Por Alan Castillo
Como parte de los planes de expansión global de la National Football League (NFL), desarrolla estrategias para posicionar su marca y al deporte del futbol americano en países como Brasil, China, Inglaterra y en particular, en México, que es el segundo mercado mas importante para esa liga, después de EUA. Por lo anterior, la NFL pactó un juego de temporada regular para los años 2016, 2017 y 2018 en el “Estadio Azteca” de la Ciudad de México, partidos que fueron realizados con rotundo éxito en 2016 y 2017, al grado que la NFL consideraba ya un hecho extender esos juegos hasta 2021, pero entonces ¿qué pasó? ¿Por qué cancelaron el partido? Va la crónica de un fiasco anunciado.
1.- Cuando a mediados de 2018 la NFL determinó que los equipos que vendrían a México serían Los Ángeles RAMS y los Kansas City CHIEFS, no generaron mucha expectación, lo cual se vio reflejado cuando los boletos salieron a la venta, ya que en lugar de agotarse en 3 minutos como en años anteriores, se agotaron en unas cuantas horas, debido a que no son equipos con mucho arraigo entre la afición de nuestro país.
2.- Ya en la temporada regular, y de manera un tanto sorpresiva, los Kansas City CHIEFS están dominando la Conferencia Americana de la NFL, con un deslumbrante QB novato llamado Patrick Mahomes, que ha roto récords de más touchdowns en los primeros 5 juegos de una temporada, y que tiene a su equipo con un récord de 9 – 1; por otro lado, los RAMS se armaron “hasta los dientes” en la agencia libre, contando con un equipo muy balanceado y potente tanto en la ofensiva como en la defensiva, consiguiendo también un récord de 9-1, haciendo de este juego un “Superbowl adelantado”.
3.- La mesa estaba puesta. En medios de comunicación especializados de los EUA, se dejaba ver entre líneas que la NFL estaba un poco “celosa” de que el partido estelar de la temporada fuera a realizarse fuera de ese país, pero por otro lado complacidos por la exposición que su marca iba a tener a nivel internacional.
4.- Lo anterior no importó a los organizadores del evento, ya que desde hace algunos meses, experimentaron con un césped híbrido en el “Azteca” (pasto sintético mezclado con pasto natural), contratando a una empresa costarricense para efectuar dichos trabajos, ignorando sus antecedentes de negligencia, aunado a que no aplicaron cuidados necesarios posteriores a su instalación, ocasionando que el pasto nunca terminó de afianzarse.
Por si fuera poco, el césped del “Estadio Azteca” fue sometido a una carga desmedida de uso en el presente año, ya que tan solo en el último mes se desarrollaron 17 eventos, sin mencionar la carga de meses anteriores, que fueron desde eventos publicitarios, un cierre de campaña presidencial, conciertos, partidos de la Copa MX y de la Liga MX, etc.
5.- En cuanto al estado físico del césped, el último clavo al ataúd del partido RAMS vs CHIEFS programado para el 19 de noviembre, fue el concierto de aniversario 25 del canal de TV “Telehit” realizado el 7 de noviembre. Ya que, no conformes con el daño que sufrió el césped y sabiendo que la NFL realizaría una inspección final el 13 de noviembre, los organizadores dejaron pasar del 7 al 12 de noviembre sin hacer nada para mejorar el estado de la cancha. Eso sí, como buenos mexicanos, dejaron todo para el último momento, y desde la mañana del 13 de noviembre se observaron numerosos jardineros intentando reparar lo irreparable. El fiasco estaba consumado.
6.- Durante la mañana del 13 de noviembre, empezaron a correr rumores en la prensa especializada respecto a la cancelación del partido, lo cual fue desmentido al medio día por periodistas de la talla de Jhon Sutcliffe, quien es el reportero de cancha designado por la cadena ESPN para los juegos del Monday Night Football. Hasta ese momento, existía una tensa calma, pero todo se vino abajo, cuando horas más tarde la Asociación de Jugadores de la NFL hizo propio el dicho de varios jugadores de ambos equipos, en el sentido de que no estaban dispuestos a jugar en el “Estadio Azteca”, debido a las pésimas condiciones de la cancha, motivo por el cual no le quedó de otra a la Liga, más que notificar oficialmente de la cancelación del evento, lo cual destaparía la patética actuación de los organizadores y cuestiones de índole política y económica que sustentaron la cancelación.
