EN LA POLARIZACIÓN…

¿Qué sí es periodismo y qué no lo es? ¿Por qué hemos de reconocer como autoridad periodística únicamente a las figuras de los medios tradicionales, ya sean columnistas o conductores?, pregunta Antonio Ruiz, productor desde Chicago de Sin Censura, el programa en YouTube de Vicente Serrano.

Que no sean convencionales, no hace a las redes sociales y a los medios alternativos menos profesionales, argumenta Ruiz en presencia de Sabina Berman, la invitada de ese viernes 11 de septiembre de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=yClR_2YvPXo).

Sin Censura es un medio completamente libre, independiente y serio, que se maneja con rigor periodístico hasta sus últimas consecuencias, dice Ruiz. No se comparte una nota a menos que cumpla todos los requisitos del oficio. Y son claros en su oferta periodística: presentan la noticia tal cual es, de manera imparcial, pero reconoce que no son objetivos en sus comentarios.

La subjetividad se vale en el periodismo. Para eso existen el editorial, la columna o el artículo de opinión como géneros. La opinión es subjetiva pero con base en una noticia tratada con el mayor rigor, aclara Ruiz.

LA VERDAD SIEMPRE PIERDE

Sabina Berman recomienda, como mera estrategia, no defender totalmente al internet. “Está lleno de barbaridades”, de documentales realizados con toda la formalidad pero sin seriedad ni rigor, pues lo mismo afirman que el hombre nunca llegó a la luna que la tierra es plana. Y está repleto de notas “con un aire de periodismo, que son pura invención”.

Ahora, el de Berman “no es un pensamiento binario. No estoy para nada defendiendo a los medios tradicionales”, que ella misma ha dejado porque es “muy muy difícil trabajar en ellos”. La última vez, salió de TV Azteca porque escribió en El Universal una crónica sobre la negativa de Grupo Salinas a cerrar las tiendas Elektra y las sucursales de Banco Azteca durante la pandemia. Como censura, le dieron las gracias.

“He estado saltando de un lugar a otro para defender mi integridad, y en estos años he recibido más oportunidades de coimas que premios. Te quedas perpleja cuando te mandan un coche o, antes de una entrevista, un árbol de la vida de ocho metros de altura que, en realidad, debería estar en un museo de las artes populares.

“Coincido con Sin Censura en que los medios tradicionales están muy corrompidos. Claro, hay excepciones de periodistas serios e íntegros. Y los conocemos bien. Pero han pagado su honestidad con despidos, con arrinconamientos.

“Sabemos que son íntegros porque casi nunca fallan. Todos fallamos alguna vez: se nos va una palabra por otra, decimos un nombre por otro, incluso fallamos cuando una fuente nos informa maliciosamente. Pero la gente distingue claramente a quienes como norma decimos la verdad que tenemos a la mano, del tamaño que la tenemos, sin doblegarnos ante el dinero”.

De ahí la importancia de darle el poder a la audiencia, para que cuando se den cuenta que les mientes no te vuelvan a ver, acota Serrano.

Y Berman señala que, en este momento, es trascendental hablar de estos temas por el nivel de polarización que se vive en México. “La mayoría de la gente está con AMLO o está contra AMLO. Y en esa simplificación, la verdad pierde”.

En un medio serio, aunque sean afines a la 4T, si llega una noticia de corrupción ocurrida ya en el tiempo de AMLO, la publicarán. “Les va a doler mucho pero la sacarán porque es una obligación”.

Corrupción sería también ocultar la información por ser amigos de López Obrador. O peor, “hablar con el Presidente y venderle tu silencio. Me asusta cuando una periodista como Pati Chapoy dice que vale más por lo que calla que por lo que sabe”, sentencia Berman.

TERRITORIO DE LA VERDAD

Luego de decir que el periodista puede tener una ideología, incluso de izquierda, Antonio Ruiz opina que no podemos tenerle un temor reverencial a lo que se publica en internet, porque la gente reconoce perfectamente una teoría de conspiración y sabe buscar en las redes sociales a los que hacen un periodismo riguroso y respetuoso de la inteligencia de la audiencia.

Sin embargo, Sabina Berman no tiene “tanta fe en la mente humana”, porque “está llena de insuficiencias”. Y recuerda un experimento en Ucrania: Vladimir Putin mandó a la calle a unos señores vestidos de caqui; nunca explicaron quiénes eran y, tal como mostraron las encuestas, surgieron toda clase de interpretaciones.

