El de Manzanillo, un gobierno progresista que propone el seguro de desempleo para los colimenses

Dos días antes de la celebración del 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, que recuerda las luchas de la clase trabajadora de todo el mundo, y que en nuestro país rinde homenaje a los obreros de la Huelga de Cananea, Sonora  y de la Textilera de Rio Blanco, Veracruz, violentamente reprimidos por las fuerzas criminales del dictador Porfirio Diaz; la presidenta municipal de Manzanillo, Griselda Martínez, sugirió la implementación del seguro de desempleo para los colimenses, tal y como desde el 2007, se aplica en la hoy Ciudad de México, marcando un temprano indicio de la forma en que los gobiernos progresistas conciben al trabajo y a la principal fuente generadora de riqueza: los trabajadores.

El actual gobierno federal, siguiendo con el desarrollo de una política de justicia, de programas y acciones transformadoras, que lleven bienestar social a los mexicanos; ha desplegado recursos y disposiciones para lograr sacar al país adelante del inmenso destrozo social en que lo dejaron los ladrones gobernantes e ineptos del prianato.

Sin embargo, cuando se enfrentaba con atino el reto de avanzar rápido en la transformación estructural del país, con grande obras y con programas sociales de orientación progresista, un nuevo reto apareció: enfrentar la pandemia del Coronavirus que, sin que por ello se detengan los programas sociales, implica hacer ajustes presupuestales y destinar más recursos para la atención de este problema de salud pública.

Este nuevo reto, sin embargo, ha evidenciado incapacidad de algunos gobiernos locales, o para decirlo mas precisamente, de aquellos que como los de Jalisco y el de Colima, siguen las lineas neoliberales, sin proponer acciones que se salgan de esa lógica conque quienes de esa bandera ideológica provienen. Es decir, también los gobernadores pueden y tienen facultades para promover y asumir una mayor responsabilidad social en estos tiempos de la pandemia, que ha afectado la economía y puesto en perspectiva serios problemas para quienes menos tienen.

Por eso, la sugerencia de que el gobernador de Colima analice la posibilidad de promover el seguro de desempleo, es una propuesta de gran pertinencia que hace la alcaldesa Griselda Martínez, proporcionando datos del impacto que ha tenido en la economía manzanillense las disposiciones establecidas para prevenir y enfrentar el Coronavirus.

Podrá disminuir o desvanecerse el peligro mayor del Coronavirus, es cierto, y afortunadamente, las medidas adoptadas por el gobierno federal en ese sentido confirman que fueron las adecuadas, y la luz en el túnel se alcanza a ver. Pero, por otro lado, eso no quiere decir que cuando ya no haya riesgo de contraer la enfermedad -no porque se haya terminado, sino porque debemos continuar con las medidas de prevención permanente recomendadas- ; vayamos a actuar como si nada hubiera pasado y manos a la obra de nuestras actividades cotidianas, como antes de la pandemia. No nos hagamos esas ilusiones, porque estaremos inmersos en las consecuencias que para el trabajo y la consecuente actividad económica nos ha dejado la pandemia.

Por eso, con la lógica posición de los gobiernos y los gobernantes progresistas, que piensan en la gente, es decir en las familias afectadas por su vulnerabilidad social y económica; la presidenta municipal de Manzanillo, actuó con esa perspectiva: de pensar y ver por las y los trabajadores y sus familias. Su propuesta de un seguro de desempleo, debe tener resonancia en la cámara local de diputados; en el equipo del área del Trabajo, del gobernador Ignacio Peralta; y en los círculos políticos, sociales, y académicos relacionados con el tema, como son los partidos, los sindicatos, y los centros de investigación social y del trabajo.

Con la instalación de comedores comunitarios para más de 3 mil 500 personas, que están padeciendo las afectaciones por despido laboral, o porque sus fuentes de ingreso colapsaron por las disposiciones sanitarias; y ahora con la propuesta de un seguro de desempleo, el gobierno municipal de Manzanillo, al frente de Griselda Martínez; se coloca a la vanguardia de la defensa de las familias y los trabajadores en situación económica y social vulnerable. Es una propuesta que se basa en amplias posibilidades para su aplicación en Colima.

Por otro lado, su propuesta ha dejado en evidencia la incapacidad de otros gobiernos locales, como el de Colima, donde Leoncio Morán, se ha convertido en un enemigo público de las instituciones sociales y del trabajo. Esta es la diferencia entre un gobierno que se orienta con la gran fortaleza de la  4 T, y uno que anda recogiendo las babas que le han dejado tanto el PAN y el PRI, como lo hace el alcalde de Colima.

PUNTO Y RAYA

Los presidentes de la corrupción prianista y la cárcel

En la mañanera del miércoles 6 de mayo, el presidente de la República dio otra lección de lo que es la transformación del discurso político y económico que esta revolución que representa la 4 Transformación, debe llevar al fondo del cambio. Un nuevo régimen de libertades y de justicia social, que se ha planteado un camino contrario al rapaz neoliberalismo; no puede continuar reproduciendo la terminología del fracaso económico y social. De ahí que al odioso termino de los compañeros y los aprendices de los Chicagoboys, como son “Crecimiento” “Producto Interno Bruto” y otras yerbas con que se pavoneaban los economistas del régimen de la corrupción; para el nuevo gobierno no representan nada, y son mero cascajo semántico, frente a la contundente dupla progresista de “desarrollo” y “Bienestar social”.

Esta semana, a partir de que de nuevo se señaló por la prensa la complicidad de Felipe Calderón con el narcotráfico, a través de su Secretario de Seguridad, Genaro García Luna; nuevamente se fortaleció la posibilidad de que aquél siga los pasos que este enfrenta con la justicia estadunidense. Calderón y García Luna son uña y dedo en su complicidad con el narcotráfico; que se aliaron con un cartel para enfrentar a otro, desplegándose una sangrienta guerra que no resolvió nada y sí dejó sin miles de millones de dólares al país para enfrentar la devastación gubernamental.

Y en una entrevista que le hicieron al fiscal anticorrupción, Nieto, este declaró que en su responsabilidad no va “a ser tapadera de nadie”, a propósito de las amplias posibilidades de enjuiciarse a Peña Nieto y sus cercanos. Pero lo mismo a Vicente Fox. Así que Fox, Calderón y Peña, no podrán tener sueño tranquilo.

¡Hasta la próxima!

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