FUERZA DE TAREA

El 10 de noviembre se estableció el Plan de Apoyo a Colima. Y el 19 de enero se reunieron en Ciudad de México los comandantes operativos del Ejército y la Guardia Nacional, para determinar la creación de una fuerza de tarea conjunta que pudiera asistir a cualquier lugar de la república.

Los mandos territoriales en las regiones militares que abarcan aquellos estados donde se han ido elevando los homicidios, integraron las respectivas fuerzas regionales. Y el 12 de febrero, la Fuerza de Tarea regional a la que pertenece Colima desplegó 519 elementos en nuestro estado. Finalmente, el 24, Día de la Bandera, se desplegó en la entidad la Fuerza de Tarea Conjunta México con 950 elementos.

Cuando informó esto el general Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional, en la conferencia de prensa que el presidente López Obrador dio este viernes 25 desde Colima, le habría causado risa saber que los detractores de la 4T especularon en las redes sociales respecto a que ese convoy de casi cien vehículos tenía, como única misión, cuidar al mandatario.

Los soldados no se van a ir con el presidente, como tampoco los infantes de marina ni los guardias nacionales que ya están aquí. Se quedarán para desplegar un operativo de seguridad que López Obrador vendrá a evaluar dentro de tres meses.

El presidente volverá cada trimestre porque Colima es de los estados “donde se requiera de más presencia”, donde es “más necesario”, según contestó AMLO a la reportera que le preguntó si pensaba hacer eso en toda la república.

(El gabinete de seguridad constituye su propio mando conjunto. Ese día coincidieron en Colima los mismos funcionarios que estuvieron visitando la entidad desde inicios de año: la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez; el almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina; el general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López).

OBJETIVO, PACIFICAR

Sandoval no necesitaba reconocer que los casi mil efectivos, que se forman con personal del 55º Batallón de Infantería, un batallón de fuerzas especiales y un batallón de fusileros paracaidistas, tienen un solo objetivo junto a los elementos de la Marina Armada, la policía estatal y las municipales que, entre todos, suman 7,200 uniformados:

Enfrentar el pico de homicidios violentos que ha sembrado el terror entre la población, al grado de afectar las actividades comerciales, laborales, educativas y hasta recreativas de los colimenses. Esto es, hacer patente, visible y perceptible socialmente la tendencia a la baja que reportan las estadísticas en delitos como homicidio doloso vinculado a la delincuencia organizada o secuestro, ya que la nota roja parece desmentir las cifras.

Sandoval dejó entrever que los hechos de sangre no son fortuitos. Y no lo son. De acuerdo a analistas serios del fenómeno delictivo –en eso sí le creo a Héctor de Mauleón, pero más que nada a Ricardo Ravelo–, son consecuencia de la disputa que se está dando en aquellos estados donde ha tenido hegemonía el CJNG.

Por eso, las fuerzas armadas se plantean reforzar la presencia de elementos de seguridad en los límites de Colima con Jalisco y Michoacán, mediante el establecimiento de puestos militares de seguridad y reconocimientos en vías de comunicación, comunidades y áreas limítrofes. Estos patrullajes buscan “evitar que grupos delincuenciales vengan y entren al estado para reforzar a alguno de los que están enfrentándose”.

TRABAJO, NO BALAZOS

¿Cuál es la estrategia para pacificar al estado ante el evidente desafío que supone la escalada de hechos violentos, no obstante la creciente presencia de fuerzas armadas en labores de seguridad?

Tal era el sentido de la pregunta que le hice al presidente en la mañanera, y Andrés Manuel López Obrador la respondió en esencia, con algunas claves.

Dos cosas. “Una, que se atiendan las causas de fondo, que haya bienestar, trabajo, que se atienda a los jóvenes, se les garantice el derecho al trabajo y a la educación. Lo que estamos haciendo. Eso lleva tiempo, pero da resultados, da frutos quitarles a los delincuentes el semillero, que el joven tenga opción, alternativa. Eso se está llevando a cabo y da resultados en todo el país”.

“En algunos lugares tarda más, pero ya lo estamos percibiendo, ya tenemos elementos de que eso está ayudando, porque a nivel nacional, después de tres años, ya hay una disminución en homicidios. Nos costó mucho bajar la incidencia delictiva, sobre todo en el caso de homicidios.

