EL EFECTO BACON

Una nota en el portal de la revista Proceso da cuenta de cómo México vive una epidemia paralela a la de Covid-19: la plaga de noticias falsas que circulan en redes sociales, pero también en medios de comunicación que han renunciado a su profesionalismo por tomar revancha de la 4T.

Según Luis Ángel Hurtado, investigador en ciencias sociales de la UNAM, esta infodemia está generando cuadros de histeria colectiva. Experto en fake news, el académico asegura que México es el segundo país que más bulos genera, sólo detrás de Turquía (https://www.proceso.com.mx/625158/mexico-el-segundo-pais-con-mas-fake-news-solo-detras-de-turquia-investigador-de-la-unam).

Muchas de estas mentiras pienso yo, en especial los memes, son producto de la ingenuidad o del ingenio del mexicano acostumbrado a burlarse de la autoridad. Pero en su mayor parte, las mentiras son difundidas premeditadamente.

La granjas de bots no sólo propalan noticias fingidas sino, también, falsificaciones de comunicados oficiales para hacer creer que el gobierno esconde los muertos, escamotea material quirúrgico a los médicos o piensa decretar toque de queda.

Y la pregunta obligada es: ¿qué ganan ex presidentes, políticos y periodistas al propagar infundios que, en pocas horas, serán desmentidos?

Una posibilidad es que “los conservadores”, como los llama AMLO, hayan calculado bien el efecto Francis Bacon (por el filósofo inglés que sentenció la fórmula en 1625): “Calumniad con audacia, siempre quedará algo”. Todo lo que abone al golpe blando con el que pretenden derrocar a un presidente legítima y democráticamente electo, es bueno para la reacción. 

Otra explicación es la que da Hugo López-Gatell.

COMPRAS ESPECULATIVAS

En entrevista con John Ackerman (‘Diálogos por la Democracia’, TV UNAM, 5 de abril de 2020; https://www.youtube.com/watch?v=khP0jnZebjc), el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y vocero oficial para los temas relacionados con la pandemia, ubica la desinformación en el contexto de las presiones al gobierno por parte de proveedores de insumos médicos interesados en colocar su mercancía.

Como ocurrió con la epidemia de H1N1, alguien está pensando hacer un gran negocio a costa del erario. En 2009, el gobierno de Felipe Calderón hizo compras millonarias de alcohol en gel, cubrebocas, mascarillas, ventiladores mecánicos y demás tecnología de comunicación, como pueden ser plataformas informáticas y aplicaciones móviles que en ese tiempo no eran tan populares. “Son áreas clásicas de especulación, para generar un desfalco aprovechando la oportunidad”, dice López-Gatell.

Esas presiones se siguen dando en 2020 pero los intermediarios ya no están en el gobierno, “por lo menos no en el federal”.

PRESIONES TRIANGULADAS:

El Subsecretario distingue el tráfico de influencias del cabildeo legítimo con el que se ofrecen productos y servicio. Para los funcionarios de Salud, una cosa es adquirir el material necesario para atender el problema de acuerdo con una visión científica o técnica, y otra cosa es hacer compras de pánico por simple paranoia o, peor, ocultando un conflicto de interés.

Aunque hay canales correctos como el de Compranet, es inevitable que las autoridades del sector se vean agobiados por correos electrónicos donde los proveedores exaltan las virtudes de un producto. Esta práctica es irregular, mas no ilegal.

En cambio, no es casual cuando se empiezan a ver oleadas de información como la de aquella primera plana del periódico Reforma el 21 de marzo de 2020: ‘Frena la burocracia pruebas; crece virus’. Eso sí está articulado:

“Hubo una interacción entre proveedores y algunos medios para triangular la presión al gobierno, fomentando la expectativa pública de que México no está haciendo pruebas rápidas y haciendo comparaciones con otros países.

“Sin embargo, en ningún momento hemos intentado suprimir la información. Desde antes que llegara el primer caso al país, dejamos claro que desde el punto de vista técnico la opacidad es un error.

“La transparencia al comunicar el acontecer de la epidemia no es solamente obligada por un principio de ética institucional o personal, sino que técnicamente es indispensable.

“Cuando uno hace un llamado a quedarse en casa, por ejemplo, que lo hicimos con conocimiento de causa, es imprescindible que la población tenga confianza en que si lo decimos es porque tenemos la información y está abierta al escrutinio público”, apunta López-Gatell.

