EL PIRATA MAYER

En tres o cuatro chats de Whatsapp me compartieron el mismo vínculo que el actor y diputado federal Sergio Mayer –quien encabeza la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara Baja– subió a sus redes sociales con el propósito de promover la lectura.

Se trata de una serie de links que en teoría permiten bajar libros de forma ilegal. Digo “en teoría” porque, a menos que mi computadora tenga bloqueados ese tipo de enlaces, no pude ver la bibliografía ofrecida sin que se abriera una ventana de un servicio digital que, para permitir el acceso, pedía registrar mis datos. Cosa que, por supuesto, no hice.

Hace algún tiempo un buen amigo me compartió una memoria USB con una biblioteca en formato PDF, integrada por un número de obras similar al que ofrece el vínculo de Mayer. La mayoría de esos libros son clásicos de la literatura y el pensamiento ya excentos de derechos autorales (aunque probablemente sus traducciones al español no), pero otros títulos forman parte del catálogo de las editoriales.

Ahora bien, la verdad es que en su mayoría esos tirajes están agotados; son textos que no han sido reimpresos ni reditados y, por lo tanto, son inconseguibles a menos que un alma caritativa haya puesto el PDF en internet.

De ahí que no pueda sumarme a la condena al diputado Mayer por compartir ligas a un sitio que carece de los permisos de editoriales y autores para difundir sus obras. Esos textos universitarios, de salud, filosofía y política, autores latinaomericanos y literatura universal que prometen los links, debería estar disponible en alguna de las librerías virtuales (como I Books y Kindle) o accesibles mediante un sistema de pago por consulta en una biblioteca en línea.

El descuido del legislador fue severamente criticado en las redes sociales por la acción misma (violenta los derechos de autor al fomentar la piratería) y porque Sergio Mayer no tiene el prestigio intelectual que corresponde a la presidencia de esa comisión legislativa. Ni lo tendrá jamás.

No es un actor de teatro clásico sino de obras de vodevil y telenovelas, y su papel más destacado en la escena fue como la travesti Bugambilia en el montaje Aventurera y, en el foro, como un amanerado diseñador de ropa en la versión mexicana de Bety la Fea.

Pero lo que más pesa en su currículo es que este exintegrante de un grupo musical de plástico, Garibaldi, haya revivido su carrera como productor y bailarín en un espectáculo “solo para mujeres”. Como a Sasha Montenegro, nunca le van a perdonar a Mayer haberse encuerado.

Cuando las burlas resultaron abrumadoras, el congresista de Morena borró el primer tuit para enseguida publicar uno nuevo, en el que incluyó otros links con la especificación de que eran del dominio público, gratuitos y legales:

“Excelentes sitios para descargar libros de dominio público, gratis y legalmente: http://www.gutenberg.org/, https://openlibrary.org/, https://es.wikisource.org/wiki/Portada, https://archive.org/details/texts”, posteó.

TIEMPO DE FERIA:

El escándalo de un diputado federal que, bajo el supuesto de no tener para gastar en libros, decide bajarlos en PDF de sitios gratuitos (y piratas), nos conduce a la polémica sobre el elevado costo de los libros y el derecho a la lectura.

En México donde no sabemos si hay pocos lectores o la mayoría de los lectores leen otros textos que no califican como lecturas formales (¿qué leen los que no leen?, se preguntó el promotor, escritor y editor mexicano Juan Domingo Argüelles, en la primera de una serie de obras dedicados al libro y la lectura), la polémica se zanja sola porque, aun cuando los precios siguen subiendo, hay un importante mercado del libro.

Muchos lectores son compradores de libros y algunos compradores de libros son también lectores. Para unos y otros en octubre comienza la temporada de ferias de libros, las más ambiciosas de las cuales se denominan “internacionales” y se reconocen por las siglas FIL.

Del 12 al 21 de octubre se realiza en la Ciudad de México la Feria Internacional del Libro en el Zócalo. Muy cerca de esa plancha frente al Palacio Nacional, está la calle de Tacuba donde se ubica el Palacio de Minería, sede de la FILPM que ya alcanzó su 40ª edición, la próxima de las cuales se realizará del 21 de febrero al 4 de marzo de 2019.

La FIL Zócalo comenzó a realizarse en 2001 por una iniciativa de Paco Ignacio Taibo II y su Brigada para Leer en Libertad, la misma organización no gubernamental que organiza el festejo junto con la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, entre otras instituciones y fundaciones.

En el corazón de la metrópoli, esta Feria es “un espacio público de acceso gratuito, un lugar privilegiado para el diálogo, la reflexión y el disfrute, que tiene como gran beneficiario al lector”, reza la presentación web.

“…es una fiesta de todos y para todos, una celebración de la palabra, la creatividad, la libertad y la comunicación. Está dedicada a la exposición y venta de libros, además de que fomenta el diálogo, el encuentro entre distintas expresiones culturales y artísticas; todo ello alrededor del libro como capital cultural al que se le garantiza acceso”.

La de Minería, por su parte, es organizada anualmente por la Facultad de Ingeniería de la UNAM “con el objeto de dar a conocer a la sociedad en su conjunto y a la comunidad universitaria, las novedades de la industria editorial mexicana”.

Ahí se reúnen “importantes editores y profesionales en la materia que ofrecen a un público siempre fiel una amplia y variada oferta editorial”.

De estos lemas publicitarios se podrían apropiar todas las ferias de libro pues, sin duda, son eventos que buscan vender ejemplares tanto como promover la lectura.

Al Zócalo le sigue, antes de que cierre el ciclo con Minería, la FIL Monterrey, del 13 al 21 de octubre; la FIL Oaxaca del 20 al 28 de octubre que, debido a los acontecimientos violentos de una reciente edición, ya no se realizará en el centro histórico sino en el centro cultural y de convenciones de Santa Lucía del Camino; la Feria del Libro Hermosillo, del 26 de octubre al 4 de noviembre, esta sí en el centro histórico de la capital sonorense; y la FIL por excelencia, la de Guadalajara, que se desarrollará en la Expo y otras sedes alternas de la UdeG, del 24 de noviembre al 2 de diciembre.

Hay ferias del libro en casi todo el país. Ninguna tiene las dimensiones de la FIL Guadalajara que compite con Frankfurt y aventaja a Buenos Aires.

La de Tepic, Nayarit, fue del 22 al 26 de mayo. En Colima, del 20 al 31 de agosto se realizó la XX Jornada del Libro Universitario Altexto en el campus central de la Universidad. Y del 20 al 23 de noviembre la Fundación Puerta Abierta y la Secretaría de Cultura celebrarán el Festival de la Palabra 2018.

En su visita a la entidad el pasado 1 de octubre, el futuro director de la editorial del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, anunció que la ciudad de Colima podría albergar el año próximo una feria del libro con el formato de la que se realiza en el Zócalo. Ojalá.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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