con la gente de abajo, estudiando la situación y documentando lo que está pasando ahí.
“La medida del periodismo es la situación de los derechos humanos. Los medios aliados en Momentum –dice el director de Rompeviento TV–, se caracterizan por la defensa de los derechos humanos, especialmente de las poblaciones más vulnerables.”
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