Cuando estamos viviendo un cambio en la relación de la prensa con el gobierno, sobre todo por la cuestión económica, ¿podemos esperar una toma de conciencia del periodismo nacional?, ¿vendrá el cambio periodístico en México por la vía del bolsillo?, pregunta Julio Hernández López ´Astillero’ a sus invitados.
Es la emisión del martes 10 de septiembre de 2019 en Radio Centro Noticias (https://www.youtube.com/watch?v=qJD0qXEBzOw) y están sentados a la mesa el novelista Enrique Serna, autor de una biografía novelada sobre Carlos Denegri, El vendedor de silencio (Alfaguara, 2019), y Luis Pablo Beauregard, corresponsal de El País en México.
Beauregard, autor del reportaje ‘Fin de ciclo para la prensa mexicana: Los ajustes del Gobierno al gasto en publicidad y los cambios de la industria crean la tormenta perfecta para cientos de periodistas’ (https://elpais.com/internacional/2019/05/03/mexico/1556840314_544026.html), coincide con Enrique Serna:
“Este es un momento inmejorable para el periodismo mexicano. Problemas siempre los habrá pero, por ejemplo, tenemos un boom del periodismo de investigación. Por lo menos en parte, este gobierno de López Obrador es consecuencia de ello.
“Esas investigaciones que todo mundo conoce por sus nombres populares, ‘la estafa maestra’ y ‘la casa blanca’, repercutieron en el ánimo de la sociedad e influyeron en el ciudadano para que fuera a votar. Aunque todavía estamos esperando que también tengan repercusiones en el ámbito judicial.
“Vivimos una gran época del periodismo de investigación, hecho por periodistas mucho mejor formados, más libres también. Efectivamente ha cambiado ese México de los sobres mensuales a los reporteros de la fuente, de esos vicios como el que suponía el reparto del gasto oficial en comunicación.
“Estamos en el camino de hacer un mejor periodismo también por lo que está pasando en el mundo: las audiencias están descubriendo que la buena información cuesta. Lo que vemos en los más grandes periódicos del mundo ya no es información gratuita. Pero hay que ver si la audiencia mexicana responde a eso.
DÉBIL DE CARÁCTER:
Personajes como Carlos Denegri, ‘el mejor y el más vil de los reporteros’ como lo llamó Julio Scherer, ¿eran creaciones necesarias del propio sistema político mexicano?, pregunta Astillero.
Para Enrique Serna, el sistema necesitaba ese tipo de personajes. Periodistas como Denegri “sólo pudieron haber existido bajo una dictadura de partido, que sobornaba a los periodistas y los reprimía cuando se querían salir del huacal”.
También, “porque ese tipo de machismo patológico de Denegri es característico de su época. Está cortado con la misma tijera, por ejemplo, de Maximino Ávila Camacho o del magnate Jorge Pasquel que fue el rey del contrabando en el sexenio de Miguel Alemán y era un hombre todopoderoso que se rodeaba con una escolta militar y mandó a asesinar a periodistas.
“Eran personajes abusivos que, cuando una mujer se le resistía, la secuestraban aunque fuera casada. Y ese modo terrible de tratar a las mujeres de estos capos del hampa institucional, lo imita Denegri hasta cierto punto.
“La diferencia es grande porque Carlos tenía un talón de Aquiles: era un hombre con una tremenda debilidad de carácter, y eso lo arrastraba al despeñadero con más fuerza que la ambición. Por eso era un bebedor que nunca pudo tener relaciones amorosas estables y duraderas. Se fue destruyendo paulatinamente”, comenta el escritor.
PELIGRO EN LA CALLE
Nos podría parecer que esa etapa del periodismo chayotero y el autoritarismo político la estamos superando, apunta Julio Astillero. Pero hoy nos enfrentamos al fenómeno del crimen organizado: en muchos lugares del país no puedes reportear ni escribir porque una amenaza contra la vida o la integridad de un periodista llega a cumplirse en un esquema de absoluta impunidad.
Luis Pablo Beauregard está totalmente de acuerdo en que las amenazas también han cambiado, aunque la ola de inseguridad y la gran crisis de violencia que está viviendo México no solamente afecta a los periodistas.
“El gremio es vulnerable entre otras cosas al poder de estos delincuentes en municipios y estados. Carlos Denegri tenía un renombre nacional y eso lo ponía a salvo de esas amenazas, pero solemos bajar la mirada a lo que pasa con los periodistas en las localidades”.
PERSONAJE DE NOVELA
Llamado a contar en qué momento se le ocurrió contar en una novela la vida de un periodista tan siniestro como Carlos Denegri, Enrique Serna responde:
“Desde que leí las anécdotas sobre su vida escritas por sus contemporáneos sentí que un personaje con estas contradicciones ameritaba un tratamiento novelesco, porque la novela es el teatro donde los hombres luchan con sus demonios y Denegri era un personaje muy atormentado.
“A diferencia de Maximino y Jorge Pasquel que eran hombres con un férreo autocontrol, abstemios y que jamás se quebraban, Denegri tenía una personalidad quebradiza y una cierta tendencia hacia la locura que le llevó a cometer todas las atrocidades que yo narro en esta novela”.
Basta recordar la manera trágica como falleció, “asesinado por su última esposa a la que había sometido a un calvario terrible que ella misma denunció en una crónica titulada ¿Maté yo a Carlos Denegri? (1975), que Linda M. de Denegri escribió desde la cárcel con la ayuda de una amiga (Adela C. Irigonyen)”.
LA VIEJA GUARDIA
Para Beauregard, uno de los puntos interesantes de la novela son estos choques que siempre ha habido en el periodismo. “Uno fue en el propio Excélsior, entre Julio Scherer y Denegri. Otro el que sostuvo con Jorge Piñó Sandoval que años atrás dirigió la revista Presente, antítesis del periodismo que hacía Denegri. Pero también Pepe Alvarado fue un gran enemigo de este personaje”.
“Alvarado fue un gran periodista que siempre mantuvo independencia y distancia del poder –concuerda Serna–. Un hombre muy combativo y que no sólo era lo opuesto a Carlos sino que además escribía muy bien. Lograba escribir artículos enteros sin usar la palabra ‘que’.
PERRO SÍ COME PERRO:
Ha ido perdiendo fuerza esa consigna de ‘perro no come perro’ que implicó, durante décadas, que los periodistas guardaran silencio respecto a la conducta de nuestros compañeros, como si silenciando todos esos errores, desviaciones, traiciones y complicidades pudiésemos sepultar lo que es parte de la composición general de nuestra sociedad en sus diferentes aspectos, comenta Julio Astillero.
Serna es autor de nueve novelas, entre ellas Señorita México (1987), La sangre erguida (2010) sobre el mercado negro de Viagra en España (en México las farmacias venden el sildenafil sin receta médica), o La doble vida de Jesús (2014). Y ha escrito ensayos como Las caricaturas me hacen llorar (1996), Giros negros (2008) o Genealogía de la soberbia intelectual (2013).
Adelanta que su siguiente libro será de cuentos, un género que le gusta mucho. “Cuentos crueles, de humor negro”, como los que contienen sus volúmenes anteriores: Amores de segunda mano (1991), El Orgasmógrafo (2001) y La ternura caníbal (2013).
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.