“Embudo”, nuevo nombre a la Galván, y el derroche en publicidad

Las comparecencias ante el Congreso cada día están sacando más trapitos a la administración peraltista. Ayer, el turno de SEIDUR y, entre otras, la Secretaría de Administración y Gestión Pública. Si algo ha distinguido a la administración de José Ignacio Peralta en sus primeros tres años son sus pésimas obras. ¿Qué mejor ejemplo que la primera parte de la Calzada Galván? “El Embudo”, como ya se le conoce en el argot colimote, especialmente entre los taxistas.

La explicación del Secretario de Infraestructura y Desarrollo Urbano, José de Jesús Sánchez Romo, a la pésima obra en su sentido vial fue contundente: se privilegió al peatón y ciclistas, no a los automóviles. La visión vanguardista de esta aseveración resultaría incluso plausible, pero en una ciudad donde el uso del automóvil es por arriba del promedio derivado del pésimo transporte público, y en la que es casi suicida andar en bicicleta, resultaron irrisorias. Tal visión no justifica, sin embargo, las pésimas calidades de los materiales. A los que hayan tenido la oportunidad de transitar por alguna vialidad semejante en alguna otra ciudad, se darán cuenta que, por ejemplo, los verdaderos bolardos sí son capaces de detener autos, no como los de esta obra.

Aunque los diputados cuestionaron la remodelación del Limonero de Tecomán, la Unidad Deportiva Morelos fue un tema al que no se le dio la dimensión adecuada. Con una inversión que sumó más de 100 millones de pesos, en varias etapas, la principal Unidad Deportiva de nuestra entidad es una pesadilla interminable. Después de dos años, es día que no se termina la obra, sin dejar de lado que la “remodelación” de su espacio emblemático, el Auditorio, a cambio de la millonaria inversión solamente mejoró en pintura y una rampa. Vaya, ni siquiera el marcador y cronómetro para eventos deportivos fue renovado. A todas luces, una obra cuestionable, por decirlo bonito.

Kristian Meiners Tovar, secretario de Administración, tampoco la pasó muy bien en su comparecencia. Desde la diputada Jazmín García, coordinadora de la fracción de Morena, quien le inquirió si ya les habían descontado el día de salario a todos los funcionarios y servidores públicos que abandonaron sus lugares de trabajo para echar porras cual acarreados en la comparecencia del Gobernador el pasado jueves, recalcando en su pregunta, si el propio Meiners había autorizado esa acción. De seguro, cuando era CEO de Bodesa no lo habría permitido.

Pero la tunda más grande se la llevó de parte del diputado panista, Francisco Rodríguez. Meiners, durante su discurso, habló de un Decreto de Austeridad y Racionalización del Gasto Público, así como un Código de Ética de los Servidores Públicos, que fueron desnudados en el posicionamiento del diputado del distrito VI, quien evidenció el derroche irracional del gobierno estatal, sobre todo el gasto excesivo en Comunicación Social por más de 44 millones de pesos. En ese rubro, ventiló casi 2 millones de pesos al año en pago por monitoreo de medios locales y nacionales, cuestionando a Meiners “si no hay personal en Comunicación Social del Poder Ejecutivo que realice dicho trabajo”, y facturas para un tío del gobernador, “de una empresa llamada Pucoma, a la que le pagan 4.8 millones de pesos al año, es decir casi 500 mil pesos mensuales”, detalló el diputado, ante el aparente desconocimiento de Meiners.

Un duro golpe al discurso de transparencia y austeridad, que resultó ser opacidad y derroche en el gasto.

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