ESTAMOS EN CRISIS, PERO ¿QUÉ SIGUE?

Tan sólo dijo Peralta que no tenía dinero para pagar la nómina y se armó la rebambaramba. La noticia llegó a todos y todos la comentamos y sin descanso, expusimos opiniones, hicimos chistoretes y recibimos y reenviamos memes. Al pasar unos cuantos días, hemos notado que no basta con solidarizarnos con quienes sufren el impago en directo y entendemos que la preocupación para el futuro a corto plazo no va a solucionarse simplemente con el relevo en el ejecutivo estatal, sino que la gobernadora habrá de adoptar un importante paquete de medidas para corregir la situación financiera por la que atravesamos.

Efectivamente, el simple relevo y la buena voluntad no resultará suficiente para superar la actual situación, sino que se debe hacer mucho más. Desde antes se habían anunciado algunas medidas de austeridad que eran urgentes desde hace ya varios años y ahora lo son mucho más. El gasto público debe racionalizarse y debe responder siempre a un criterio de utilidad pública. Un funcionario público ya no podrá, en vez de realizar las funciones para las que fue nombrado, pasar el tiempo inventando qué gastos personales cargarán al presupuesto. Esa práctica corresponde al pasado, y el juntador de estas letras supone que es algo completamente entendido tanto por Indira como por su grupo cercano.

Pero hay otras medidas que habrán de tomarse: Los ingresos públicos deben crecer y parece mucho más sencillo buscar que se paguen todos aquellos impuestos y derechos que por costumbre no se enteraban, que idear nuevos impuestos que no tendrán sentido alguno si tampoco van a pagarse. Circunstancias similares enfrentó el Gobierno Federal en 2018 cuando inició sus funciones y a esta fecha no se han aprobado nuevos impuestos porque se han podido cobrar los adeudos fiscales que antes nunca se enteraban. Y esta misma circunstancia aplica a los gobiernos municipales y éstos como el Estatal necesitan con urgencia ingresos adicionales para enfrentar sus obligaciones mínimas.

El ejecutivo estatal recibirá una deuda superior a los seis mil millones de pesos y hay quienes suponen que los créditos suman más de nueve mil millones de pesos. Cualquiera de estas cantidades es enorme sobre todo si se considera que el presupuesto estatal apenas monta los trece mil millones de pesos. Por eso, siempre resulta problemático cubrir la nómina, sobre todo la que corresponde a los últimos meses del año , cuando se deben cubrir otras prestaciones.

Debemos tener presente que un Estado o un municipio no tienen razón para existir si no tienen la capacidad para generar los ingresos suficientes que permitan enfrentar sus obligaciones mínimas. El esfuerzo, entonces, debe realizarse. Nuestros gobiernos, por costumbre, han padecido flojera fiscal porque el Gobierno Federal les ha cubierto siempre sus necesidades mínimas y porque no quieren ser los verdugos de los grupos de interés que los han apoyado y que precisamente, los han apoyado por eso.

No se puede enfrentar el gasto de inversión si no se cubre el gasto corriente. Y si no hay inversión, no hay crecimiento, y todavía menos, desarrollo. Dicho de otra manera, no puede haber esperanza. Esa es la importancia fundamental de la reestructuración hacendaria. Por supuesto, Colima tiene viabilidad. Eso no se encuentra en duda, pero resulta urgente la reforma fiscal que haga posible la concreción de esa viabilidad. Este es el momento de la definición. Es ahora cuando deben establecerse nuevas rutas para encontrar el desarrollo y deben plantearse en concordancia con el ejecutivo federal pero también, con independencia de aquel.

Y debemos olvidar toda esa tontería de los neoliberales colimenses quienes, por antifederalistas, sostienen que debemos recibir más del Gobierno Federal porque recibimos menos de lo que aportamos. ¿Acaso debemos creer que ese nivel de gobierno vive del aire y todo su gasto en educación, salud, seguridad y todo lo demás, conjuntamente con la derrama en programas sociales se enfrenta con recursos provenientes de la generación espontánea? La Federación debe, además, procurar la armonización del desarrollo, del bienestar, entre todas las entidades federadas, por ello, el que más tiene, debe recibir menos, pues también al contrario, el que menos tiene es el que más debe recibir.

De otro modo, debiéramos constituirnos en una república y no podemos hacerlo si está en duda nuestra viabilidad como estado federado. Resulta irresponsable un gobierno estatal como el actual que pretende, a la vez, mamar y dar de topes. Eso no se puede. Peralta recurre al gobierno federal para que le solucione sus problemas por irresponsable, pero también, por desvergonzado. Mucho tiempo revolcó el agua que ahora le toca tragarse.
Heredará deudas y desorden financiero, pero también inseguridad, desconfianza y demasiadas facturas y problemas. Su impopularidad no es gratuita. Y claro, la demostración de que la cleptocracia y la democracia están peleadas y no pueden convivir. Es decir, entregará también un gran mensaje y no sólo a los colimenses, sino también al resto del mundo. Aunque muchos ya lo sabíamos. Tanto saquearon los gobiernos neoliberales, que se les olvidó que también deben tener un objetivo y un programa. Y a falta de proyecto, sólo saquearon.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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