EL DESVERGONZADO INE

Mucho se ha hablado del INE desde que fuera creado como IFE. Primero como una institución que se fortalecía y permitía alimentar la esperanza en que, al fortalecerse, tuviéramos comicios libres y con el piso parejo. Ya no sería la Secretaría de Gobernación quien las organizara y contara los votos, sino una institución profesional y ciudadana. Al principio, respondió a las expectativas, el pueblo lo reconoció y ganó prestigio. Posteriormente se prestó a trampas evidentes durante las elecciones federales del 2006 y su credibilidad y prestigio se vinieron abajo. Hoy lo vemos como un elefante blanco insaciable. Quiere más y siempre exige más. Y desde el 2006 no ha logrado recuperar la credibilidad ni el prestigio. Va en caída libre.

Se trata de un órgano autónomo y así debe ser entendido, pues la imparcialidad en su actuación resulta fundamental si pretendemos ser un país democrático. No debe guardar afinidad con el Gobierno porque ello significaría lo mismo que cuando la Secretaría de Gobernación organizaba las elecciones. Y ese tiempo está superado. Pero su independencia ha de entenderse como autonomía y no como quieren entenderlo los propios consejeros y los conservas, como soberanía. Los propios consejeros del INE y su presidente, se han asumido, como opositores y eso significa parcialidad. Quieren aparecer ante nuestros ojos como enemigos del Gobierno (y lo logran muy eficientemente).

Muy discutible, desde el principio, ha sido la actitud de Lorenzo Córdova al frente del Instituto y mucho se llegó a temer de su actitud durante el proceso electoral de 2018. Nada pasó y nunca sabremos si el Consejo del Instituto hubiera actuado con parcialidad si se hubiera se hubiera presentado una votación con una mayoría menos abultada hacia Andrés Manuel López Obrador y los candidatos de la coalición que apoyaba. Los resultados eran indiscutidos e indiscutibles y haber dicho lo contrario hubiera provocado una revolución ante el cansancio de la sociedad. Los conservas eran insostenibles.

Las relaciones entre el Instituto y el Gobierno cuatroteísta han sido más bien, tensas. Las primeras fricciones se presentaron porque el INE no quiso adoptar medidas de austeridad como las impuestas por el Presidente de la República y se negaron a aceptar una disminución a sus muy abultadas remuneraciones y prestaciones. Los integrantes del Consejo sienten que pertenecen a una casta divina y merecen cuantos lujos quieran que los mexicanos les costeemos. Hace apenas unos días se negaron a proporcionar su base de datos a la Secretaría de Gobernación para que fuera insumo en la elaboración de la cédula de identidad que esa dependencia se propone elaborar. Lo hizo con alegatos muy discutibles y por supuesto, actuando como si dicha base de datos la hubiera realizado con fondos provenientes del Cielo y no del bolsillo de todos los mexicanos. Y lo hizo, además, con el aplauso de todos los conservas. Más de uno dijo que el INE ha integrado esa base de datos que el Gobierno Federal jamás ha podido integrar. Como siempre, hablamos de defensas que, por sobradas razones, mueven a la risa.

Pero, la cerecita del pastel ha sido la reelección de Edmundo Jacobo Molina como Secretario General del Instituto para los próximos seis años, porque dicho funcionario tiene 12 años en el puesto y con su nuevo nombramiento, habría mantenido la posición durante 18. La Ley autoriza sólo una reelección. Córdova y sus secuaces alegan que primero se le eligió en el IFE y después se le eligió en el INE y entonces, esta sería su primera reelección en el INE. Si es legalmente válido el argumento (el que junta estas letras opina que no lo es), cuando menos es un argumento tramposo y que falta a la ética.

Córdova y sus secuaces comieron ansias y se erigieron en guardianes del Instituto para preservar su independencia, según las alabanzas que han cosechado de los conservas. El próximo 4 de abril terminan su encargo cuatro brillantes consejeros electorales: Enrique Andrade, Santiago Baños, Benito Nacif y Pamela San Martín y el período de Edmundo Jacobo culmina el 10 de abril, y, por tanto, lo lógico y lo deseable hubiera sido no precipitarse para realizar este nombramiento y esperar a la nueva integración del Consejo. Pero no fue así, pues debían preservar la independencia del Instituto. La prudencia y las formas no les importaron, lo que si les importó fue convertirse en niños héroes.

López Obrador impondrá a sus consejeros con la complicidad del Legislativo alegan consejeros y conservas y pondrá en entredicho la independencia del INE, concluyen esas lumbreras. Para ellos, los únicos consejeros electorales que son (o pueden ser) independientes, son aquellos que fueron nombrados antes de que el Gobierno de la 4T tomara posesión. Sí, aquellos consejeros electorales que eran impuestos por el PRI, el PAN y el PRD como resultado de las cuotas acordadas para cada uno de ellos. El Legislativo no ha emitido todavía, la convocatoria correspondiente y no sabemos quiénes serán los candidatos, pero no serán independientes sino afines a la 4T, según concluyen. Con toda certeza, tanto los consejeros electorales como los conservas son zahoríes.

Bueno fuera echar fuera al Consejero Presidente y a los demás consejeros electorales, lo cual no será así por los blindajes legales con los que cuentan y por la crisis política que desataría. Aún echar fuera a Córdova no se antoja legalmente sencillo y el Gobierno de la 4T no actuará al margen de la Ley, eso es seguro. Pero la verdad es que el INE no ha realizado su trabajo: Se ha ocupado de contar votos (y lo hacen los ciudadanos que reciben la comisión para realizar funciones en las casillas, no los consejeros), nunca se han preocupado por propiciar piso parejo entre los contendientes ni por promover la cultura democrática como es su obligación.

Muy poco capital político tenía Lorenzo Córdova y ahora, lo dilapida de esta manera. Se antoja un par de preguntas: Lo realizado ¿será medida de la desesperación de los conservas? ¿cuál será el nivel de la presión que ejercen los conservas sobre estos consejeros? Pobre INE, pobre Córdova y, sobre todo, Pobre México. Repito, los conservas no descansan.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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