El candidato José Narro, que buscaba la presidencia del costal de mañas que era el PRI hasta el 1 de julio pasado; decidió renunciar a su propósito de dirigir ese organismo político reducido casi a cenizas, de donde no resurgirá, de esto nadie lo duda.
Como nadie duda que ese partido ha sido todo el tiempo de su existencia moderna, un partido que no operaba sobre las bases de principios ideológicos y estatutos; sino que, acostumbrados como estaban, es decir, a vivir de la nómina pública, que la hacían una conquista revolucionaria; nunca practicaron una democracia con la participación de las bases de su militancia.
Por eso se sorprenden, porque no están acostumbrados, a la democracia clásica, del meritito origen griego, que practica el presidente López Obrador, a mano alzada, y el pueblo manda ¡claro que sí! Pero esto no les parece que es democracia a los analistas, periodistas y caciques que quedan de ese partido, porque prefieren el dedito y no la mano completa y alzada, con que nuestro presidente les derrumba sus costumbres antidemocráticas.
Y eso lo sabía José Narro, que no nos explicamos por qué aguantó tanto, casi medio siglo, militando en un partido verticalista, que obedecía línea directa del presidente, que mandaba a los gobernadores y estos a ese partido en sus entidades, ah que democracia era esa. Este académico del sistema político de dominación priista, seguramente no tuvo o no tenía mayor consistencia intelectual para discernir sobre lo que es un partido de Estado, y el PRI lo era hasta que le llegó la lumbre a los aparejos y derrumbó al jinete mayor que era el presidente.
Hablando claro, es penoso el discurso doliente que emitió José Narro para renunciar a competir por dirigir el PRI, argumentando él mismo, fantasías y elucubraciones sin sentido y sin bases, como la de que el presidente López Obrador querría hacerse del control de ese partido. No creo que le interese, es más, ni creo tampoco que la fuerza que lo encumbro, MORENA, le interese mucho. Él le apuesta a su carisma, y a hacer un trabajo presidencial de gran proyección social, que siente las bases para que México se enfile a mejores destinos en el orbe mundial económico y social.
Y así se irá desgranando la mazorca de los priistas notables, que irán entendiendo que ya se les acabó el partido, y que los únicos que lo alcanzaron a ver de un modo crítico, ético, moral y de conciencia política, fueron en su tiempo Rodolfo González, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y, se puede decir que hasta el mismo López Obrador.
Los que ahora están renunciando a ese partido, el RIP=PRI, lo hacen porque se les acabó la fuente de financiamiento, el chorro de recursos que les fluía desde presidencia de la República. El dinero, así como el contubernio, la complicidad, y el terror entre ellos, siendo esto el estamento que delineaban los renglones en sus estatutos que regían a ese partido. No hay duda. Y esa corrupción, esa degradación, acabó por llevarlo a la tumba.
A nivel local sólo falta que Fernando Moreno salga a declarar sobre la fuga de militantes notables como Narro y la vieja periodista, hija del fundador de ¡Siempre!, aquella revista que formó a muchos en el periodismo, me refiero a Beatriz Pagés, quien, hay que decirlo, ya que de influencias estamos hablando, llegó a recomendar candidatas de genero para Colima o adonde hubiera amigas. Y ahora se quejan de que el proceso interno de elección de dirigente nacional, está viciado. Si nació con esa estrella, o al menos, pronto fue ocupado por vicios estructurales, que lo hicieron olvidar sus orígenes y fines.
Hay que leer el exhorto de Nacho Peralta, el gobernador de Colima, para darse cuenta de la percepción fúnebre en que encuentra a su partido, casi dijo: PRI, levántate y anda, resurge, reconstrúyete. Y otras piezas menores, como quiquin Rojas, también salió con su batea de babas hablando de supuesta democracia, cuando eso es lo que menos existe en el resto del PRI, que yace, afortunadamente para beneficio del pueblo mexicano, porque así sus daños ya no podrán reflejarse en el pobre pueblo mexicano.
En fin, con la renuncia de José Narro y las declaraciones que hemos estado leyendo de otro priista notable en las mañas y la corrupción, como Beltrones; o las declaraciones de mi paisano Labastida, sobre la debacle de ese organismo, lo que estanos viendo es precisamente casi el entierro de un partido que ya no merece discusión alguna, porque está siendo enterrado como se lo merecía, por traicionar a sus bases y dañar a México.
PUNTO Y RAYA
Se les escapó un chango. Cuidado con el chango. Hay que investigar profundamente cómo y por qué se escapó un changuito, desnutrido, perdido, extraviado, que deambulaba tristemente, en medio de un sol abrasador, por las calles de Colima, una ciudad que está a miles y miles de kilómetros de la selva y la sabana africana.
Fue una escena sorprendente, de un surrealismo puro: ver un changuito en el calcinante asfalto colimote; una crueldad animal de patente humana, lo que debe investigarse si es que existe en verdad una sociedad protectora de animales. Esto me lleva a recordar el daño que también le ha hecho a la ecología y no solo a la cultura política el Partido Verde, PVEM; que en vez de estar del lado de los activistas defensores de los espacios ecológicos y de la vida animal, se encuentran del lado de los empresarios de los eco parques.
El PVEM debe ser enjuiciado, porque acabó con leones, elefantes y jirafas de los circos, pero nada dice del eco-parque que mantienen en cautiverio y en condiciones dramáticas a todo tipo de animales.
Si como se les escapó un chango, se les escapa un melenudo, con dos o tres días de hambre, estaremos quizás lamentando ataques a humanos, y esto es serio, pues todos sabemos que en la zona del eco parque transitan miles de cientos de personas a pie, especialmente familias trabajadoras y una gran cantidad de niños.
Ojalá el Congreso lleve a la deliberación legislativa y parlamentaria este tema, lo discutan y se enfile una revocación de la concesión en que se le entregó a unos ambiciosos promovidos por Nacho Peralta, un espacio que era de todo el pueblo colimense, entregado por la gobernadora Griselda Álvarez, cuya memoria ya ha sido borrada de ese parque, sin que las y los seguidores de ocasión de esta notable mujer, se pronuncien al respecto.
¡Hasta la próxima!
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