EL SEDUCTOR DE LA MAFIA

A la memoria de la señora Hilda Ceballos.

Carlos Denegri fue el rey Midas del cuarto poder. De acuerdo al cintillo, El vendedor de silencio (Alfaguara, 2019) de Enrique Serna es el retrato descarnado de un hombre que “no pedía mucho, carajo, sólo que lo dejaran prostituirse a su modo”.

En la contraportada se lee: “A mediados del siglo XX, Carlos Denegri era el líder de opinión más influyente de México. Reportero estrella del diario Excélsior, tenía una red de contactos internacionales envidiada por todos los periodistas”.

“Mimado por el poder, como columnista político sobresalió por su falta de escrúpulos, al grado de que Julio Scherer lo llamó ‘el mejor y el más vil de los reporteros’. Industrializó el ‘chayote’ cuando esa palabra todavía no se usaba en la jerga política.

“En su Fichero Político, donde fungía como vocero extraoficial de la Presidencia y cobraba todas las menciones, podía difamar a cualquiera con impunidad absoluta. Según Carlos Monsiváis, un coscorrón en esa columna representaba ‘una temporada en el infierno’ para cualquier aspirante a un cargo público. Aunque ganaba millones por publicar alabanzas, se hizo más rico aún por medio de la extorsión, callándose lo que sabía de sus poderosos clientes.

“La personalidad pública de Carlos Denegri es indisociable de las atroces vejaciones misóginas que cometió en su vida privada. Era tan prepotente y déspota en el trato con las mujeres como en el periodismo, de modo que su patología fue a la vez íntima y social.

“Radiografía del machismo a la mexicana y epitafio de la dictadura perfecta, esta novela es un estudio de carácter incisivo y mordaz, sustentado en un arduo trabajo de investigación, que por momentos linda con la farsa trágica. Enrique Serna vuelve a una de sus vetas narrativas predilectas, la reconstrucción del pasado, para entregarnos un fresco histórico apasionante”.

PASADO Y PRESENTE

El también autor de El miedo a los animales (1995), la muy leída biografía de Antonio López de Santa Anna, El seductor de la patria (1997), y Ángeles del abismo (2004) con la cual ganó el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada, estuvo el 10 de septiembre en el espacio de Julio Hernández López ‘Astillero’ en Radio Centro Noticias.

Serna compartió con Luis Pablo Beauregard, corresponsal de El País en México, la mesa que en YouTube titularon: ‘PERIODISMO cambió el CHAYOTE por la LIBERTAD de INVESTIGACIÓN: Serna y Beauregard’ (https://www.youtube.com/watch?v=qJD0qXEBzOw).

Beauregard fue, por cierto, quien publicó el 3 de mayo pasado ‘Fin de ciclo para la prensa mexicana: Los ajustes del Gobierno al gasto en publicidad y los cambios de la industria crean la tormenta perfecta para cientos de periodistas’ (https://elpais.com/internacional/2019/05/03/mexico/1556840314_544026.html).

Ese texto nos ayuda a entender cómo se combina el pasado y el presente de la prensa mexicana, sugiere Julio Astillero, en un proceso histórico caracterizado por el paso del chayote institucionalizado a la revelación que hizo el gobierno de López Obrador de una lista de periodistas que recibieron millones de pesos en el sexenio pasado por hablar bien de Enrique Peña Nieto.

HIJO DEL SISTEMA

Carlos Denegri destacó por ser un periodista corrupto que, además, tuvo una educación parecida a la de Carlos Fuentes.

Hijastro de Ramón P. de Negri, político y diplomático que fue cónsul en San Francisco y Nueva York, encargado de negocios en Washington y embajador en Bélgica, Alemania, Chile, Turquía, Hungría, Austria y la España de la guerra civil, en su infancia Carlos Denegri aprendió inglés, francés y alemán.

