EL IMER, EN CRISIS

La nueva directora del Instituto Mexicano de la Radio (IMER), Aleida Calleja, advierte la precariedad financiera, laboral y tecnológica en la que se encuentra la paraestatal adscrita a la Secretaría de Educación Pública.

En entrevista con el reportero Antonio Díaz, publicada el 4 de marzo de 2019 en El Universal (https://www.eluniversal.com.mx/cultura/por-recorte-de-presupuesto-el-imer-en-situacion-critica), Calleja reconoce que al IMER le asignaron este año un presupuesto menor al de 2018, revela que al organismo le faltó innovación tecnológica durante el último sexenio y señala que entre el personal hay 200 trabajadores freelancers.

No obstante, tienes planes ambiciosos para el Instituto:

“A tres años visualizo una radio no gubernamental, crítica, diversa. Es decir, el IMER tendrá su propia agenda, no será impuesta. Tendrá la agenda que hará junto con la sociedad, con su consejo ciudadano y con otros sectores”.

Nombrada directamente por el presidente López Obrador, esta maestra en Derechos Humanos y Democracia por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) asumió la dirección general del IMER el 21 de febrero.

Para la coautora de La Ley Televisa y la lucha por el poder en México (UAM, 2009) y de Con permiso. La radio comunitaria en México (AMARC, 2005), sí es un problema contar con menos recursos. El año pasado al IMER se le asignaron 177 millones 982 mil pesos, pero en 2019 sólo están previstos en el presupuesto 159 millones 250 mil pesos.

“Menor presupuesto no es bueno, tiene un impacto en cuestiones operativas del Instituto; sin embargo, eso no puede ser pretexto para no cumplir con la misión de servicio público que tenemos. Menor presupuesto genera una limitación en términos de la oferta de servicios de calidad, pero la calidad no vista necesariamente desde la información”.

El diagnóstico con el que arrancó su gestión arroja datos preocupantes sobre la infraestructura que tiene el IMER, considerado el mayor grupo radiofónico del Estado con 18 emisoras radiofónicas (una de las cuales es por internet): parte de la infraestructura está compuesta por la tecnología utilizada para realizar las transmisiones, pero según su directora el equipo técnico está desactualizado.

“Encontramos un sistema de radio que no tuvo inversión por lo menos en los últimos seis años, lo que ha puesto en una precariedad muy fuerte a su propia infraestructura y le ha originado un retraso en la actualización tecnológica, pero también en las propias condiciones laborales de los trabajadores”.

Como todavía están en el proceso de entrega-recepción, a inicios de esta semana ignoraba Calleja si le dejaron el IMER con deudas. Urge un diagnóstico, pero en el área financiera el Instituto se encuentra en una situación complicada. El propio Órgano Interno de Control le ha manifestado a la nueva directora sus preocupaciones.

RECORTES Y REZAGO

Al recorte presupuestal de este año se suman otros factores como la falta de inversión y mantenimiento en infraestructura. En cuanto a las carencias en innovación tecnológica, en el IMER hace falta transitar a un “equipo de mayor calidad” que ayudará a crear las aplicaciones (app) que están demandando las audiencias, comenta Aleida Calleja.

Pese a tan oscuro panorama, la ex presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) tiene fe en el medio:

“Disto mucho de pensar que la radio está en crisis, está tratando de ubicar cuál es su lugar; por lo menos en América Latina, la radio tiene su lugar. Con las nuevas generaciones cambia, las audiencias son multiplataforma y si no se hace innovación te quedas atrás respecto de los servicios que puedes ofrecer.

“Es algo que estamos discutiendo con el área de Ingeniería y Producción para una propuesta muy consistente, de tal manera que no sea la cartita de Santos Reyes. No tenemos que hacer una superinversión, pues hay que pensar que en los siguientes años tendríamos que seguir actualizándonos”.

Para su proyecto, Calleja necesitará echar mano de todos los trabajadores del Instituto Mexicano de la Radio, con quienes ya tuvo algunas conversaciones en las que le hicieron saber sus condiciones laborales.

Los 228 trabajadores freelancers y por honorarios, son productores, creadores y conductores, es decir, “quienes hacen el día a día”. Con todo, para un grupo radiofónico de 17 emisoras “no es tanta” la cantidad de trabajadores. Muchos de ellos son multiusos porque hay muchas necesidades, reconoce Calleja, siempre consciente de que hay personal que labora sin Seguro Social.

DERECHOS DEL OYENTE

Partes del IMER son el Sistema Nacional de Noticiarios, cuya dirección está acéfala desde noviembre, y la Defensoría de las Audiencias. En ambas áreas hay que hacer cambios, apunta Aleida Calleja, pero deberán ser aprobados por la Junta de Gobierno.

“Tengo ciertos márgenes de actuación que si me los paso, simplemente estoy incumpliendo la normatividad y me va a costar. Mucha gente espera que llegue la nueva Dirección y entonces ya vienen los cambios, como si la Dirección General pudiera hacer cambios sin pasar por los procesos protocolarios. Por eso estamos pidiendo un poco de paciencia”.

Establecido el 23 de marzo de 1983, de acuerdo a su decreto de creación el IMER es un organismo público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propios que tiene por objeto prestar el servicio de radiodifusión, así como apoyar a la SEP en la operación de la emisoras que pertenecen al Poder Ejecutivo federal.

Calleja ya platicó con la gente del Sistema Nacional de Noticiarios a quienes instó a visibilizar otras problemáticas y dar voz a actores que por lo general están fuera de la agenda informativa, como grupos indígenas y la niñez. A eso se suma el contenido que se deberá caracterizar por la verificación de datos.

“El Fact Checking tendríamos que empezarlo en cosas importantes en las redes sociales y decir cuándo una información es falsa, porque eso ha lastimado mucho el proceso de información. Necesitamos hacer un periodismo que tenga una mirada más desde los Derechos Humanos, es decir, que todo de lo que se haga de cobertura informativa tenga una vinculación con algún derecho; además un periodismo que tenga capacidad de ver dónde hay daños y adecuaciones en cuestiones éticas, un manual del ejercicio periodístico más riguroso, apegado a estándares internacionales”.

En cuanto a la Defensoría de las Audiencias, el IMER tendrá contacto cercano con los oyentes que, en muchos de los casos, desconocen sus derechos. También reconoce que se requiere un Consejo Ciudadano, algo que pide “a gritos” el Instituto” pero que no se puede implementar de manera inmediata porque se debe seguir una normativa.

“No podemos hablar de cambios hasta no tener elementos concisos que nos permitan hacer un cambio radical. Lo que sí es que hay sectores que no están siendo atendidos, como niñez e indígenas”, concluye Aleida Calleja.

 

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