“Se logró alcanzar esta disminución en secuestros, en robos, pero en homicidios tardó. Sin embargo, ya hay una tendencia a la baja y se atribuye, entre otras cosas, a eso, que se están atendiendo las causas. Por eso nos llevó tres años.”

Los homicidios venían creciendo 15, 20 y 30 por ciento al año. En el primer año de López Obrador, “todavía creció alrededor del dos por ciento, ya no igual porque se contuvo, pero de todas maneras. En el segundo año [hubo] una disminución del 0.7 por ciento. Ahora tenemos una reducción que puede ser cuando menos del cinco por ciento en homicidios y con una tendencia a la baja, este enero pasado fue el más bajo en homicidios en cinco años. O sea, son buenos indicadores.”

(Huelga decir que eso es lo que realmente significa: ‘abrazos, no balazos’; frase que la reacción distorsionó para tratar de imponer una narrativa en la que el gobierno de la 4T decidió parar la guerra contra las drogas al llegar supuestamente a contubernios con Sinaloa).

HABÍA PACTO, YA NO

Al explicar el segundo elemento de su estrategia para garantizar la paz, el presidente López Obrador subrayó la importancia, precisamente, de “evitar el contubernio, la asociación delictuosa entre autoridades y delincuencia”.

“Eso también da resultados, pero a veces causa violencia porque, si hay acuerdo, hay pacto con autoridades. Y si de repente ya no hay esos acuerdos, presionan. Agréguenle si se dividen las bandas. No hay que perder de vista que el 80 por ciento de los homicidios a nivel nacional tienen que ver con el crimen organizado.

“Entonces, ¿qué hacer? Seguir atendiendo las causas, bienestar para el pueblo, que no enganchen a los jóvenes, que los jóvenes tengan posibilidad de trabajo, de estudio, no permitir la impunidad, que no haya contubernio, que se defina con mucha claridad la raya, la frontera entre autoridad y delincuencia, y que trabajemos coordinadamente como lo hacemos todos los días, y que no quede ningún estado de la república solo, sin apoyo”, sentenció el presidente.

(En esas líneas se encierra la clave de lo que está pasando en Colima. Hay violencia porque había pacto con las autoridades anteriores y ya no lo hay. Podemos leer esas acciones criminales incluso como un intento de chantajear políticamente a un gobierno que se va estrenando. En ese sentido, el mensaje de López Obrador fue muy claro):

“Que no se piense que Colima es un estado allá muy pequeño y para qué ir a Colima. No, [hay que] estar aquí en Colima y con presencia, y tener elementos suficientes. Como lo comentaba la gobernadora, ya hay alrededor de dos mil elementos de la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina y Guardia Nacional, y vamos a estar aquí constantemente. Y sí ayuda, imagínense. ¿Cuántos policías heredaste? A ver, explica eso”, le pidió a Indira Vizcaíno, quien hizo entonces el recuento de los daños:

LA CASA VACÍA

Indira Vizcaíno recibió en nómina alrededor de 800 elementos. Sin embargo, en tareas operativas sólo había 200. El resto fungía con actividades administrativas, dijo Indira.

(La malicia lleva a preguntarnos cuántos de esos administrativos no serían aviadores o, peor, fantasmas con los cuales justificar los pagos extraordinarios a otros servidores públicos).

Sólo 24 patrullas de la policía estatal funcionaban, subrayó la gobernadora. Por eso, desde el primer día inició un proceso para dotar de patrullas a la policía estatal y las municipales, para recorrer las calles en colonias y comunidades. Se entregaron 157 patrullas, justamente el número que recomiendan los especialistas en proporción al número de habitantes y al número de policías que están dados de alta. Y muchos de estos que estaban haciendo actividades administrativas, se incorporaron a las actividades operativas.

Esta fuerza se complementó con la presencia de 200 elementos de la Secretaría de Marina y, por eso, los equipos en territorio de la Secretaría de Seguridad Pública del estado están conformados por un binomio de policías estatales y un binomio de marinos, explicó Vizcaíno Silva.

En ese contexto de rezagos históricos, el presidente reiteraría a la gobernadora: “No están solos, vamos a estar apoyando en todo lo que podamos”.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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