A la par de su labor en el servicio exterior, Ramón P. de Negri fue presidente de Ferrocarriles Nacionales, fundador de la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo, y dos veces secretario de Estado: con Obregón en Agricultura y con Portes Gil en Industria.

Ser políglota y conocer la cultura de diversos países le dio a Carlos Denegri una enorme ventaja sobre los periodistas de la época. Le permitió tener una red de contactos internacionales y llegó a colaborar en Time y en Life. Eso lo convirtió en el periodista de lujo al que el sistema quería cortejar, explica Serna.

La novela narra el desencuentro entre Carlos Denegri y el director de Excélsior, Julio Scherer, que a mediados de 1969 empieza a excluir al columnista de las páginas del periódico, en el esfuerzo de limpiar al diario de ese tipo de periodistas mercenarios.

Eso coincide con el derrumbe anímico y psicológico de Denegri. Bordeando la locura por su alcoholismo, en esa época perseguía a balazos a la mujer que finalmente le quitó la vida, y a sus hijos, por la azotea de su casa, resume el biógrafo.

EL REY DEL CHAYOTE

Beauregard comenta que El vendedor de silencio “llega en un excelente momento. Tengo muchos amigos periodistas vueltos locos con esta novela”. Si asistimos a un fin de ciclo para la prensa mexicana, desde el mundo de la literatura Serna irrumpe destruyendo el lema de ‘perro no come perro’, enfatiza.

Vivíamos bajo una ley de silencio en donde los periodistas, los medios, no hablan de sí mismos, no ventilan los problemas que están viviendo los grandes grupos televisivos, editoriales o radiofónicos con la reducción del pastel de publicidad oficial, un presupuesto que se ha convertido en una adicción para los medios. “Y Serna nos explica cuándo fue que esa semilla se sembró”.

De los tres mil millones de dólares que se erogaron en publicidad oficial solamente en el sexenio de Peña Nieto, el gran beneficiario fue Televisa. Pero los orígenes de esta relación no están con Peña Nieto ni en Felipe Calderón o en Fox, sino que vienen de décadas atrás, comenta Beauregard.

HERENCIA MALDITA:

En la visión del literato, ¿Enrique Serna encuentra en estos momentos otros referentes de ese tipo de periodismo chayotero?, pregunta Astillero. ¿Ha habido otros Denegri en las décadas recientes?

“Desde luego los siguió habiendo, pero ya no con el poder que él tuvo o ninguno que llegara a ser una celebridad –responde Serna.

“Actualmente, los mejores periodistas no son los más viles sino los periodistas libres e independientes. Y es muy significativo que ese intento de restauración del viejo régimen que hubo en el sexenio de Peña Nieto, se haya frustrado gracias a la existencia de una prensa libre que destapó las cloacas de la casa blanca y de la estafa maestra, por ejemplo, librándonos de lo que muchos temimos que fueran 20 o 30 años más de gobiernos priistas”.

Dado que no le gusta repetir temas, a Serna ya no le interesa hacer un libro sobre alguno de los periodistas destacados vivos. Pero confiesa tener cierta predilección por los villanos:

“Después de haberme metido en la mente y en el alma de Denegri para escribir esta novela, narrada desde una conciencia en desintegración que es la suya en los dos últimos años de su vida, ya no quisiera incurrir en el mismo asunto”.

La investigación le llevó cinco años. “Había una leyenda negra en torno a Denegri que estaba dispersa en diferentes testimonios y andaba de boca en boca. Fui recopilando toda esa información pero quedaban muchas lagunas. Recabé algunos testimonios que me llevaron, por ejemplo, a descubrir el muy probable origen de su misoginia patológica: un trauma de la infancia. Lo supe gracias a Pilar Denegri, la única de sus hijas que vive en la actualidad”.

Otra revelación de la novela es que cuando Ramón P. de Negri fue embajador de México durante la guerra civil española, ese idealista que era su hijo Carlos se corrompió y se convirtió en un tipo pragmático que irá en busca del dinero.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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