EPIDEMIA INCONTENIBLE

Hasta antes de 2015, hablar de fake news era inusual. Más aún, “de primera impresión suponía una confrontación con la libertad de expresión y de información. Después, ha ido de la mano con la era digital o la revolución tecnológica”, señala Ulrich Richter Morales.

La explosión de la tecnología de la información (que nos lleva a denominar a nuestro actual modelo de convivencia como ‘sociedad de la información’) originó que “la propaganda de noticias falsas se convierta en una epidemia difícil de contener”.

La digital es una cuarta revolución industrial e implica para las nuevas generaciones múltiples cambios en las formas de trabajo, comercio, entretenimiento y hasta de pensar.

En el capítulo ‘Noticias falsas’ que le sirve como marco teórico a su libro El ciudadano digital: fake news y posverdad en la era de internet (Océano, 2018), el jurista Ulrich Richter cita a Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, para quien esta nueva era comienza con el siglo XXI.

Se basa en una revolución digital caracterizada por “un internet más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes que son cada vez más baratos, y por la inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina”.

Tres acontecimientos marcaron la historia reciente de las fake news: el referéndum sobre el Brexit (23 de junio de 2016), el plebiscito sobre los acuerdos de paz con las FARC en Colombia (2 de octubre de 2016) y las elecciones presidenciales de Estados Unidos en las que Donald Trump venció a Hillary Clinton (8 de noviembre de 2016). “En los tres casos, la propagación de noticias falsas por medio de las redes sociales cobró notoriedad”.

TROLES Y BOTS

Richter escribió este libro para dejar testimonio de su lucha en defensa de los derechos de los usuarios de plataformas como Facebook; ciudadanos que reclaman lo mismo la privacidad de sus datos que su derecho al olvido, es decir, a que se elimine de los servidores la información personal que compromete la reputación del individuo.

En este capítulo en particular, Richter analiza otros contextos en los que impacta la innovación tecnológica, como son los comicios. Troles –personas que publican mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea– y programas automatizados conocidos como bots propagan viralmente fake news en las redes sociales, buscando engañar o manipular a los electores, atentando contra la certeza electoral y contra la democracia misma.

En las elecciones mexicanas de 2018, buena parte de las noticias falsas se dirigieron contra el candidato puntero, Andrés Manuel López Obrador, quien resultó ganador pese a las versiones malintencionadas que hablaban, por ejemplo, de un llamado de Sanborn’s a sus empleados a no votar por el candidato de Morena, o que el tabasqueño vivía en un conjunto residencial para millonarios denominado La Toscana, contradiciendo con estos hechos supuestos una imagen de austeridad republicana.

Como expone Gustavo Gorriti: “Las fake news no son nada nuevo. Lo que es más bien excepcional es el buen periodismo”. En ese sentido, las noticias falsas se han convertido en una plaga que pretende vulnerar la noble tarea de informar.

IMITACIÓN FRAUDULENTA

Ya que el uso más común del término es en inglés, es pertinente repasar lo que Raúl Rodríguez Ferrándiz comenta sobre la palabra fake:

Como factitious, fake procede directamente del latín facere, que significa hacer. Todo lo que es propiamente humano, es lo que el hombre añade de su cosecha a lo que encontró en la naturaleza, y está impregnado de la sospecha de pose o de simulación.

“Un sinónimo de fake es counterfeit. En español existe ‘contrahacer’ y ‘contrahechura’, pero ya desusados, en el sentido precisamente de imitación fraudulenta de alguna cosa, con propósito de engañar”. El significado actual es falsificación.

Noticia falsa es la que no es noticia; la que adolece de la verdad y es contraria a la realidad. En palabras llanas, una mentira, resume Richter Morales.

Una información es “objetivamente inexacta cuando no corresponde, en su contenido, a la verdad de los hechos. La prensa asume el compromiso de informar no sólo el hecho verídicamente, sino además, de explicar su contexto. La información se legitima cuando es verdadera”.

Marc Amorós García sentencia que las fake news son algo más que informaciones tendenciosas o manipuladas, son mentiras. Según el Diccionario Collins, una noticia falsa es “información falsa, a menudo sensacional, divulgada bajo la apariencia de cobertura de prensa”.

Pero, además, son informaciones falsas diseñadas para hacerse pasar por noticias con el objetivo de difundir un engaño o una información deliberada para obtener un fin político o financiero, señala Amorós.

Las noticias falsas “adolecen de lo que los griegos denominaban alétheia, es decir, lo que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad; o para los romanos veritas, la verdad, lo cual también tiene sustento en que las noticias deben estar amparadas bajo esta veracidad. De ahí que nazca en la defensa de los periodistas la exceptio veritatis, es decir, que lo publicado o informado sea verídico”, señala Ulrich Richter.

ANONIMATO E IMPUNIDAD

La libertad de expresión no es libertad de mentir. El hombre, como ‘ser-en-relación’, “contradice su propia naturaleza cuando rompe la comunicación con el engaño, lo que supone, además, fractura la comunidad”, cita el jurista un libro coordinado por José María Desantes Guanter.

Como vimos en una columna anterior, el periodista mexicano Ricardo Raphael describe las noticias fabricadas como expresiones de la propaganda destinada a desinformar a través de los medios de comunicación.

Son noticias verificablemente falsas, cuya finalidad es engañar o confundir a la audiencia, con una motivación siempre económica o política, nunca informativa o periodística.

Y en ese contexto, el periodismo serio es la disciplina que permite distinguir entre la información fabricada y aquella que podría ser verdadera, apunta Raphael de la Madrid.

Richter considera que a la información falsa ni siquiera se le puede considerar noticia. Se trata de hacerlas pasar como si lo fueran, y por ello tienen el ingrediente del engaño, de la manipulación.

Dmitry Bestuzhev, director de Kaspersky Lab, señaló que las noticias falsas tienen dos propósitos: uno económico, obtener ganancias atrayendo tráfico a páginas web; y el otro es la manipulación. “El común denominador es la manipulación que trae ganancias y ganancias que traen manipulación”.

En la Unión Europea hay una gran inquietud por la manera en que las noticias falsas se han convertido en un fenómeno tóxico con consecuencias cada vez más imprevisibles.

Por lo demás, las fake news constituyen una epidemia ya que “ciertos internautas o seudointernautas” las utilizan para atacar, aprovechando el anonimato de la era digital, lo que genera impunidad, concluye Richter.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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