EN MEMORIA DE HUMBERTO SILVA OCHOA, EN EL VII ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO

*  Oda a Humberto Silva que pronunció Indira Vizcaíno Silva.

Afortunadamente uno de los mejores periodistas de Colima, Adalberto Carvajal, gran amigo y conocedor de la lógica periodística local y nacional, reseñó puntualmente el evento organizado por la Fundación “Jorge Humberto Silva Ochoa”, en la que participaron el Doctor José Rivas Guzmán, el que esto escribe, Karla Victoria Velázquez e Indira Vizcaíno Silva, representante de su padre Arnoldo Vizcaíno Rodríguez.

El acto se celebró el jueves 26 de mayo de 2016 en el Archivo Histórico de la Universidad de Colima, en ocasión del segundo aniversario luctuoso de quien fuera Rector de esa casa de estudios.

Antes de iniciar su intervención, la secretaria de desarrollo social Indira Vizcaíno Silva, había dicho que a título personal habría venido como público “por la admiración y respeto que le tuve a Silva Ochoa, pero estoy en el presídium porque vengo con la honrosa representación de mi padre, gran amigo de Don Humberto”.

Leyó así una Oda a Humberto Silva Ochoa, en la que Arnoldo Vizcaíno relató una anécdota que pinta de cuerpo entero al homenajeado:

“Eran los tiempos del gobierno de Fernando Moreno Peña, de la legislatura 10-10 (en la que Vizcaíno Rodríguez fue diputado del PRD), los tiempos de Antonio Sam López como procurador de justicia.

Arnoldo Vizcaíno se describió en esos años a la cabeza de un movimiento en contra de Sam López, que demandaba su renuncia entre otras cosas por algunas como las que le hizo a don Alberto Ugarte, un octogenario de Buenavista que un día, iracundo porque los caballos de un vecino se metían a su cultivo y lo devoraban, disparó a los animales e hirió a uno.

Resultó que el propietario del caballo lastimado tenía amistad con un policía judicial que era novio ‘o algo así’ de su hija, y al agente, por quedar bien, se le hizo fácil detener al viejo Ugarte y llevárselo a los separos de la Procuraduría.

Don Alberto sufría de diabetes, de un cáncer avanzado y de alta presión, por lo que tenía que estarse medicando todo el día. En la Procuraduría no le permitieron recibir sus medicamentos y su hijo pidió el apoyo de Vizcaíno.

Dada la pésima relación que tenía con Sam López, Arnoldo habló con el Secretario General de Gobierno, Humberto Silva, quien andaba en Manzanillo pero le prometió interceder por Ugarte. Al rato le llamó para decirle que ya podían pasar a darle las medicinas al detenido y que en una hora sería liberado.

Cuando el hijo fue a recoger al viejo Ugarte, por poco lo detienen también a él. Llamó Vizcaíno a Silva Ochoa y nuevamente el Secretario General de Gobierno se comprometió a que en una hora lo liberarían. Pero dio la 1:00 de la mañana y el señor seguía preso. Arnoldo le picó la cresta a Humberto Silva diciéndole que Sam López lo quería calar, y Silva Ochoa pidió otros cinco minutos para averiguar qué estaba pasando.

Al rato llamó a Arnoldo y le explicó que el hijo de don Alberto había llegado diciendo que iba de parte de Vizcaíno y que eso había hecho enojar al Procurador, pero que ya había hablado con él.

‘Vete a Buenavista -le dijo Silva Ochoa a Vizcaíno- y si antes de media hora no llega el procurador en su propio vehículo y te entrega al detenido, mañana renuncia al cargo él o renuncio yo’.

El Procurador no lo llevó personalmente pero sí mandó al detenido en su vehículo. Gracias a eso ambos continuaron en el cargo, resumió Vizcaíno, quien explicó que como luchador social le preocupaba la permanencia de Sam López en el gabinete de Moreno Peña, “pero lo tranquilizaba la inclusión de Humberto Silva en el Gobierno estatal”.

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