Este 26 de septiembre se cumplieron 5 años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal “Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero, cuyos padres han desplegado una movilización que ha creado una gran conciencia en el alma de los mexicanos, sumándose al reclamo de justicia y el conocimiento de lo que pasó aquella negra noche de Iguala, en que estos entusiastas jóvenes fueron arrebatados violentamente sin que en esos primeros días el gobierno federal, el estatal y el municipal, así como todas las personas vinculadas a instituciones y estas mismas, se dieran cuenta del hecho.
Ante la movilización de aquellos primeros meses, el gobierno federal a la cabeza del hoy señaladamente corrupto Enrique Peña Nieto, no mostró respeto por el dolor de las familias desesperadas por conocer el paradero de sus hijos; por el contrario, al paso de los meses y años, promovió una supuesta verdad, como queriendo que el caso se archivara: fueron incinerados y no quedaron restos.
Nadie lo creyó, como no creía el pueblo mexicano en las instituciones de justicia corrompidas.Aquellos obstáculos que representaron las propias omisiones del gobierno de Peña para indagar efectivamente e informar a los familiares de los 43 jóvenes, pero también al pueblo mexicano, sobre este terrible hecho; han quedado ahora al margen y en el descrédito ante la llegada del presidente Andrés Manuel López obrador al gobierno mexicano, y con él funcionarios acreditados en lo político, para hacerse cargo de las investigaciones, considerando los avances positivos que había ya, pero abriendo nuevas líneas de investigación.La mañana de ayer en que se cumplen cinco años del caso, el presidente de la República acudió a su habitual conferencia portando una camisa con una mano y en ella el número 43.
También lo portaron funcionarios que forman parte en la investigación por el esclarecimiento de la verdadera historia de los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa.Portar una playera que le pidieron los familiares de los desaparecidos tiene una gran carga simbólica, representa un cambio radical del gobierno frente al hecho. Mientras que el gobierno de Peña hizo lo contrario, es decir, lejos de comprometerse a encontrar la verdad, parecía poner diques, y con ellos un despliegue mediático estigmatizando el hecho y a los involucrados afectados.
Pero este día se pronunció una frase que tiene un profundo significado y que revela un avance en la investigación, hasta ahora, y es la certeza con que se dijo por parte de Alejandro Encinas y, obvio, como declaración oficial del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: lo que ocurrió a los 43 estudiantes fue “una desaparición forzada cometida por agentes del Estado Mexicano”.
A ver si ahora los críticos derechosos y sus aliados seudoizquierdistas arrepentidos, dudan con esto, de que en verdad se trata de un cambio radical en el tratamiento de los asuntos que tienen que resolverse para que el país y sus instituciones avancen. Y esto será posible solamente con el reconocimiento de los problemas, el tratamiento de los mismos en busca de solución, y no rehuyendo de ellos o tratando de darles largas para que no se conozca la verdad.Sobre la desaparición de los 43, además del tácito reconocimiento de la responsabilidad del Estado; también empiezan ya a correrse citatorios para que declaren los funcionarios involucrados en la vieja investigación fallida del gobierno de Peña Nieto, y amplíen su información.
Lo que se busca es dirigir la mirada a donde hubo omisiones significativas.Luego de conocer la posición del gobierno federal en la investigación, y de que se asume de que en la desaparición forzada de los estudiantes intervinieron agentes del Estado mexicano, existe la esperanza de que los familiares de los estudiantes y el pueblo mexicano conocerá la verdad, sin adjetivos, y en ello el presidente ratificó su compromiso hecho con los familiares de los jóvenes desaparecidos y con el pueblo mexicano: encontrar a los 43 estudiantes.
PUNTO Y RAYA
Del manejo de millones presuntamente malversados, Mario Anguiano le echa la culpa a Pérez Díaz. El ex gobernador Mario Anguiano anda libre pero trae bajo la camisa un amparo para no ser aprendido en el caso de un desfalco de cientos de millones de pesos. Alguien le dio el pitazo y acudió al amparo de la justicia para obtener el dicho documento, pero en sus declaraciones a la prensa sobre el asunto, me llamó la atención su señalamiento de que el dinero por el que se le acusa a él y a otros por la fiscalía general de la República, institución que atrajo una denuncia penal local, no lo señaló a él, sino que al interino ramón Pérez Díaz. Le pasó la factura, pero que se sepa hasta ahora no se sabe de la declaración de este funcionario. No los manejé yo, dice Anguiano, aunque efectivamente él haya solicitado el endeudamiento. ¡Hasta la próxima!