FINANZAS PÚBLICAS RESPONSABLES

Las finanzas públicas demandan el concurso responsable tanto del Ejecutivo como del Legislativo. Fijar los niveles del gasto público, tanto el corriente como el de inversión no puede ser resultado de un capricho sino de la previsión de la obtención de recursos propios (impuestos, productos, derechos, aprovechamientos y, en su caso, participaciones federales). El déficit de ingresos debe financiarse mediante la contratación de deuda. Si se desea o se requiere gastar más, se deben incrementar los ingresos y si no se desea incrementar los ingresos, se debe reducir el gasto. El endeudamiento debe ser responsable, de otro modo, el presupuesto se convierte en rehén de los acreedores porque el servicio de la deuda tiene que enfrentarse y en términos generales, a mayor endeudamiento, mayor servicio de la deuda. La ecuación es muy sencilla y muy fácil de entender. 

El ejecutivo estatal recibió una deuda pública importante porque los anteriores gobiernos endeudaron irresponsablemente al Estado. Los créditos vinieron, pero se aplicaron mal y nunca se buscó incrementar los ingresos porque a nadie le gustan los impuestos y las facturas suelen cobrarse en las urnas. El ejecutivo actual a veces ha buscado el crecimiento del gasto y a veces lo ha moderado en función de las autorizaciones que ha obtenido del Legislativo para incrementar la deuda estatal. 

Los créditos deben dirigirse a proyectos autofinanciables porque los préstamos deben pagarse y los proyectos financiados deben ser capaces de dar origen a los recursos que se destinen a servir la deuda adquirida para financiarlos, pues de otro modo, hay que pagar sin que se incrementen los ingresos de la entidad. Por eso el crédito ha de apoyar el desarrollo y no dilapidarse en reforzar el gasto corriente, como se ha hecho. Los lujos o los gastos fastuosos no deben hacerse, salvo que sobre el dinero, lo cual no resulta fácil. 

Peralta quiere gastar más, se observa desesperado por eso, y con ese pretexto, quiere que el Congreso le autorice a adquirir más deuda. El Estado debe ya seis mil millones de pesos y eso es mucho dinero y pagarlo es motivo de muchos dolores de cabeza. El propio Peralta ha expresado que no impulsa el desarrollo del Estado porque es responsable y prefiere sanear las finanzas públicas en vez de incrementar el gasto de inversión, pero ha adquirido inmuebles en vez de gastar en proyectos autofinanciables. Ha despedido trabajadores para bajar el gasto corriente pero no ha eliminado los viajes o los gastos extravagantes. Renta de aviones, vehículos de lujo, organiza comidas, fiestas, gasta en bebidas costosas y realiza muchos otros gastos innecesarios que se han financiado con cargo al presupuesto público. 

Se requiere hacer frente a la pandemia, pero en vez de hacerlo, gasta en reunir en Nogueras a sus compañeros gobernadores para coordinar acciones para oponerse políticamente a un Gobierno Federal electo democráticamente con el mandato de reducir gastos innecesarios. Eso es no ubicarse en la realidad. Están en contra de Andrés Manuel porque se sienten atados de manos, sin poder hacer lo que antes hacían y quieren seguir haciendo. 

Para enfrentar la pandemia, en Colima se adquirieron termómetros que nadie ubica y respiradores, cincuenta se dijo primero, veinticinco se dijo después y no han llegado, sólo han llegado veinte adquiridos por el INSABI. Ahora quiere más ¿Para qué? ¿Quiere adquirir bienes que lleguen cuando haya pasado la pandemia? Esto hace que se piense mal. ¿Por qué no eliminar los gastos suntuosos e innecesarios que efectúa? Esto resulta más sencillo y depende de él y no de una negociación con el Congreso, negociación que se antoja por lo menos difícil sino imposible. ¿Querrá refugiarse en una decisión negativa del Congreso para exhibirlo? Es evidente que el pueblo no desea un mayor endeudamiento público. 

Deben reestructurarse las finanzas públicas, no hay duda, y eso pasa por un importante recorte de gastos, no hay otro camino. El gasto debe responder al interés general y ese no pasa por los gastos extravagantes. Podrían replantearse los ingresos y cobrar más a los ricos por concepto de tenencia de automóviles, gravando sobre todo los de lujo, por ejemplo y los ayuntamientos podrían obtener más ingresos por concepto de impuestos prediales progresivos y lo mismo pudiera hacerse con derechos de agua, cobrando a los consumidores mayores del líquido y esos, son los que más tienen, no los pobres. Y así con muchos otros ingresos siempre siendo justo y considerando el interés general. Los ingresos adicionales combinados con un gasto razonado y responsable pueden proporcionar suficiencia para atender las necesidades reales de los colimenses. 

¿Cómo hacerlo? El gobernador es economista con posgrado en el extranjero y por supuesto, sabe el camino. Sus colaboradores en las áreas financieras deben saberlo, por eso los escogió alguien que sabe de esos asuntos y los ha mantenido en sus puestos desde el principio, a pesar de tantas remodelaciones del gabinete. 

Y al Congreso, le solicitamos firmeza en este trance y exigir que se rindan cuentas. El dinero público no podrá usarse en la campaña electoral, ya lo advertía así el Presidente. Quizás la advertencia presidencial disminuya presión al gasto esperado. 

Deseo que el conflicto de intereses en que se encuentra atrapada la Secretaria de Salud no se utilice para las potenciales negociaciones con el Congreso y que no se continúe utilizando a la Universidad para asuntos como las reuniones de los gobernadores denominados golpistas. No es fin de año, pero esta es como una carta a los reyes magos. 

Peralta tiene mucho que perder en este trance, y la Universidad, también. 

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana. 

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