“La verdad no es accesible a la mente humana, y ese es el daño que nos puede hacer si seguimos polarizándonos y no empezamos a hablar de ese territorio llamado verdad. Hay que alertarnos y hablar de eso, si no se nos escurrirá entre las manos esa arena dorada que es la verdad.

“Cuando leo una nota que me entusiasma y tomo como verdad, lo pienso dos veces antes de retuitearla. Ya me volví desconfiada, no puedo leer el periódico con tranquilidad y quisiera tener abiertas zonas donde me siente tranquila”, apunta Berman.

Serrano señala que esta crisis de la verdad no se podría haber dado sin una crisis en el periodismo. Desconfiamos porque los medios de comunicación se prostituyeron: aceptaron cambiar la verdad por la mentira o por los silencios, como modelo negocio. En Sin Censura pretendemos hacer que la verdad se convierta en el mejor negocio. Que sea la audiencia la que te premie por decir la verdad.

“Para un medio informativo, tener un dueño es muy difícil –coincide Berman–. Los dueños de los medios tradicionales, no todos pero una buena parte, descubrieron que es muy valioso el comercio de la verdad, y entonces la gente dentro de los medios sufre muchas presiones. Imagínate lo que llevan en su conciencia quienes está en TV Azteca sólo porque, durante la pandemia, los negocios del dueño no cerraron”.

DOS VERDADES DE A KILO

En relación a Felipe Calderón, ¿cuál es la verdad? ¿Es criminal o un imbécil que no se enteró de nada de lo que hacía García Luna?, pregunta Vicente Serrano.

Sabina responde que “estamos en el proceso de descubrir la verdad. Anabel Hernández dice que durante seis años nos comimos una historia contemporánea de México que no estaba sucediendo: no había una guerra limpia, honesta, terriblemente desencaminada y destinada al fracaso como fue la guerra contra el narco, sino que era una complicidad con el narco. Eso ya lo sabemos. Si Felipe Calderón era un inocentón o cómplice, nos lo dirán en Estados Unidos durante el juicio de García Luna”.

Y en cuanto a la cuarta transformación, ¿cuál es la verdad? Andrés Manuel López Obrador que tiene el apoyo popular, ¿puede equivocarse pero tiene autoridad moral porque no le han podido comprobar un solo ápice de corrupción?

“Bueno, está el detalle del hermanito [Pío López Obrador captado en un video al recibir dinero en bolsa de papel]. Es relativo el delito, eran aportaciones a la campaña y mucha menos cantidad de dinero que los sobornos de Odebrecht, pero indudablemente está fuera de la ley electoral recibir dinero por debajo de la mesa”, pondera Berman.

La escritora deplora “los linchamientos porque estimo profundamente a López Obrador. ¡Y cómo no, si es la primera vez que voto por alguien que gana! Pero creo que la suerte de la 4T está en el aire. Estamos viviendo esta historia y depende mucho del presidente porque es un hombre que concentra mucho poder, afortunadamente porque había una mala disgregación del poder en México.

“Él ha podido reconcentrarlo y muchas decisiones suyas determinarán si la Cuarta Transformación es un éxito. Estaré atenta, siempre dispuesta a aplaudir lo que me gusta de la 4T y a decir lo que no me gusta. Decirlo en voz alta es mi trabajo.

“Me gusta el impulso, la intención de hacer un país más igual y de erradicar la corrupción. Si López Obrador consigue las dos, todo lo demás podemos perdonarlo. Y es que las dos causas principales de la 4T son perfectamente acordes con nuestros dos problemas centrales: la desigualdad y un Estado terriblemente corrupto.

“No me gusta, por el contrario, que haya sombras sobre esta lucha contra la corrupción. Para ganarse nuestra confianza, tiene que ser ejemplar el presidente y exigirles ejemplaridad a sus funcionarios. Me preocupa también el abandono de las clases medias, son muy importantes y no sé por qué el presidente la trae contra ella.

“Y no me gusta tampoco que al presidente no le entre la palabra feminismo ni la causa feminista. Quisiera darle una terapia de disociación afectiva con la palabra feminista, porque estoy segura que tuvo malas experiencias. Hay que separar esas experiencias previas del feminismo real, que es la causa de la igualdad de las mujeres. López Obrador tendría que ser feminista y cuando nos revela que no entiende el movimiento feminista o, peor, cuando nos acusa a las mujeres de tener detrás a Felipe Calderón, algunas amigas mías se ofenden mucho. A mí me da risa sólo imaginar que Calderón pueda manejar a mujeres tan bravas, tan de izquierda la mayoría como somos las feministas”.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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