En casos como el de Claas Relotius, el famoso periodista de Der Spiegel que acaba de ser despedido por el semanario alemán al descubrirse que publicó reportajes en los que inventó “fuentes, hechos, testimonios y hasta paisajes”, advierte Milagros Pérez Oliva, “hay un componente psicológico sorprendente: ¿cómo es posible que un periodista de éxito ponga en riesgo su carrera inventando historias?”
En ‘Periodismo fantasma en la prensa de calidad’, como tituló la entrega de su columna El Acento del 18 de febrero de 2019 en El País (https://elpais.com/elpais/2019/02/18/opinion/1550520457_577149.html), Pérez Oliva recuerda un episodio similar, ocurrido en mayo de 2003, cuando “The New York Times despidió al periodista Jayson Blair tras descubrir que su reportero estrella había estado publicando durante 10 años reportajes inventados”.
Aquel escándalo sacudió hace quince años “al principal diario de referencia del mundo”. Y el sucedido en diciembre de 2018 “empaña una de las más reputadas cabeceras de la prensa de calidad europea”.
“Alguien tan inteligente ha de saber que tarde o temprano será descubierto. No es difícil imaginar el camino que lleva a la pérdida de realidad: primero se inventan pequeños detalles intrascendentes para embellecer la crónica; luego, como no ocurre nada, se añaden testimonios falsos para darle fuerza, y se acaba recurriendo a la ficción para construir historias redondas que, por serlo, tienen el éxito asegurado”, deduce la columnista.
Eso le pasa a cualquier periodista y en cualquier publicación, “pero la cuestión relevante es: ¿cómo es posible que eso ocurra en medios tan fiables como NYT o Der Spiegel? ¿Cómo pueden sus controles de calidad fallar tan estrepitosamente?”
“En el caso del NYT, la investigación interna, reflejada en el Informe Siegal, reveló una larga lista de errores, entre ellos uno muy relevante que también se ha dado en Der Spiegel: el creciente recurso a las fuentes anónimas en historias conflictivas. Precisamente porque son conflictivas, se tolera que las fuentes sean anónimas, pero la premisa debería ser la contraria: puesto que hay conflicto, es más importante para los lectores conocer las fuentes.
“El problema es que estos casos dañan la reputación de toda la prensa. Lo advierte Harry G. Frankfurt, filósofo norteamericano autor de On Bullshit y Sobre la verdad: dan la razón a ‘las nuevas formas de escepticismo que niegan que podamos tener un acceso confiable a la realidad objetiva y rechazan, por tanto, la posibilidad de saber cómo son realmente las cosas’. A los políticos de la posverdad como Donald Trump, les vienen como anillo al dedo para minar la confianza en la prensa de calidad, que es precisamente la que con sus investigaciones rigurosas les descubre y les desnuda”, concluye Milagros Pérez Oliva.
SESGO ANTIAMERICANO
De hecho, el embajador de Estados Unidos en Alemania, Richard Grenell, acusó “a la revista Der Spiegel de inventar historias en la cobertura que hace sobre su país y de llevar a cabo una perversa campaña contra Estados Unidos”, como recuerda el corresponsal de El País en Alemania, Enrique Müller, en una nota fechada en Berlín el 22 de diciembre pasado.
En ‘El embajador de EE UU en Alemania acusa a la revista Der Spiegel de publicar información antiamericana (https://elpais.com/sociedad/2018/12/22/actualidad/1545491668_642061.html?rel=str_articulo#1550776768734), Müller precisa que la controversia surgió después de que saliera a la luz que Claas Relotius “había inventado testimonios y protagonistas en algunos de sus reportajes”.
Apenas el semanario reconoció la falsedad de su reportero, Der Spiegel recibió una carta de Grenell, donde el diplomático señala que la dirección de la revista esta ‘forzando’ una campaña antiamericana y que los periodistas de la misma se prestan a lo que el equipo directivo les exige”.
En la misiva fechada el 21 de diciembre y enviada al futuro director del semanario, Steffen Klusmann, el embajador afirma:
“Los reporteros y editores han publicado regularmente información e informes cuya falsedad habría sido revelada si los hechos hubieran sido verificados primero con la ayuda de la Embajada de los Estados Unidos. Desafortunadamente, los periodistas de Der Spiegel ni siquiera nos llamaban antes de escribir. Está claro que hemos sido víctimas de una campaña de sesgo institucional. La cobertura antiamericana de Der Spiegel ha aumentado drásticamente en los últimos años; desde que el presidente Trump asumió el cargo”.
NO ES EL PAÍS, ES EL HOMBRE
Como reseñamos en columnas anteriores, Der Spiegel sospechó del rigor profesional de Claas Relotius tras la publicación en noviembre pasado de un reportaje relacionado con una milicia civil estadounidense que se dedica a cazar refugiados en la frontera con México.
Y cuando el propio semanario hizo “una dolorosa y rigurosa autocrítica” tras descubrir el montaje que había llevado a cabo Relotius, inmediatamente vino la acusación de que Der Spiegel está llevando a cabo una campaña contra Estados Unidos.
Para paliar el escándalo, la publicación “no ha dejado de pedir disculpas, ha admitido los errores cometidos y también ha prometido que algo parecido no volverá a suceder en la redacción”. Así se lo comunicó Dirk Kurbjuweit, actual miembro de la dirección colegiada de la revista, al embajador.
“De hecho, uno de nuestros reporteros ha inventado en gran medida los informes, incluidos los reportajes sobre los Estados Unidos. Pedimos disculpas a todos los ciudadanos estadounidenses que han sido insultados y denigrados por estos informes. Lo sentimos mucho por eso. Esto nunca debería haber pasado. Nuestros sistemas de seguridad y control han fallado. Estamos trabajando arduamente para aclarar estas cuestiones y mejorar nuestros procedimientos y normas”, escribió el periodista en su respuesta al diplomático.
Pero aunque Kurbjuweit admitió que la revista es crítica con la actual política que lleva a cabo Donald Trump, también señala que ese hecho no necesariamente debe ser confundido con una política antiamericana:
“Si criticamos al presidente estadounidense, no es antiamericanismo, sino crítica a la política del hombre en la Casa Blanca. El antiamericanismo me resulta profundamente extraño y soy absolutamente consciente de lo que Alemania le debe a los Estados Unidos: mucho. En Spiegel no existe ningún sesgo institucional en contra de los Estados Unidos”, escribió el periodista.
No están claras las razones que movieron a Richard Grenell a escribir su carta a la revista, “pero la mayoría de los medios germanos recuerdan hoy que el actual embajador de Estados Unidos en Alemania es considerado como el diplomático más importante de Trump en Europa. Un hombre de su plena confianza, pero también un portavoz de la peligrosa diplomacia que ha llevado a cabo el inquilino de la Casa Blanca en los dos últimos años. En el mes de junio pasado, Grenell protagonizó un escándalo diplomático cuando pidió, desde las páginas de Breitbart News, el apoyo a los nuevos partidos de ultraderecha en Europa, una idea que le mereció el título en Berlín de ‘oficial colonial de la ultraderecha’”, comenta Enrique Müller.