En síntesis, el uso de estrategias de posverdad que estamos viendo contra la 4T no es sólo por motivos ideológicos o por revanchismo político de los derrotados en 2018, sino que hay también detrás intereses económicos.

PAPARRUCHAS DE CALDERÓN

‘López-Guapel’, como lo llama una amiga, o “el señor ese que les gusta”, como lo define un colega, expuso en la entrevista un ejemplo reciente de manipulación mediática en torno a la política de salud:

“Las paparruchas” respecto a un supuesto brote de neumonías atípicas de las que Felipe Calderón se colgó. El ex presidente “solito empezó a tuitear”, evidenciándose como parte de la cadena de desinformación. “La línea narrativa era que, ante un brote de neumonías atípicas en Monterrey, los médicos habían recibido supuestamente órdenes de no registrar esos casos como de Covid-19”.

Para el Subsecretario, el ciclo de las fake news es casi predecible:

– Temprano por la mañana, “un conductor de noticias bastante conocido presentó el reportaje breve, sin citar fuentes ni especificar lugares o detallar hechos”. No identificar al sujeto de la información, opina, constituye una falta a la ética periodística.

– A los pocos minutos empezaron a circular en diferentes cuentas de redes sociales, videos alarmistas de morgues repletas presuntamente en hospitales regiomontanos.

– La tecnología al alcance de cualquier persona permite monitorear redes, y este episodio reveló un patrón clásico donde los bots toman el relevo y empiezan a expandir la noticia, cada uno con autonomía de redes.

– Entonces aparece el ex presidente Calderón y, “como si se acabara de enterar”, retuitea los videos. Mientras otros usuarios comienzan a levantar el hashtag ‘neumonía atípica’.

Para cuando López-Gatell desmintió la información a media mañana, ya había circulado el bulo por la república del Twitter, en “un patrón sistemático de sabotaje” que busca “confundir a la audiencia, manipulando y poniendo las condiciones al límite”.

Para el Subsecretario, se trata de “un acto profundamente irresponsable cuando estamos viviendo un fenómeno como éste”. Politizar una emergencia sanitaria atenta contra todos, incluso contra los mismos que hacen las campañas de desinformación.

Mas no es de extrañar que lo hagan, si pensamos que Calderón politizó la epidemia de la influenza cuando estaba en el gobierno, señala Ackerman.

CON RIGOR CIENTÍFICO

En ese sentido, ¿cómo valora López-Gatell la postura del presidente López Obrador frente a los científicos que llevan la estrategia epidemiológica, en contraste con la perspectiva política y de negocios que le dio Calderón al combate del H1N1?

Andrés Manuel respalda a los técnicos “totalmente”. Para alguien como López-Gatell que “me he formado en este campo específico de la epidemiología de las enfermedades infecciosas”, la actitud del mandatario “es un homenaje al rigor científico por parte del personaje político más relevante de la nación”. Y lo ilustra con tres anécdotas:

– La primera es cuando dijo que en el momento que los científicos le dijeran que parara, lo haría. “Ha sido muy respetuoso con las recomendaciones que se le hacen pero, también, nos ha pedido que tomemos en cuenta el bienestar de las personas que viven al día, a las economías familiares.

– Segunda, Andrés Manuel pone un alto cuando considera que las acciones de los científicos están afectadas por intereses políticos diversos, aunque no sean malsanos o perversos; cuando la apreciación del fenómeno es simplemente política. “No es un secreto de Estado que, al interior del propio gabinete, el Presidente defiende la ciencia”.

– Tercera, cuando “tuvimos la videoconferencia del G-20”, AMLO fue el único mandatario de los que participaron que abrió su intervención diciendo que en México la conducción del manejo de la epidemia la hacen los técnicos, con criterios científicos. Y recomendó a los otros países hacer lo mismo.

En las caminatas por los pasillos del Palacio Nacional que es como le gusta conversar con sus colaboradores más cercanos, López Obrador ha mostrado al Subsecretario su interés por la tarea encomendada:

“Es impresionante el dominio que tiene de los detalles. Se acuerda de datos y tiene presente su significado. Los interpreta en un contexto más amplio, y te alerta sobre cosas pero nunca con un ánimo de censura”.

López Obrador pregunta, pondera y recomienda, después de haber reflexionado. “Y esto es un giro de 180 grados a lo que viví en la pandemia de influenza de 2009”, cuando Felipe Calderón era el presidente, concluye el epidemiólogo.

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