¿Para qué quiere Twitter, Elon Musk?, se pregunta Inna Afigenova. ¿Es una nueva excentricidad del hombre más rico del planeta? ¿Son sus ganas de ayudar a la humanidad, como ha dicho él mismo? ¿Es parte de esa lucha contra la censura que ha venido aplicando Twitter?
En ‘¿Para qué me invitan?’, el análisis internacional que presenta en La Base, el podcast de diario Público que encabeza Pablo Iglesias, la periodista rusa afincada en España señala, entre bromas y veras, que bien pudo Musk pagar 44 mil millones de dólares tan sólo para restablecer las cuentas de Donald Trump, Kanye West y otros personajes censurados en la red supuestamente por incumplir sus políticas. Lo que es muy poco probable es que el dueño de Tesla y SpaceX se vaya a hacer más rico tras comprar Twitter.
“Según distintas estimaciones, Twitter no es un buen negocio. La revista The New Yorker indicó recientemente que es una plataforma disfuncional, que no consigue seguir el ritmo de sus competidores como Facebook y TikTok o siquiera como Instagram. Y eso resulta bastante evidente para cualquiera que trabaje con redes sociales, no se necesitan herramientas especiales para descubrirlo.
“Además de convertir a Twitter en una plataforma de libertad de expresión, signifique lo que signifique eso para Musk, hay dos cosas que le interesan de la red: nuestros metadatos y el poder e influencia que dan. Twitter no cerrará… porque al capital no le conviene.
“Cualquier movimiento con el ratón que hagas navegando en internet, genera un metadato. Lo que tuiteas, cada foto que tomas, las actualizaciones que publicas, las páginas que visitas, cosas a las que pones me gusta o que compartes, eso que hizo Sara Serrano durante mucho tiempo” genera metadatos, dice Inna entregando la pelota a su compañera de mesa, la matemática que lleva la sección de La Base de Datos.
En efecto, explica Serrano, ella trabajó haciendo segmentación de cookies: al abrir cualquier página web salta un aviso preguntando si aceptas o no las cookies, y si das OK en realidad estás otorgando permiso para que la página rastree tu comportamiento y se quede con toda esa información.
“Cada empresa informática, como Meta de Mark Zuckerberg, propietaria de Facebook e Instagram, como Google o Twitter, tiene el poder de recopilar los datos de sus usuarios o de cualquier individuo que la visite a través de sus algoritmos: ¿dónde vives?, ¿qué haces?, ¿qué compras?, ¿qué te puede gustar o disgustar?”, retoma Inna.
“Toda esa información vale muchísimo dinero porque, al fin y al cabo, es la información que ayuda al algoritmo a entenderte mejor y a sugerirte lo que, según el algoritmo, podrías querer comprar. Y hablamos no solo de publicidad de productos y servicios.”
TENGO OTROS METADATOS
La emisión del 21 de noviembre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=j9WGZJL3f6Y&t=630s) de La Base fue dedicada analizar el futuro de Twitter, tras la compra millonaria que hizo Elon Musk. Además del elenco de base (Pablo Iglesias, Sara Serrano, Manu Levín e Inna Afinogenova), estuvo como analista invitado el tuitero Gerardo Tecé.
Sobre lo dicho por la excorresponsal de Russia Today (RT en Español) en America Latina, Iglesias explica que los metadatos sirven lo mismo para venderte un refresco o unas zapatillas, que para convencer a los británicos de abandonar la Unión Europea o a los estadounidenses de apoyar a un determinado candidato presidencial.
“Parece exagerado lo que está hablando Pablo –sigue diciendo Afinogenova–, pero el escándalo de Cambridge Analytica surge cuando se descubrió que esta empresa se dedicaba, precisamente, a recopilar información de millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento para hacer propaganda política. Así operaron las campañas de Donald Trump en Estados Unidos, de Mauricio Macri en Argentina o la del Brexit en Reino Unido. Todas victoriosas.”
