La cercanía con el poder, la relación afectuosa, amistosa y hasta de compadrazgo entre reporteros y columnistas con los grandes políticos, ¿ha envilecido a la prensa mexicana?, pregunta Julio Hernández López ‘Astillero’ a sus invitados en la emisión del martes 10 de septiembre de 2019 en Radio Centro Noticias.
“Totalmente –responde Luis Pablo Beauregard, corresponsal de El País en México–. Y esa cercanía se ve muy mal en alguien que debería ser un periodista independiente. Los periodistas que van a las bodas de los políticos y celebran con ellos fiestas y aniversarios, pecan de inocencia al no pensar que es una relación donde son usados. El periodista usa a los políticos y los políticos usan a los periodistas.
“Tenemos muchísimos casos en el periodismo mexicano de reporteros que pensaron que podían sentirse con la confianza de haber penetrado los círculos cercanos del poder o que ya eran, de hecho, parte del mismo. Pero como en el mito de Ícaro, estas figuras volaron tan alto que la caída fue muy fuerte.
“El caso de Carlos Denegri es interesantísimo. En su novela El vendedor de silencio (Alfaguara, 2019), Enrique Serna cuenta cómo Denegri llegó un día a Excélsior proponiendo un reportaje sobre Maximino Ávila Camacho, un ser abominable que en Puebla había cometido mil fechorías. Entregó una pieza muy crítica y en la redacción le dijeron que les gustaba mucho, pero también le advirtieron: ¡Esto es impublicable!
“Poco después Denegri empezó precisamente a acercarse a la figura del hermano incómodo del entonces presidente Manuel Ávila Camacho”, explicó Beauregard en una mesa que en YouTube titularon: ‘PERIODISMO cambió el CHAYOTE por la LIBERTAD de INVESTIGACIÓN: Serna y Beauregard’ (https://www.youtube.com/watch?v=qJD0qXEBzOw).
LA SARTÉN POR EL MANGO
¿Qué sucede, el político domina al periodista o los periodistas pueden acabar dominando o condicionando al político?, pregunta Julio Astillero a Serna.
“Carlos Denegri tenía la fantasía de que él predominaba sobre muchos de los políticos de la época porque lo cortejaban, porque les cobraba a precio de oro las alabanzas y, sobre todo, porque le pagaban por callar lo que les sabía.
“Pensaba que los políticos que aparecían en el programa de televisión que tuvo durante 15 años y pasaba a las 11 de la noche, Miscelánea Denegri, se paraban el cuello. Y eso pudo haber contribuido a ensoberbecerlo.
Pero lo que pasó después en su trayectoria demuestra que, en el momento en que empezó a resultarle incómodo por sus escándalos, el sistema le dio una patada y lo sacó de la jugada. De modo que, finalmente, los políticos siempre tuvieron la sartén por el mango”.
Denegri era periodismo prescindible a fin de cuentas, expresa Astillero. Y para Beauregard, “hay en muchos periodistas una soberbia total, pues creen que su influencia es infinita. Son muchos los ejemplos de periodistas ensoberbecidos”.
El corresponsal del diario madrileño observa situaciones repetitivas: “Se paran ante estas figuras del poder para decirles, como Denegri, que en la monarquía sexenal el cargo les va a durar seis años y, luego, se diluirá. En cambio, él seguiría ocupando un espacio televisivo o en la primera página del Excélsior. Sin embargo, es muy ingenuo pensar que el poder del periodista es para siempre”.
LOS SEÑORES DE LA TELE
¿Figuras señeras de la televisión mexicana como Jacobo Zabludovsky o Joaquín López Dóriga, fueron tomadas como referencia para construir este retrato de Carlos Denegri?, pregunta Astillero.
Enrique Serna contesta afirmativamente con relación a Jacobo, quien le contó algunas anécdotas sobre Denegri, por ejemplo cuando en la visita de López Mateos a John F. Kennedy en Washington, el columnista le regaló a Zabludovsky su máquina de escribir, como pasándole la estafeta del periodista más influyente de México que, en realidad, era el papel del vocero extraoficial del gobierno. “Y me contó algunas otras cosas atroces que hizo Denegri en el vuelo de regreso, cuando venía borracho con Gloria Marín”.
