A inicios de semana circuló por redes sociales una nota en la que se afirmaba que el Gobernador Nacho Peralta se “ajustaba a las medidas de austeridad del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador”. Sorpresa nos llevamos al enteramos que Peralta Sánchez se bajaba “de 150 mil 224 pesos a 72 mil 158 pesos”, desvelaba la nota.
Pasada la sorpresa de conocer que el salario del Gobernador de Colima estaba muy por encima de la propuesta presidencial de AMLO, las redes se encendieron con el anuncio del nombramiento de Nabor Ochoa como delegado del Gobernador para los municipios de Tecomán, Armería y Manzanillo, curiosamente tres alcaldías emanadas de MORENA.
En pocas palabras, un día nos presumen que el Gobernador va a ganar la mitad de un alto salario, y el siguiente nos dicen que Peralta va a trabajar… ¡también la mitad!
Y es que al menos así lo interpretó la gente; el vendaval de críticas en redes por el nombramiento de Nabor Ochoa terminaron degradando aún más la imagen del Ejecutivo estatal. Los usuarios cuestionaban la necedad (¿o necesidad?) de nombrar a un delegado costeño en una entidad de poca extensión territorial y en la que solamente hay ¡10 municipios! No pocos le pedían al Gobernador que “se pusiera a trabajar”, subrayando que lo hiciera, de paso, sin distingos partidistas.
Por supuesto, los detractores no desperdiciaron la oportunidad de cuestionar el propio nombramiento de Nabor Ochoa, quien en su amplia experiencia política ha pasado por varios institutos políticos, motivo por cual fue increpado cibernéticamente.
Este nombramiento, sobre todo la delegación del trabajo en los municipios con más problemas sociales, no solo fue cuestionado por los usuarios, sino por la clase política de MORENA y PT, incluyendo a legisladores locales y a la Senadora de la República, Gricelda Valencia de la Mora.
Nacho Peralta trató de atajar las críticas de su delegación del trabajo en la costa morenista aduciendo que su cargada agenda en la capital era su principal motivación para nombrar a Nabor. Y es que en la órbita capitalina hay varios temas pendientes, pero en especial uno al que se le ha dado poco eco, pero que sin duda es de amplio interés ciudadano: ¿qué va a pasar con la Zona Militar?
Los diputados de la 59 Legislatura deberían voltear hacia el terreno que tienen cruzando la calle del recinto Legislativo. Dentro de la “Comisión Ciudadana para la Planeación de la Calzada Galván” se han trabajado propuestas para decidir cuál será el destino de la Zona Militar. Es imperativo que los diputados se metan de lleno en el tema: la sociedad colimense no querrá una XX Zona privatizada u obras en las inmediaciones espectacularmente mal construidas, como la fallida parte norte de la Calzada Galván.
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