El año pasado, Los Ángeles Azules se presentaron en Villa de Álvarez durante los festejos charros-taurinos. Y pese al éxito que había tenido este grupo con sus discos de colaboraciones, La Petatera lució medio vacía.
Lo que hizo que se rompieran todos los récords de asistencia al Jardín Libertad el pasado domingo, no es sólo que la presentación de los músicos de Iztapalapa en el Volcán-Fest fue gratuita. Ya se habían presentado ellos mismos en el cierre de campaña del hoy alcalde capitalino Leoncio Morán como candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura, y no hubo tanta gente. La explicación es otra.
Estamos viendo el efecto acumulado de las tres primeras ediciones del festival. El Volcán 2019 mostró que sería un fenómeno de masas desde el viernes, en el concierto inaugural a cargo de Yuridia.
¿QUÉ NOS PASÓ?
La cantante de covers que ya empieza a tener éxitos originales, tiene fans de distintas generaciones: ahí estaban la abuelita y la nieta, acompañadas de la mamá; las amas de casa desesperadas por encontrar una voz que cuente sus historias como lo hicieron antes Lupita D’Alessio y Jenny Rivera, y exponentes de todas las identidades de la diversidad sexual que han convertido a la egresada de La Academia en un ícono gay.
Justo el día en que se conmemoraba el día mundial de lucha contra la homofobia, la transfobia y la bifobia, el cuerpo de bailarines de Yuridia desplegó a medio escenario una bandera del arcoíris. Ignoro si elegir esa fecha para programar a la intérprete de ‘Los amigos no se besan en la boca’ fue intencional, o si el alcalde Leoncio Morán fue el primer sorprendido.
Lo que sí planeó el Ayuntamiento de Colima, mejor dicho, el DIF Municipal Colima, fue aprovechar la presencia de la cantante y compositora para promover la campaña ‘Mechones con causa’, un movimiento de lucha contra el cáncer al que Yuridia se sumó en el camerino.
Como antes de ella, la Diva de la Banda y todo el conglomerado de grupos de plástico que forman el elenco de los 90’s Pop Tour, Yuridia evidencia el poder de la nostalgia. Y demuestra lo determinantes que fueron con sus letras y melodías, esas baladas de los setenta y los ochenta para la educación sentimental de los hispanoparlantes.
ME CUESTA TANTO OLVIDARTE
Al concierto del sábado en el Foro Libertad fue menos gente, pero ya quisiera tener esa multitud cualquier partido político en un mitin. Si Yuridia dio a conocer entre los jóvenes las canciones que sus abuelas escucharon con Rocío Dúrcal o ‘la auténtica Yuri’, y sus madres con Bon Jovi o Robbie Williams, Ana Torroja es la reencarnación de sí misma.
Admirable la vitalidad y la capacidad de reinventarse de la ex-vocalista de Mecano. El primer disco conocido en México del trío, salió cuando yo era adolescente. Y algunas de esas canciones siguen en el repertorio de Ana, porque ella construyó su faceta de solista dándole una segunda y hasta una tercera corrida a los temas de los hermanos Cano.
Este fue, según dijo, el último concierto del Tour Conexión. Y aunque presentó el sencillo de lo que será su nuevo disco de música electrónica, la vieja guardia le agradece a la Torroja que en Colima haya cantado sus éxitos de pop más digeribles, incluidos los duetos que hizo con Miguel Bosé y Aleks Syntek.
NUNCA ES SUFICIENTE
Los Ángeles Azules parecen gustarle a todo el mundo. Triunfaron inicialmente en el circuito de bailes populares alrededor de la Ciudad de México, y deben su proyección internacional a la vasta geografía de la cumbia, que se extiende desde el sur de Estados Unidos –por el Golfo y el Caribe– hasta Colombia, con vínculos hasta Argentina.
Relegada por ritmos más estridentes como el Pasito Duranguense y el Reggaetón, los narco-corridos o la música de banda, la propuesta musical de Los Ángeles Azules empezó a conocerse fuera de las estaciones de radio guapachosas por un cover con mariachi de ‘Cómo te voy a olvidar’, que grabó Lucero en 2002.
Los hermanos Mejía Avante pasaron por varias disqueras antes que los firmara un sello filial de Ocesa. La mayoría de la gente conoce sus colaboraciones con intérpretes venidos de todos los géneros, desde los más comerciales a los más alternativos, en lo que se ha denominado cumbia-fusión.
Son esos los arreglos que impactaron a quienes no pertenecemos a la cultura urbana del valle de México, esto es, a quienes no bailamos cumbia como si fuera rock and roll. Y es la cadencia que más se extraña cuando Los Ángeles Azules retoman su tempo original.
Los escuché en La Petatera y la cumbia sonidera me pareció sosa. Tengo la sospecha que en el Volcán-Fest hicieron caso de un mal consejo y tocaron los mismos temas pero al estilo de los duetos que han hecho con Yuri, Ximena Sariñana, las Ha-Ash, Ana Torroja y, por supuesto, Natalia Lafourcade, cuya versión de ‘Nunca es suficiente’ con Los Ángeles Azules es muy superior a la original del álbum Hasta la raíz (2015).
LAS MARAVILLAS DE LA VIDA
En Ciudad de México, claro, tienen el Zócalo, una explanada monumental que resultó de desforestar la Plaza de la Constitución, temeroso el Gobierno de que en caso de asonada la jardinería permitiera apostar tiradores contra el Palacio Nacional.
Pero el Libertad ya llegó al límite de su capacidad para albergar multitudes. Como escribí en un anterior Festival del Volcán, hay que celebrar el ánimo de la población metropolitana por recuperar sus espacios públicos. Pero ya no cabe la gente.
La ciudadanía encontró una razón para volver al centro histórico: encontrarse con amigos y familiares y mezclarse con desconocidos; harto el colimense de sus propios temores a los sitios abiertos y concurridos, que desarrolló por efecto de la inseguridad.
Y porque el lugar es tan importante como la ocasión, no tiene sentido proponer que se busque otro espacio. El festejo está asociado al entorno, y el Volcán-Fest tendría que seguirse organizando en el primer cuadro.
Pero lo que esta nueva administración no entendió desde el reciente Sabora-Fest, es que lo íntimo no se lleva con lo tumultuoso.
A fines de enero, hicieron un festín gastronómico con la presentación de cantantes que concitaron un público si no masivo como el del festival grande, sí numeroso. Y no estuvieron a gusto los que fueron a tomar vino ni los que fueron simplemente a escuchar al Coque Muñiz.
Para el Volcán-Fest mantuvieron el perímetro de casetas-expendios alrededor del jardín, y eso reduce la visual al escenario al arroyo de las calles Constitución, frente a Catedral y Palacio de Gobierno, e Hidalgo, a lo largo del portal Morelos.
Dejar el jardín libre de obstáculos es la única manera de alojar a un mayor número de personas, aun cuando éstas tengan que ver el espectáculo a través de los árboles. Ayudaría también que colocaran pantallas en la esquina de Madero y Constitución, y en Degollado e Hidalgo.
Si no hacen algo para darle más espacio a la gente y evitar fricciones que acabarían abruptamente con la civilidad, no quiero pensar qué ocurrirá el domingo cuando se presente El Tri en el cierre del festival.
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