“Zabludovsky es un personaje importante también porque es quien va desplazando a Denegri, cuando él ya no es esa gran figura del periodismo. Jacobo decía, y en eso coincide con Julio Scherer, que Denegri era un periodista muy talentoso. Un talento mal logrado desde luego, porque buscó más el dinero y el poder que la verdad. López Dóriga ya estuvo muy lejano en cuanto a la vida de Denegri, pero comparten el mismo modus operandi”.
UNA TARTALETA
Ese esquema se reproduce en noticieros y periódicos, en medios nacionales y también en los estatales donde hay muchos Denegri en chiquito. En el interior de la republica vemos periodistas que llegan a tener un gran control sobre su medio local, apunta Julio Astillero.
“Ese es un vicio del periodismo que no ha desaparecido, pero ya estamos viviendo el ocaso del chayote –agrega Serna–. Ahora mismo la gran amenaza del periodismo es el crimen organizado, ya no tanto la censura gubernamental”.
Para Luis Pablo Beauregard, “falta ver los números”. En el reportaje que publicó en El País el 3 de mayo de este año, ‘Fin de ciclo para la prensa mexicana: Los ajustes del Gobierno al gasto en publicidad y los cambios de la industria crean la tormenta perfecta para cientos de periodistas’ (https://elpais.com/internacional/2019/05/03/mexico/1556840314_544026.html), el corresponsal expone que el pastel publicitario era “muy atractivo para los grupos noticiosos e informativos. Pero a partir de lo que pasó en julio de 2018, ese pastel se ha reducido al tamaño de una tartaleta”.
“En su primer año en la Presidencia, López Obrador redujo a cuatro mil 200 millones de pesos el dinero para comunicación social. No me gusta pensar que todo el gasto en comunicación es chayote, pero en las cifras transparentes que son las que tenemos forma de contrastar, para el presupuesto de 2020 que aún falta se discuta y se apruebe, esos cuatro mil 200 millones se reducen en un 43% más. Es decir, quedará en dos mil 400 millones de pesos.
“Cuando ya hay periódicos que han dejado de pagar quincenas y le deben sueldo a sus reporteros, que se están reduciendo en alcance, en tiraje y hasta en periodicidad, sí es un cambio muy importante.
“Sobre todo si pensamos que Peña Nieto erogó tres mil millones de dólares a periódicos y medios electrónicos. Fueron tres mil 522 millones solamente a Televisa.
“Entonces, sí estamos entrando a una etapa nueva donde, efectivamente, hay mayor libertad pero también menor viabilidad para muchos medios”, apunta Beauregard.
DENEGRI VERSUS PIÑÓ
En toda esa época en la que vimos a periodistas chayoteros enriquecerse, ¿tuvimos los mexicanos una fascinación por el mal?, ¿idolatramos al que llega al poder, al que despilfarra, al presuntuoso, al que como Carlos Denegri llega al nivel más alto del dinero, el poder y la fama?, ¿eso nos deslumbra a los mexicanos?, pregunta Julio Astillero.
Enrique Serna quiso en su novela “justamente compartir mi perplejidad por el hecho de que un periodista tan descaradamente mercenario haya sido considerado un triunfador y una celebridad en su tiempo. A Denegri le dieron doctorados ‘honoris causa’ en varias universidades de provincia, y recibió condecoraciones de gobiernos extranjeros”.
“Es necesario que nuestra sociedad haga una revisión crítica de su pasado, principalmente la élite político-empresarial que es la que lo utilizaba como representante y como vocero.
“Porque Denegri fue además un columnista de sociales muy leído y muy cotizado. Empezó a tener un gran auge en ese género en tiempos de Miguel Alemán, cuando vino una camada de nuevos ricos que querían presumir sus mansiones, sus viajes a Europa, los carros deportivos.
“Es muy curioso que en ese tiempo haya surgido una revista como Presente de Jorge Piñó Sandoval, un personaje importante en mi novela porque sostiene una larga y ríspida conversación con Denegri en una cantina. Lo que salía como denuncia en Presente se ostentaba en las secciones de sociales de los diarios como un triunfo de vida para esa misma camarilla”.
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