Si eres el CEO de Tesla, SpaceX o Neuralink, una compañía que desarrolla implantes cerebrales, no te vienen nada mal los metadatos de 330 millones de personas que son usuarios activos de Twitter, señala Levín, porque esa información puede ser clave para el desarrollo de tus otros negocios.
“Y también puede ser clave para tu desarrollo personal en el área política. Si nos fijamos en la evolución de Musk –observa Inna–, es difícil pasar por alto sus ambiciones políticas. Y ahí Twitter, siendo uno de los megáfonos más grandes del mundo, con esa influencia de la que hemos hablado tiene mucho poder que, a largo plazo, le puede resultar muy útil a Musk.
“Elon puso en la agenda el tema de las cuentas recuperados de Trump y de Kanye West o el debate sobre si pagamos ocho dólares por la insignia azul o no, pero el tema de fondo podría ser más trascendental: nos guste o no, Musk se está convirtiendo en una figura política. Sin serlo formalmente, emerge como una suerte de tercera fuerza en el bipartidismo estadounidense, ni demócrata ni republicano aunque parezca más simpatizante de los segundos.
“Últimamente ha hecho muchas declaraciones y gestos que serían indicio de sus ambiciones políticas. No se le escapa nada del radar, no es sólo la cuenta de Donald Trump.
“Hace unos días, por ejemplo, intervino por videoconferencia en la Cumbre del G-20. Ahí propuso apostar por transbordadores espaciales, y por túneles subterráneos para cruzar el globo de una punta a otra en menos de 45 minutos.
“Hace unas semanas propuso su plan de transformar Taiwán en un distrito administrativo chino, pero con amplia autonomía. Se manifestó en contra de una guerra abierta entre las dos Chinas porque eso supondría, según él, enormes pérdidas para la economía mundial. Y habló también de la necesidad de una alianza estratégica entre China y Estados Unidos para desarrollar energías renovables e inteligencia artificial.”
ESTÁ EN TODOS LOS SARAOS
“Y para la guerra de Ucrania, Musk también tiene una solución –comenta Inna Afinogenova –. ¡Si está en todos los saraos! Publicó recientemente su plan de pacificación del conflicto entre Rusia y Ucrania, diciendo que Rusia debería tener la soberanía sobre Crimea; Ucrania tendría que declararse neutral y, en los territorios en disputa, habría que organizar referéndums bajo el amparo de la ONU. Sobra decir que el plan no fue muy bien visto en Ucrania. El propio Musk recibió numerosas críticas, incluida una de parte de los altos representantes ucranianos.”
Tanto que el embajador en Alemania, literalmente le dijo que se fuera a la mierda, apunta Iglesias. Y el presidente Selensky preguntó irónicamente en Twitter a sus seguidores, cuál Musk les gusta más: el que apoya a Ucrania o el que apoya a Rusia.
“Bastante ridícula esa pregunta –continúa Inna– porque, si de apoyo se trata, poco le pueden recriminar a Musk desde Kiev cuando, muy al principio de la guerra, el empresario le entregó a Ucrania el sistema de internet satelital Starlink desarrollado por SpaceX que, según numerosos analistas, ha sido clave en esta guerra. En medio de cortes de internet y de energía, los equipos de drones por ejemplo pueden conectarse a Starlink. Y al país, al menos de momento, todo esto les sale gratis.
“Luego que se hiciera público el plan de pacificación, Bloomberg informó que la Casa Blanca estaba considerando someter algunas empresas de Musk a revisiones de seguridad nacional. The Washington Post, una publicación propiedad del también dueño de Amazon, Jeff Bezos, planteó de nuevo la idea de que Tesla podría ser una amenaza para la seguridad nacional. Sin embargo, días después la portavoz de la Casa Blanca desmintió esas informaciones.
“Todos estos episodios son tan sólo de los últimos meses. Y por la cantidad de iniciativas que se sacó de la manga en este tiempo, no sería descabellado pensar que no estamos ante un empresario del sector tecnológico sino que, a Musk, el sector tecnológico podría servirle de trampolín para dar un salto hacia la política. Para esas aspiraciones, controlar Twitter y tener acceso a los datos de centenares de millones de usuarios no le vendría nada mal.”
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com