FALTÓ UN VOTO

Eran muchos los malos augurios, desde la nominación que hizo el periódico de la familia del Gobernador dando a entender que el Ejecutivo tenía su candidata a la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, hasta los rumores (y los indicios) de que el coordinador de la bancada de Morena en el Congreso local tenía a la suya, una activista que no era por cierto Adriana Ruiz Vizfocri cuya propuesta se cayó durante la primera votación del pleno. Le faltó un sí.

Pero estos presagios de una elección viciada de origen se rompieron cuando el Legislativo lanzó la convocatoria y la respuesta fue amplísima. Hubo casi una veintena de solicitudes de inscripción en un proceso que se anunciaba transparente y abierto a la observación ciudadana, característica que finalmente no se cumplió pues algunas etapas de la evaluación de candidaturas las hicieron los diputados a puerta cerrada.

En esos primeros momentos había dos polémicas: una estridente, respecto al perfil profesional del o la nueva presidente; y otra sorda, respecto a la reelección.

ABOGADO O ACTIVISTA

La primera polémica consistió en debatir el perfil del próximo ombudsman o, dicho con corrección política, la ombudswoman o la ombudsperson para no quedar mal con nadie.

Varios de los aspirantes con los que conversamos en carvajalberber.com dieron argumentos a favor de que la persona elegida fuera un profesional del Derecho, con especialización académica en el campo de los derechos humanos.

Pero los que no son abogados destacaban las ventajas de tener una trayectoria en el activismo y la defensa de los derechos humanos.

Había, por supuesto, casos de abogados que han sido también activistas.

La segunda polémica respondía a la posible reelección de Sabino Hermilo Flores.

Aunque el ombudsman en turno consiguió el aval de la estructura nacional de comisiones de derechos humanos, y en la mejor tradición priista recibió el apoyo de los sectores, su aspiración a quedarse le costó muy cara en términos de prestigio personal.

Un par de ciudadanos inconformes con la pasividad de la CEDH ante el incumplimiento de sendos acuerdos para resarcir daños a la víctima de un delito, hicieron campaña en contra de Sabino.

Y en las redes sociales se ventiló la situación de un hijo fuera del matrimonio que no recibe como pensión alimenticia el equivalente a lo que gasta Flores en la manutención de sus otros vástagos.

El golpe moral fue demoledor para Sabino, en la medida que sus detractores mostraron al ombudsman como una persona que viola los derechos humanos de un familiar directo.

SE VA O SE QUEDA

La remoción de Martí Batres como presidente de la mesa directiva del Senado dejó en claro cuánto se enredó en Colima el tema de la reelección en la CEDH.

En la Cámara Alta primero se votó si el presidente continuaba en funciones para un siguiente periodo; luego, tras acordarse entre los senadores de Morena que la nueva presidencia recaería en una mujer, se eligió a la tabasqueña Mónica Fernández.

En el Congreso de Colima se interpretó la norma en el sentido de permitir que Sabino buscara su reelección, dejándolo participar en el proceso de integración de la terna como un aspirante más.

Sobra decir que esta situación, en la medida que Flores continuaba despachando en la Comisión, generó una inequidad manifiesta en el caso de uno de sus subordinados, el visitador Alejandro Espinosa, quien también se inscribió en el proceso.

Mientras el jefe pudo hacer una gira de medios –a manera de informe de trabajo– sin preocuparse por el horario, su contendiente no podía promoverse hasta después de terminada la jornada laboral.

PERFIL IDÓNEO

No hubo mayor inconformidad en la sociedad civil por la descalificación de algunos de los aspirantes. Estaba claro que no habían cumplido con los plazos para la presentación de documentos, y ni modo. Sin embargo, era un temor latente que habría mano negra en la elección de el o la comisionada.

Quienes sospechaban de los intereses particulares que pudieran tener los integrantes de la comisión ciudadana que evaluó a los aspirantes y emitió los perfiles de idoneidad, se tranquilizaron cuando se ventilaron los resultados de la evaluación y conocimos los puntajes.

Hubo dos calificaciones perfectas –entre ellas la de Roberto Ramírez, no así Sabino Flores que con sus 70 puntos no habría alcanzado el porcentaje mínimo para entrar a la Facultad de Derecho– pero los diputados quisieron combinar las acreditaciones de conocimiento con la experiencia y, al final, pesó la cuestión de género.