EL TRASFONDO DEL FIASCO
Con la presión del sindicato de jugadores de la NFL para no realizar el partido, la NFL vio la excusa perfecta para rescindir un contrato, que seguramente, le retribuirá en varios millones de dólares por concepto de penalizaciones que deberán pagar los organizadores del evento en México. Eso, por una parte, ya que de antemano se sabe que los altos mandos de la NFL se encontraban “nerviosos” por la pretensión del Gobierno Federal electo (que está a punto de iniciar funciones) de retirar el apoyo a eventos deportivos de talla internacional, como lo es el caso de la Fórmula 1 en México, cuyo desarrollo para el próximo año prácticamente se ha descartado, y sin el apoyo del Gobierno de la Ciudad de México y del Gobierno Federal, estos eventos no son posibles, puesto que el margen de ganancia de los organizadores se reduce sustancialmente, y ese costo no es posible trasladarlo a los aficionados. Esto cobra relevancia, dado que el contrato para celebrar juegos de la NFL en México, como ya mencionamos, estaba por extenderse hasta 2021.
Por si fuera poco, la NFL también vio una oportunidad de unir y apoyar a la comunidad de California en torno al equipo de los RAMS de Los Ángeles, ya que recordemos que en días pasados una zona del estado de California se ha visto afectada por incendios que han dejado hasta el momento 44 personas muertas, 200 desaparecidos y pérdidas materiales incalculables, ya que inmediatamente después de que se oficializó la cancelación del partido en la CDMX, se anunció que éste se realizaría en Los Ángeles, California, y que se donarían varios millones de dólares a los equipos de rescate de ese Estado, así como entradas gratis a los llamados “primeros respondientes” durante la emergencia.
Como podemos observar, fueron muchas circunstancias que se “alinearon” para que el fiasco MX 2018 se materializara, arrojando un saldo de perdedores y ganadores: pierde México como país, al afectarse la imagen internacional ante la falta de seriedad en la planeación de un evento de tal magnitud; pierde la afición mexicana al deporte del futbol americano, ya que el partido de más alto nivel de la presente temporada nos fue negado, principalmente por una serie de negligencias de los organizadores; pierde la Ciudad de México y su sector empresarial, porque dejará de recibir una derrama económica de 44 millones de dólares u 880 millones de pesos (según estimaciones hechas en relación con años anteriores), y gana la NFL, porque en lo económico será retribuida por las penalizaciones, porque en relaciones publicas queda bien parada al “proteger y atender las necesidades de sus jugadores”, también gana porque se muestra solidaria con el pueblo de California en medio de la tragedia de los incendios, gana porque se pudo librar de compromisos contractuales (presentes y futuros) con ganancias millonarias y ganan los radicales del vecino país del norte, que en este fiasco encuentran otro argumento para reforzar la idea de que acá en México, todo está mal y no somos capaces de realizar ni un evento deportivo de calidad. En conclusión, un fiasco total.
Punto extra: He leído comentarios de muchas personas en los que dicen que la NFL es muy delicada al cancelar el evento, hasta incongruente porque se han realizado partidos en condiciones mucho peores (nevadas, lluvia torrencial, lodo, etc.). Al respecto solo puedo decir que en todos esos casos, el césped se encontraba en buenas condiciones antes del cotejo y que durante los partidos se empeoró la calidad de este, como parte natural del desarrollo del juego, o bien por cuestiones climatológicas. Nunca se utiliza un recinto en condiciones tan pobres como las del “Azteca”. La NFL perdona accidentes, no negligencias. Espero que la NFL y organizadores puedan llegar a algún acuerdo que permita traer más partidos en años próximos, aunque lo veo difícil.