No cabe duda que hay desesperación en el PRD, que ahora se siente obligado a replantearse a sí mismo con tal de permanecer dentro del catálogo de partidos políticos nacionales y continuar accediendo a las jugosas prerrogativas que eso significa. Hace meses se habló de la liquidación de esa institución y CON SAL Y LIMÓN saludó con gusto que eso sucediera. Y no fue así, pero ahora plantean en vez, un cambio de nombre y la incorporación de nuevos personajes para tratar de revivir un cadáver.
Respecto al cambio de nombre, no cabe duda que los líderes son miopes, pues plantean un futuro muy corto, al 21, y no después de eso. El nombre propuesto, dice mi amigo Adalberto Carvajal en su ESTACIÓN SUFRAGIO, parece más bien el nombre de una afore que de un partido político (y seguramente es a propósito). Los nuevos personajes que integrará, además de la vieja, gastada y, sobre todo, desprestigiada cúpula del PRD, son también, finísimas personas: Gabriel Quadri, Purificación Carpinteyro, José Narro, Beatriz Pagés, Cecilia Soto; de dulce, de chile y de manteca y según sostiene Javier Trejo Dondé en El Universal, detrás de ellos se encuentra Carlos Slim como denominador común y como aglutinante. El que junta estas letras no coincide con el analista Trejo porque supone al ingeniero Slim como una persona suficientemente inteligente como para lanzar un proyecto sin viabilidad alguna.
Estos personajes se ubican en las mentes de los mexicanos como políticos acabados, sin presente y sin ninguna posibilidad de futuro. De más de alguno quedan serias dudas respecto a su honestidad y Quardi, recientemente se vio envuelto en un episodio mediático para quedar exhibido como clasista y racista. Estos personajes, revueltos con los Chuchos (Ortega y Zambrano), Carlos Navarrete, Guadalupe Acosta Naranjo y algunos otros pillos de la misma calaña, terminarán desprestigiando más a quienes se les unen y siendo todavía más desprestigiados por los nuevos añadidos a esa desprestigiada lista.
Triste evolución para un partido que es heredero directo del registro del antiguo Partido Comunista Mexicano, que con otros nombres alcanzó mayoría en dos comicios presidenciales; la primera vez, integrando un frente amplio en 1988 cuando Cuauhtémoc Cárdenas no pudo ser Presidente y la segunda en 2012 cuando Andrés Manuel López Obrador tampoco pudo ser Presidente. En ese período y después de sufrir liderazgos no oficiales como el de Rafael Aguilar Talamentes (quien auténticamente taló mentes), continuó oponiéndose al proyecto de López Obrador y para ello, después de lanzar su iniciativa del Pacto por México, acabó aliándose con el PAN y apoyando a su candidato Ricardo Anaya para que no pudiera ser Presidente de la República. Formó parte de una alianza tan mala e inconveniente que significó un perder, perder para quienes la integraron.
Poco se puede agregar a la historia de ese partido que termina hundido por la deshonestidad de sus liderazgos, por su falta de responsabilidad y por no haber sabido honrar su propio pasado, por traicionar a la historia en muchos sentidos. Por esta vía, sin muchas dudas lo veremos arrastrarse penosamente durante uno o dos procesos electorales más, mientras pierde de manera definitiva su registro. Uno que, en su momento, costó mucha sangre y dificultades para lograrse. La rapacidad político electoral cambia de piel, para que todo siga igual. Cambios de nombre en los que nadie creerá. El desprestigio absoluto permanecerá sin variaciones y sin vaciliaciones.
Ese es el partido que veremos en las boletas del 2021 y muy probablemente le acompañarán otros que no habíamos visto y que sí habíamos visto: Redes Sociales Progresistas como una reedición del extinto Partido Nueva Alianza bajo el liderazgo de Elba Esther Gordillo (o de un bateador designado por élla); el Partido Encuentro Solidario como una versión actualizada del Partido Encuentro Social con Hugo Eric Flores a la cabeza; La Fundación Alternativa que encabeza un connotado mapache ex priísta, César Augusto Santiago, un fiel, que no leal, seguidor de Carlos Madrazo y Libertad y Responsabilidad Democrática, cuyos líderes son los grandiosos Felipe Calderón y Margarita Zavala. La probabilidad de que veamos a las últimas dos formaciones citadas es relativamente baja, pero éstos cuatro son los únicos probables de los 78 solicitantes originales. El botín proyectado para los nuevos que logren estar en las boletas es nada despreciable: 42 millones de pesos para 2020 y 130 millones de pesos para el 2021; además del acceso a los spots de radio y televisión a los cuales tendrán derecho.
Resultará interesante observar hasta donde, Fundación Alternativa logra atraer a algunos de los priístas inconformes con el liderazgo de Amlito, el nuevo líder de ese partido y paralelamente, cuanto tardarán quienes se unan a Futuro 21 en descubrir que, al interior de ese partido, tampoco permitirán la democracia en el que transforman (ya nos dijeron que son un tanto lentos para darse cuenta; es decir, que son medio ingenuos).
El resto de la oferta ya la conocemos: Morena, el Partido del Trabajo, el PAN, el Partido Verde Ecologista de México, el PRI (¿con el mismo nombre?), Convergencia Democrática y por supuesto Futuro 21. Las cartas quedarán sobre la mesa pronto y ya, desde ahora podemos ir arriesgando apuestas. Algunos de los que ahora existen podrán aliarse, los nuevos, todavía no. El palenque electoral ya se anuncia y los gallos (y las gallinas) ya se pican.
Y de ese modo ¿pensarán con seriedad que podrán enfrentar a Morena en el 2021? Y que conste, esta columna no pretende ser humorística; pero ya Marko Cortés saludó a Futuro 21 y le dio la bienvenida.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.