Lo que no debemos olvidar es que la decisión corresponde a los diputados. La comisión ciudadana funcionó como un referente. Si alguien con la bandera de la sociedad civil quiere nombrar al titular de un órgano autónomo, que se postule para las elecciones de 2021 y busque llegar al Congreso.  

La Legislatura integró una terna formada exclusivamente por mujeres: Alma Guadalupe Gómez Gaitán y Neyma Berenice Hernández Medina –quienes documentaron las calificaciones más altas, exceptuando a quien fuera secretario de la Juventud en el sexenio de Mario Anguiano– y María Elena Adriana Ruiz Vizfocri, la favorita sentimental de los diputados de Morena, el PAN Movimiento Ciudadano y una del PT.

MORENA NO CO-GOBIERNA

Si el plan de Vladimir Parra era imponer a la Vizfocri, no lo pudo planchar. Los operadores del Ejecutivo cobraron favores y metieron cizaña para conseguir que, del bloque que llegó al Congreso gracias a la ola de López Obrador, una diputada “se accidentara” y otro se abstuviera. De entre los 24 legisladores presentes no se completaran los 17 votos que se requerían.

Parra tuvo que volver a buscar la mayoría con los panistas ante la falta de colaboración de los diputados del PRI que, en la primera ronda, votaron por otra candidata y, en la segunda, se ausentaron.

Con esto Vladimir recibió una vez más la dura lección que no ha querido aprender: ¡Morena no cogobierna con el PRI!, por muchas porras que le echen en el Diario a Mario Delgado. Espero que esto lo tenga presente el coordinador de la bancada morenista (local y, por qué no, también el de la federal) para futuras votaciones.

Si bien lo que no fue en su año no fue en su daño, el gobierno de Ignacio Peralta respondió a las presiones de los actores priistas que no le perdonan a Ruiz Vizfocri su papel como presidente del Tribunal Electoral del Estado (TEE) en 2003.

Ella tuvo un papel preponderante en la calificación de la elección de Gustavo Vázquez como Gobernador, la cual fue anulada finalmente cuando el Poder Judicial de la Federación determinó que el mandatario saliente Fernando Moreno intervino en los comicios a favor del candidato priista.

Y cuando vino la elección extraordinaria, como ponente Ruiz Vizfocri impulsó en el TEE una resolución que le daba el gane a Antonio Morales de la Peña, quien había sustituido a Enrique Michel como abanderado del PAN.

La ley establecía que si un porcentaje de las casillas presentaban irregularidades, la elección entera debía anularse. Y Adriana –resumiendo el punto– propuso al pleno del Tribunal que como en Tecomán ese porcentaje de las casillas presentaba irregularidades, los votos recabados en ese municipio debían dejarse fuera del cómputo.

Con ello, el resultado se habría volteado a favor del candidato de Acción Nacional ya que el grueso de los votos priistas se concentraba en la tierra de Gustavo.

Los otros dos magistrados electorales mostraron su lealtad priista al votar en contra el proyecto de resolución.

OPOSITORA INCÓMODA

Desde entonces, Ruiz Vizfocri ha sufrido el acoso del PRI. Un tiempo estuvo fuera del estado. En su momento, la bloquearon como posible consejera del Instituto Electoral del Estado, pero no pudieron más tarde impedir que fuera consejera local del IFE.

La posibilidad de que Adriana sea presidente de la CEDH asusta a un gobierno como el de Nacho Peralta que se siente más tranquilo con una ombudsman como Sabino Flores, más institucional en los términos de entender las limitaciones del Ejecutivo para cumplir las recomendaciones… y en la conveniencia política de celar la conducta en materia de derechos humanos de los municipios gobernados por Morena.

Si el Congreso no logra un consenso respecto a un nuevo presidente de la Comisión, Sabino seguirá en el cargo y este ejercicio de consulta ciudadana, con toda su parafernalia para la evaluación de los candidatos, habrá sido una simulación de la virtual reelección de Hermilo Flores.

La continuidad en la CEDH es lo que, al parecer, deseaba el Ejecutivo desde el primer momento.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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